En entrevista con Crónica.Uno, Mercedes Muñoz, presidenta de la Asociación Venezolana para una Educación Sexual Alternativa (Avesa), hizo un llamado a “normalizar” los temas que giran en torno a la educación sexual y llamar a “cada cosa por su nombre”
(16-04-2024) Leyes, manuales de orientación pedagógica para educadores, guías para estudiantes, así como campañas por parte del Ministerio de Educación en alianza del Fondo de Población de Naciones Unidas (Unfpa) han buscado la forma de incluir la Educación Integral de la Sexualidad (EIS) en Venezuela. Pero, ¿se cumple?
Mercedes Muñoz, presidenta de la Asociación Venezolana para una Educación Sexual Alternativa (Avesa), la cual tiene 40 años de labor en el país afirmó que, pese a existir leyes que buscan su implementación, hacen falta políticas públicas para hacerlas cumplir. Una de ellas, es enseñar la EIS desde las primeras etapas del sistema educativo.
A su juicio, la información a la sociedad en estos temas es clave para la prevención y educación de la comunidad en cuanto a temas asociados a la EIS.
En este sentido, recordó que en 2023, el Ministerio Público registró 7.165 casos por el delito de abuso sexual infantil.
“Se calcula que por cada persona que denuncia, hay 10 que no lo hacen, por lo que acá debemos hacer una aproximación de 70.000 casos de abuso al año”, enfatizó la docente.
— ¿Realmente existe la EIS en Venezuela?
— Estas cosas en las leyes no están nombradas de una manera específica, pero en Venezuela se tienen artículos, como el 50 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño, Niña y Adolescente (Lopnna) que consagra el derecho de estar informado, es decir, a la educación sexual integral, que es la educación orientada a la prevención. La educación sexual moralista aspira a que la manera de evitar embarazos adolescentes sea no informarlos sobre sexualidad, relaciones sexuales y anticoncepción, por lo que, aunque ahí no esté escrito, está descrito.
También en artículos como el 76 de la Constitución, en el que todas las ciudadanas tiene derecho a tener servicios de planificación familiar y derecho de decidir el número de hijos y espaciamiento entre ellos. Para eso el Estado debe garantizar servicios de atención e información adecuada. También en la norma oficial de salud sexual y reproductiva del Ministerio de Salud hay una descripción amplia y completa sobre esos temas. O sea que sí está en el marco legal.
— Está en las leyes pero ¿se aplica?
—No. Como muchas cosas en nuestro país, están en las leyes, pero la brecha entre la ley y lo que ocurre en la realidad es enorme. Es distinto si vas a hablar de defensa y promoción de los derechos sexuales y reproductivos. Lo que debemos hacer es que las leyes se cumplan. Es muy importante hablar de estos temas para evitar la desinformación, que entre otras cosas, es un tema de ciudadanos. También se deben llevar los contenidos curriculares a todos los niveles, así como las sugerencias, propuestas y modelos de otros países como Noruega, Finlandia, Dinamarca y Suecia, tienen los mejores índices de salud sexual y reproductiva del mundo.
— ¿Se está cumpliendo el impartir la Educación Integral de la Sexualidad en los centros educativos?
—No. Existen diversos proyectos pilotos llevados a cabo por organizaciones como Avesa, Plafam, y el mismo Estado en alianza con el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa). Sin embargo, hacen falta políticas públicas que deben cumplirse. Esos manuales de orientaciones pedagógicas para enseñar Educación Integral de la Sexualidad existen desde hace muchos años, pero todavía no se enseña obligatoriamente en todas las etapas del sistema educativo.
— Existen alianzas entre Ministerio de Educación y Unfpa para llevar la EIS a las escuelas. Inclusive, en la colección bicentenaria se tocan ciertos temas ¿Cree que es suficiente? ¿Qué más hace falta?
—Me parece un material maravilloso, pero no se sabe dónde está, ni a dónde llegó. Por eso es que insisto en tener políticas públicas que se cumplan a largo plazo. Si eso fuese una política pública, todas las escuelas y estudiantes tendrían el material. No debe ser una cosa espasmódica, discrecional. Nos cuesta mucho ver eso cuando se trata de temas de sexualidad. A diferencia de otros temas. Por ejemplo, si en una zona rural están en contra de la vacunación, no se suspende la jornada, se educa a la sociedad.
