Justicia social

Sin oportunidades no hay justicia social

Por Nataly Carvajal/Caleidoscopio Humano

(20-02-2023) La justicia social hace referencia a promover los bienes y servicios en una sociedad de forma equitativa para todos los ciudadanos y sin ningún tipo de exclusión, de allí la importancia de reconocer nuestros derechos y hacerlos valer.

Por tanto, la justicia social se fundamenta en la igualdad de oportunidades y derechos, para que todas las personas puedan desarrollar al máximo sus capacidades.

En concordancia con ello, deben ser respetados los derechos fundamentales porque son los garantes del equilibrio, de no ser así, las desigualdades aumentan y se profundizan las brechas sociales, trayendo consigo injusticias y el deterioro en las condiciones de vida. 

Son las desigualdades las que imperan y profundizan las brechas sociales, que traen consigo injusticias y deterioro en las condiciones de vida digna.

Es importante destacar que las inequidades pueden presentarse, tanto en países desarrollados como en aquellos en vías de desarrollo, sin importar el país en el que se esté. Sin embargo, lo que sí es verdad es que la injusticia sí puede ser evitada, porque las decisiones de negar o promover la justicia social son tomadas por las personas desde lo individual hasta lo global.

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Uno de los factores que socava la justicia social es la discriminación, entendida como el trato diferenciado y perjudicial que se hace hacia una persona, ya sea por motivos de raza, sexo, religión e ideologías, entre otras; este tipo de acción es nociva porque perpetúa desigualdades e imposibilita de oportunidades a millones de personas con base en los prejuicios.

Lema 2023: Superar barreras y desbloquear oportunidades para la justicia social 

Para este 2023, los Estados miembros de las Naciones Unidas, en conmemoración de su 75° aniversario, asumieron el compromiso en el fortalecimiento de una gobernanza global por el bienestar de las generaciones presentes y futuras, dando paso a la solidaridad mundial mediante vínculos que permitan restablecer la confianza de los ciudadanos hacia los gobiernos.

En consecuencia, surge el lema superar barreras y desbloquear oportunidades para la justicia social, momento oportuno para propiciar diálogos con diversos sectores dentro de las sociedades porque los conflictos, el debilitamiento del aparato institucional y la mala gobernanza, han aumentado las desigualdades y también profundizado las injusticias.

¿Venezuela está brindando justicia social a sus habitantes?

La justicia social también se vincula con los derechos laborales, como canal en la garantía de equidad a través del empleo, si esto se compara con las actuales condiciones laborales en Venezuela, allí el Estado tiene una deuda con los millones de trabajadores, en especial con los del sector público, cuyos salarios han sido pulverizados, producto de la recesión e hiperinflación económica.

El país ocupa el último lugar en la región con el sueldo mínimo más bajo, privando a millones de acceder a bienes y servicios de calidad. De acuerdo con la Encuesta de Condiciones de Vida (ENCOVI), en Venezuela aumentó la brecha de ingresos que separa a los más pobres de los más ricos, por lo que 8 de cada 10 venezolanos no tienen el dinero suficiente para acceder a la canasta básica familiar.

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Las actuales protestas de docentes, y a las que se han sumado otros gremios del sector público, son una clara muestra de las dificultades que presentan los trabajadores venezolanos para gozar de un sueldo suficiente, que les permita satisfacer sus necesidades básicas y les brinde condiciones de bienestar. 

Al mismo tiempo, muchos niños, niñas y jóvenes ven coartadas las oportunidades. Por esta razón y, como señaló la ENCOVI, sigue disminuyendo el número de estudiantes que asisten a clases. 

Con un millón y medio de niños fuera de la cobertura educativa, esto se traduce en una limitante para que todos los jóvenes y niños venezolanos puedan demostrar sus capacidades y habilidades, esas que les garantizarán una mejor vida.

De igual forma, la mala alimentación que están recibiendo los niños del país. Han aumentado los niveles de desnutrición de manera alarmante, trayendo consigo problemas de desarrollo físico y cognitivo, además, de representar problemas a futuro en el capital humano de la sociedad.

Asimismo, la Encuesta Nacional sobre Juventud (ENJUVE), en el informe presentado durante el 2022, encendió las alarmas sobre el futuro del país. 

De acuerdo con los resultados obtenidos, son pocos los jóvenes productivos en el país, esto se debe a que viven un proceso de doble exclusión, con grandes desafíos para esta población. Es decir, cuatro de cada 10 jóvenes no estudian, ni trabajan, situación que se debe al difícil contexto social, político y económico que se vive en Venezuela.

Por otro lado, las personas de la comunidad LGTBIQ+ también se enfrentan a grandes desafíos, pues, están expuestos a mayores vulnerabilidades, producto de la discriminación, estigmatización, negación y no reconocimiento de sus derechos. 

Un ejemplo de ello, son las personas trans y el irrespeto a su derecho a la identidad de género, situación que les cierra oportunidades de acceso a salud, educación y trabajo, entre otras; limitando su potencial y sus capacidades.

Las personas mayores en Venezuela tampoco tienen oportunidades y son impactadas de forma diferenciada en la Emergencia Humanitaria Compleja. 

Uno de los tantos problemas que tiene este grupo etario es el bajo nivel de ingresos, por concepto de pensión o jubilación, y la imposibilidad de acceder de forma oportuna a medicamentos, servicios de salud y alimentos que cumplan con los requerimientos nutricionales.

En este sentido, las limitaciones de oportunidades han obligado a migrar a los venezolanos. De acuerdo con la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), para el 2022 la cifra de personas refugiadas y migrantes venezolanos superó los 7,13 millones, de los cuales, más de 1 millón han sido solicitantes de asilo.

¿El Estado venezolano promueve el diálogo como objetivo para consolidar la justicia social?

Conviene señalar que, los diálogos que se deben promover entre los Estados y distintos sectores de las sociedades, forman parte de la agenda común como vía necesaria para implementar una buena gobernanza en el mundo, principio vital para la construcción de la justicia social. 

En el caso venezolano, se está criminalizando el rol y trabajo que tienen las Organizaciones no Gubernamentales (ONG) en la construcción de sociedades justas e inclusivas donde prevalezca la paz.

Las ONG son indispensables en cualquier país, como parte de la sociedad civil, porque se involucran de manera activa en el trabajo de las comunidades más vulnerables, y son un eje fundamental para promover pensamiento crítico, con la sensibilización y educación de temas como: pobreza, desigualdad, injusticias, crisis humanitarias y obstáculos que impiden a las personas ejercer sus derechos.

Su labor permite visibilizar, ante los Estados, las distintas vulneraciones a la vida de las personas, para que estos tomen en cuenta esas realidades y construyan una agenda con políticas públicas reales, desde la equidad e inclusión que garanticen justicia social para todos dentro de la sociedad. 

El Estado venezolano debe promover oportunidades, sin ningún tipo de distinción, con la garantía de los derechos fundamentales y dando prioridad al acceso de bienes y servicios para el disfrute y desarrollo pleno de todos los habitantes, sobre todo, con políticas públicas que estén ajustadas a la realidad que vive el país, porque Venezuela no se ha arreglado, sus brechas de desigualdad se siguen profundizando y afectando de forma significativa a la gran mayoría de la población. 

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