Dia del Trabajador

Trabajar en Venezuela: una nueva forma de esclavitud moderna

Un sueldo mínimo estancado en 130 bolívares desde hace más de dos años, la canasta básica que supera los 500 dólares y una inflación que, aunque distante a la de años anteriores, sigue siendo de las más altas del mundo, dejan a los trabajadores venezolanos en total desprotección económica

Emmanuel Rivas/Caleidoscopio Humano

(01-05-2024) Trabajar, recibir una remuneración acorde al desempeño y experiencia que se tenga, hacer mercado, poder cubrir una buena alimentación, pagar los estudios, contratar un seguro médico por cualquier emergencia, planear unas vacaciones en familia…

Todo esto está consagrado en la Constitución de Venezuela; sin embargo, la realidad es muy distinta.

Desde marzo de 2022, el sueldo mínimo oficial es de 130 bolívares, lo que equivale a 3.57 dólares americanos y, una familia de 5 integrantes, requiere, de por lo menos, 554,26 dólares para adquirirla, algo así como 155 sueldos mínimos solo para comer.

Esto, de acuerdo con el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación de Maestros (Cendas-FVM) en su informe correspondiente al mes de marzo.

Sin duda, hay quienes no ganan un sueldo mínimo. Que trabajan en dos, tres o más lugares para generar mayores ingresos e intentar solventar, por lo menos, la comida.

Sin embargo, hay otros que sí dependen del sueldo o la jubilación que les pagan después de trabajar durante toda su vida.

Es el caso de Carmen Molina, quien vive en Mérida. Ella es jubilada del extinto Ministerio de Ambiente y, tras 35 años de servicio, hoy recibe una jubilación de 200 bolívares mensuales ($ 5.49), de los cuales debe restar 32 bolívares que van para la caja de ahorro; por lo que, su sueldo se reduce a 168 Bs.

Carmen suma a este ingreso, los 130 Bs de pensión que recibe por el Instituto Venezolano de Seguros Sociales (IVSS), con lo que lleva su ingreso fijo mensual a 298 Bs equivalentes a 8.18 $.

Se adiciona el llamado Bono de Guerra Económica que, desde enero, es de $ 60 indexados al valor del dólar del Banco Central de Venezuela (BCV).

En total, recibe cada mes 68.18 dólares, pero para comprar la canasta básica alimenticia, requiere ganar, por lo menos, 8 veces más este monto.

“Con esto puedo pagar el condominio, que son entre 15 y 18 dólares y cubrir algunos pasajes para movilizarme dentro de la ciudad; sin embargo, los servicios como CANTV, TV por suscripción, la renta del celular y el grueso del mercado, lo compro con las remesas que me envía mi hijo desde Perú (…) gracias a Dios estoy sana y por ahora no requiero de ningún medicamento, porque si no, el gasto sería muchísimo mayor y ahí no vale bono, ni remesa, sabemos que afuera, la cosa tampoco está muy buena”, dijo la entrevistada.

Carmen no cuenta con un seguro de vida, ni HCM, tampoco con un servicio funerario, ella, al igual que todos los jubilados del país, está desamparada. 

Por su edad, debería consumir una mayor carga de proteínas; además de suplementos vitamínicos y calcio y, aunque está consciente de eso, sabe que, en este momento, no puede acceder a ellos por su alto costo.

Las personas mayores y jubiladas, llevan la peor parte en medio de la crisis económica del país.

¿Qué pasa con los trabajadores activos?

Su situación no es muy diferente a la de los jubilados.

Francis Barrios trabaja como docente cumpliendo un horario de 40 horas semanales dentro de la institución en la que labora, además de esto, destaca que trabaja muchas horas más, pues, en casa, debe corregir, investigar, programar y preparar las clases que impartirá en la siguiente jornada.

Su sueldo ronda los 400 bolívares mensuales ($ 10.98), “a veces 10 bolívares más o 20 bolívares menos, pero no pasa de ahí”, señaló.

A esto Francis le suma 40 dólares por bono de alimentación y $60 del Bono de Guerra Económica; es decir, el ingreso por su dedicación, casi que exclusiva a la formación de sus estudiantes, es de 110.98 $ aproximadamente.

“Hay que dejar claro que los bonos no tienen ningún tipo de incidencia en nuestros beneficios contractuales, por lo cual, no entran en lo que se denomina como ingreso mínimo oficial”, señala.

