Por Francisco González/Caleidoscopio Humano
(04-09-2022) La selva del Darién, también llamada “Tapón del Darién”, es un área de selva tropical, pantanos, y caudalosos ríos que se extiende por cien kilómetros en la frontera entre Colombia y Panamá. El territorio es el hogar de centenas de plantas, miles de especies animales, y pueblos ancestrales panameños y colombianos.
Topográficamente, las características del Darién hacen del territorio una zona de difícil exploración. Historiadores afirman que los colonizadores españoles no pudieron adentrarse en la selva, y que, años después, los escoceses intentaron establecer una colonia allí, y tampoco surtió efecto.
Las crisis político-económicas que golpearon a Colombia y Panamá durante el siglo XX favorecieron el surgimiento de actividades ilícitas en la selva. El Darién pronto se convertiría en el hogar de mafias de contrabando de drogas, trincheras de paramilitares y guerrilleros, y puente para el tráfico humano entre el sur y el norte de América.
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El auge de estas actividades convierte en víctimas a los pueblos indígenas que habitan la selva. Al menos treinta mil personas de las etnias kuna, emberá y wounaan viven allí, y han sido testigos de los crímenes anteriormente mencionados, y de la progresiva destrucción de su hogar producto de la desmedida deforestación.
En los últimos quince años, la deforestación del Darién se ha extendido a tal velocidad que organismos como la UNESCO han manifestado su preocupación al gobierno panameño. Las empresas madereras cuentan con un sangriento historial de enfrentamientos con las comunidades indígenas que, con palos y piedras, han defendido su hogar.
Panamá, cómplice de este crimen que atenta contra los derechos ambientales, ve en la deforestación de la selva una atractiva fuente de ingresos. Los terrenos deforestados suelen ser quemados, para dar lugar a concesiones la industria ganadera. La agricultura panameña se expande hacia el sur, generando desplazamientos forzados de los pueblos originarios.
El auge de esta crisis se da cuando, hace poco más de una década, el gobierno chino publicó una lista de maderas de lujo, que sus empresas madereras requieren para la elaboración de diversos productos. Una de las 33 maderas listadas abunda en el Darién.
Este tipo de madera, llamada Dalbergia retusa, o “cocobolo”, se vende en territorio panameño por un valor aproximado de cuatro mil dólares por metro cúbico. En el mercado chino, el precio ronda los dieciséis mil dólares.
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Organizaciones ambientalistas de la sociedad civil han documentado que entre 85% y 90% de la madera de cocobolo que se exporta desde Panamá no es legal, o dicho de otra manera, no cumple con los requisitos que el Estado exige para su comercio por tratarse de una especie protegida.
La exportación de esta madera ha sido criticada por sectores de la sociedad civil panameña, por organismos ambientalistas internacionales, e incluso por la Interpol de Panamá, que ha comprobado que su exportación no cumple con los protocolos de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres.
Algunas medidas tomadas por Panamá, a través del Ministerio de Ambiente, consisten en la elaboración de protocolos para la aprehensión de delincuentes. Quienes se dediquen a talar especies protegidas, serán castigados con cárcel de 1 a 5 años.
Si bien la medida suena efectiva, en la práctica el comercio ilegal de madera ocurre ante la mirada cómplice del gobierno.
A esta tragedia medioambiental, a la que se suman las actividades ilícitas que se desarrollan en el territorio de la selva, se le debe agregar la crisis migratoria de refugiados que atraviesan el Tapón en su camino hacia el norte.
Los pueblos indígenas de la zona están cada vez más golpeados por esta situación, que los ha convertido en refugiados en su propia tierra. A ellos se unen las 450 especies animales que habitan la zona que continuamente pierden su hábitat, en este proceso que no solo deforesta la tierra, sino contamina las aguas.
Fuentes:
- TVN.
https://www.tvn-2.com/nacionales/provincias/publicar-reserva-darien-sigue-llamas_1_1665565.html
- Mongabay.
- CVC.
- La Estrella.