— ¿Cree que el contenido de los libros es acorde con temas relacionados con la EIS?
—Sí, me parecen completos en cuanto al contenido. También puede complementarse con material que hay en las redes, material maravilloso de otros países que, así como se consigue pornografía, consigues estos materiales.
— Hay escuelas que han propuesto la enseñanza de la Educación Integral de la Sexualidad y sus padres muestran desacuerdo por desconocimiento ¿Qué les diría sobre el tema? ¿Cómo les explicaría qué es la EIS?
—Te puedo decir que desde mi experiencia en Avesa, jamás he recibido representantes con quejas o negación en cuanto a enseñar temas que formen parte de la educación integral de la sexualidad. Los padres y representantes de ahora se enfrentan a las plataformas de streaming como Netflix, en las que se muestran temas de aborto, violencia sexual y LGTBIQ+, que se visibilizan de forma explícita y a los que tienen acceso a cualquier edad. En cuanto a los estudiantes, siempre tienen interés en aprender sobre estos temas tan naturales. La experiencia dice que cuando los jóvenes y personas adultas se educan, toman las mejores decisiones. La negación por parte de algunos representantes se debe a las campañas por parte de grupos religiosos extremistas que promueven campañas de desinformación que muestran una idea equivocada de lo que es realmente la EIS.
— ¿Desde qué edad debería hablarse?
—Desde muy temprana edad, con cosas muy sencillas. Eso es como con el aparato digestivo, que según se avanza de grado, nos van enseñando cosas más complejas. De esa misma manera ocurre con los temas de educación sexual. Luego hay otras cosas de interacción social, juegos de roles y así. Por ejemplo, se puede hacer un juego de roles en el que los niños hagan un tapiz y las niñas trabajen en mecánica.
La información sobre sexualidad es muy sencilla y lógica. La cultura es tan brava que la vagina es el primer hueco que está debajo de la barriga tan grande que se le pone a la mamá y nosotros preferimos decirle que para que nazca hay que abrir con un cuchillo la barriga para no decirles a los niños y niñas por dónde nacen. Nos olvidamos que esos niños tienen perros y gatos, o viven en el campo donde ven a las vacas y caballos. El tema cultural es tan bravo que teniendo toda esa información lógica en el ADN, no damos con ella. Hay que eliminar eso de la semillita y llamarlo como lo que es: vulva y pene.
— ¿Cuáles son los mayores retos de la EIS para lograr su implementación por completo en Venezuela?
—Hay muchísimos retos porque estamos agravados al debate ideológico y político que hay entre los sectores conservadores, machistas, representados por las religiones, así como la precariedad en la que vivimos. Por otra parte, le puedes decir a un adolescente que utilice métodos anticonceptivos, pero un condón cuesta un dólar, por lo que objetivamente es muy caro. Los retos son muchos y las cifras muy alarmantes: Venezuela es el país con el índice más alto de embarazo adolescente.
— ¿Se enseña EIS en grados superiores? ¿De qué forma?
—Es increíble que sabiendo lo que sabemos, en la universidad no hay ni una materia obligatoria sobre el tema de violencia sexual ni violencia basada en género. Ni en carreras como Derecho, Medicina, Educación, Trabajo Social o Psicología. Por nombrar algunas. Esto debería existir y no ser simples materias optativas, que tampoco hay.
— ¿Existió alguna vez en Venezuela?
—Existió algo llamado puericultura, que al principio solo las mujeres la cursaban. Eso fue en el año 1967. Aquello era puro cambiar pañales, teteros, los niños, de llevar a un bebé querido y algo de la menstruación. Era una educación sexual moralista, pero no integral. Mientras las mujeres veían la materia, los hombres estaban en el receso, jugando, en hora libre. Posteriormente se implementó la patologista, que enseña temas de enfermedades de transición sexual y ese tipo de cosas. Tiene el mismo objetivo de la moralista, que es formar miedo hacia las relaciones sexuales.