Por Francisco González/ Internacionalista, investigador de Caleidoscopio Humano y Líder emergente del proyecto MonitorDescaVe
(20-02-2024) La justicia social es, sin lugar a dudas, un concepto complejo. En principio, la justicia social busca crear una sociedad donde todas las personas, independientemente de su origen, género, raza, religión u orientación sexual, tengan las mismas oportunidades y derechos.
En ese sentido, es posible afirmar que la justicia social implica la eliminación de las desigualdades y la discriminación; así como la promoción de la inclusión y la participación de todos los miembros de la sociedad.
En países como Venezuela, donde existe un discurso promovido desde el Estado que insiste en vender la idea de que la nación es socialista, sería fácil asumir que la justicia social es un hecho. Sin embargo, la realidad dista mucho de esta teoría.
Para entender ello, es imprescindible comprender que la justicia y la pobreza están relacionadas estrechamente. La pobreza es una de las principales causas de injusticia, y a su vez, la injusticia perpetúa la pobreza. Es un círculo vicioso que afecta a millones de personas en todo el mundo.
Las personas en situación de pobreza tienen un acceso limitado a la educación, la salud, la vivienda, la alimentación y el agua potable. Esto les impide desarrollar todo su potencial y salir de la pobreza. Aunado a ello, las personas en situación de pobreza son, a menudo, discriminadas por su origen, género, raza, religión o etnia.
Esto les limita las oportunidades de empleo, educación y participación social.
De acuerdo con datos de la ENCOVI, para el 2022, 81,5 % de la población venezolana vive bajo condiciones de pobreza. Ello nos lleva a cuestionarnos, ¿cómo puede hablarse de justicia social en un contexto país donde un número superior al 80 % de la sociedad, es pobre?
Lo anterior no implica que no se pueda luchar por la justicia social en Venezuela. Por el contrario, en el contexto de crítica pobreza que vive el país, es necesario promover la justicia social y la dignidad humana para alcanzar el pleno desarrollo de los venezolanos para poder así, exigir y defender los derechos económicos, sociales, culturales, ambientales, políticos y civiles que, cada día, son vulnerados en Venezuela.