Barrios destaca que le resulta muy complejo llegar a fin de mes con ese salario, “si haces mercado, no puedes pagar servicios, si pagas servicios, se descompleta lo del mercado, y si logras hacer mercado y pagar servicios, no puedes acceder a comprarte un par de zapatos o alguna otra prenda de vestir (…) esta es mi realidad, y sé que es la realidad de mis colegas docentes, de los médicos, del personal de enfermería y de los demás gremios que, en medio de la crisis, seguimos trabajando en Venezuela”.

¿Qué queda para los jóvenes?

El pasado 17 de abril, Caleidoscopio Humano presentó su informe de inflación 2023. A través de un conversatorio virtual, se hizo referencia a cómo la crisis económica está dejando sin oportunidades a los jóvenes venezolanos.

El encuentro contó con la participación de Showny Azar, socióloga y directora del Observatorio de Juventudes Venezuela.

Azar fue enfática al señalar que las juventudes venezolanas también requieren de políticas públicas para poder desarrollarse en el país; pero que, por el contrario, han sido dejadas a un lado.

“Vivimos en un Estado adulto céntrico, que no tiene una política que incluya verdaderamente a las juventudes, no tienen una perspectiva juvenil”, aseguró, agregando que uno de los datos más alarmantes del informe de inflación –presentado por Caleidoscopio Humano-, es el que se vincula con actividades de esparcimiento y recreación.

“En la etapa juvenil es donde se genera identidad, y que el esparcimiento esté tan costoso, tiene a jóvenes totalmente aislados (…) muchos tienen que dedicar sus ingresos económicos a contribuir en su hogar o cubrir sus propios gastos, pero no pueden cubrir sus necesidades de ocio o esparcimiento”, alertó.

De acuerdo con la especialista, muchos jóvenes venezolanos no están siendo productivos, “pero no por su culpa, sino por culpa del mismo sistema que los excluye y aleja de los espacios que deberían cubrir (…) cómo le preguntas a un joven cómo se ve en 10 años, cuando ni siquiera podemos saber cómo nos vemos de aquí al fin de semana”, apuntó.

En Venezuela, los jóvenes ven mermadas sus oportunidades de crecimiento tanto académico como profesional y laboral.

Empresas extranjeras, ¿Salvadoras?

En medio de este panorama económico incierto, las empresas extranjeras se han convertido en una suerte de salvavidas para muchos venezolanos quienes, ven en ellas, la oportunidad de generar ingresos extra sin la necesidad de migrar.

Pero, ¿son realmente las empresas extranjeras una salvación o estamos siendo víctimas de una nueva forma de explotación?

Carlos Albornoz trabaja para una agencia de marketing en España. Su trabajo consiste en preparar todo el contenido que luego se publicará en redes sociales, de acuerdo con la carga laboral mensual, su sueldo varía entre los $260 hasta los 400 dólares.

Si se compara con el sueldo mínimo de Venezuela, es una muy buena remuneración que, incluso, está por encima del promedio del sector privado que, de acuerdo con el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), durante el primer trimestre de 2024, se ubicó en 225 dólares.

Ahora bien, el sueldo mínimo en España está en 1134 euros (1216 dólares); es decir, con un solo sueldo mínimo de España, pagan el trabajo que Carlos realiza por, al menos, tres o cuatro meses.

Estas empresas extranjeras han encontrado en Venezuela mano de obra profesional y calificada, a muy bajo precio. Claro, hay excepciones.

Sin duda representan una alternativa de empleo y, aunque el ingreso es más alto que el que se pudiera conseguir trabajando para el sector público o privado en Venezuela, a Carlos todavía se le dificulta comprar la canasta básica de alimentos.

“Aunque te da cierta tranquilidad saber que ganas un poquito más que el promedio del venezolano, igual sigue siendo difícil cubrir todo lo que demanda una economía inflacionaria, incluso, si ganas en divisas”, destaca.

Este 1 de mayo se conmemora el Día Internacional del Trabajador, una fecha donde se esperaba con ansias el anuncio presidencial del aumento salarial que, de acuerdo con la ley, debe ser anual y conforme al costo de la canasta básica.

Desde marzo 2022, los trabajadores no solo han visto un estancamiento del sueldo mínimo oficial y, por tanto, de sus beneficios contractuales, también son víctimas de la devaluación constante, la inflación galopante y de la falta de voluntad política por garantizar sus derechos económicos, sociales, culturales y ambientales (DESCA) de los millones de venezolanos que viven con la esperanza de -por fin- tener una vida digna.

 

 

 

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