Conmemorar esta fecha debería estar marcado por la alegría, pero en un país en crisis, la sonrisa de los niños está condicionada por las fallas en los servicios públicos, la falta de alimentos, el limitado poder adquisitivo, el poco acceso a salud y educación y a la escasez de espacios para la recreación
Emmanuel Rivas/Caleidoscopio Humano
(16-07-2023) Risas, paseos al parque, almuerzo en familia, juegos, diversión, regalos… Estas palabras pudieran definir a la perfección el día del niño en cualquier lugar del mundo. Sin embargo, en Venezuela, este día especial, desde hace años, está marcado por una profunda crisis donde los niños, niñas y adolescentes han tenido que llevar la peor parte.
Aunque todavía hay pequeños que esperan esta fecha con la alegría característica de su edad, la inmensa mayoría de los niños venezolanos están marcados por las heridas que ha dejado la Emergencia Humanitaria Compleja.
La crisis que azota al país afecta, de manera diferenciada, la infancia venezolana, perjudicando todo su proceso de crecimiento, alimentación, educación, salud y entretenimiento.
La escasez y la inflación descontrolada han mermado drásticamente el poder adquisitivo de las familias venezolanas, lo que ha repercutido directamente en la calidad de vida de los niños. Muchos de ellos enfrentan la difícil realidad de la desnutrición y la falta de acceso a una alimentación balanceada.
La desnutrición infantil ha aumentado alarmantemente, afectando, no solo su crecimiento físico, sino también su desarrollo cognitivo y emocional.
Para Susana Raffalli, entrevistada por Analitica.com, en la actualidad, Venezuela está marcada por tres heridas profundas e irreversibles.
La primera -y quizá más profunda-, es la desnutrición crónica y el retardo en el crecimiento de los niños: de 3 a 4 de cada 10 niños tienen retardo en el crecimiento.
“Hipotecamos el capital humano del país”, dijo al medio de comunicación.
Las otras heridas son la migración masiva y la devastación ambiental con la anuencia cómplice del Estado.
Al cierre del 2022, Cáritas denunció que la desnutrición infantil en Venezuela se mantenía cercana al 65 %, es decir, al menos 6 de cada 10 niños, niñas o adolescentes presentaban algún tipo de desnutrición; destacando que, “la situación alimentaria de los niños y niñas menores de 5 años de edad en el país sigue siendo crítica”.
En lo que va de 2023, la situación alimentaria no ha mejorado.
NNA excluidos del sistema educativo
La crisis también ha dejado su marca en el sistema educativo del país.
La falta de recursos y la migración forzada de muchos docentes ha generado la escasez de personal calificado en las escuelas. La educación, que debería ser el pilar para el futuro de los niños, se ha visto seriamente afectada.
Muchos niños enfrentan dificultades para asistir regularmente a clases y acceder a materiales educativos básicos.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI-2022), al menos, 1.5 millones de niños, niñas y adolescentes se quedaron fuera del sistema educativo en el período 2021-2022.
De igual forma, desde MonitorDescaVe, un proyecto que busca visibilizar las vulneraciones a los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales en Venezuela, alertan que la falta de energía eléctrica, agua potable y servicios de saneamiento básico, están afectando el buen funcionamiento de las instituciones educativas y, por ende, la calidad de la educación que se imparte.
“Los NNA estudian en condiciones precarias, lo que les impide recibir una educación de calidad”, señala la iniciativa que reúne a cinco ONG de derechos humanos.
Otro dato que resulta importante destacar es que, de acuerdo con la Asociación Civil Con la Escuela, el 22 % de los estudiantes falta a clases por tener que trabajar para ayudar a sus padres en el sustento del hogar.
Agrega Con la Escuela que las edades de los estudiantes que trabajan está entre los 6 y 17 años, siendo el rango más frecuente entre los 15 y 17 años y que hay mayor presencia de niñas que trabajan: un 41,5 %.
La vulneración al derecho a la educación en Venezuela es una realidad que preocupa y que pone en riesgo el futuro del país y, aunque es un derecho humano fundamental reconocido en la Declaración Universal de Derechos Humanos y en la Constitución de Venezuela, diversos factores han contribuido a que este derecho se vea afectado y vulnerado en la actualidad.
Niños sin acceso a la salud
La calidad de vida de un país se mide por la calidad de su servicio de salud, entre otros derechos. Venezuela se ubica como uno de los países con menor calidad y acceso a la salud.
El sistema sanitario nacional está, de manera literal, en terapia intensiva.
En el caso de los niños, niñas y adolescentes, la escasez de medicamentos y la precariedad en los centros de atención médica los ha dejado sin la atención necesaria.
Y, las enfermedades que antes habían sido controladas ahora representan una amenaza latente para la salud de los más pequeños ante la falta de vacunación.
La falta de servicios de salud adecuados y la carencia de insumos médicos afectan directamente la calidad de vida de los niños y niñas venezolanas.
Una muestra de las deficiencias en el acceso a la salud de niños, niñas y adolescentes es el Hospital JM de Los Ríos, un centro hospitalario fundado en 1937 que llegó a ser una referencia internacional en el cuidado y tratamiento para los NNA, pero que, desde 2017, ha tenido que ver morir a más de 70 pequeños, solo en el área de nefrología.
Sin duda que, el deficiente acceso a la salud de los niños, niñas y adolescentes venezolanos, es el principal motivo por el cual, hoy, no es una fecha para celebrar.
Infancia robada
Los parques, la oportunidad de vacacionar, los planes para disfrutar los días sin clases, todo esto debería ser una fuente de diversión, emoción y alegría para los NNA venezolanos; pero, esto también ha sido afectado.
Muchas familias no pueden permitirse el lujo de brindar momentos de esparcimiento a sus hijos debido a la situación económica y, los espacios recreativos públicos, han sido afectados por la crisis, lo que limita las oportunidades para que los niños puedan disfrutar en pleno de su infancia.
No existen, por parte del Estado, políticas para rehabilitar o construir espacios de recreación y esparcimiento para los más pequeños. Los parques y plazas públicas están en total abandono.
Víctimas de la migración
De acuerdo con la Organización de Naciones Unidas (ONU), a través de la plataforma R4V, hay -al menos- 7.320.225 migrantes y refugiados venezolanos en el mundo.
Muchas familias han abandonado el país en busca de mejores oportunidades, dejando a sus hijos al cuidado de terceras personas, lo que los expone a situaciones de vulnerabilidad.
La crisis ha vulnerado los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales de la infancia venezolana, impactando negativamente su desarrollo integral.
Además, los niños, niñas y adolescentes que logran salir con sus padres, en muchas oportunidades, son víctimas de bullying, acoso, violencia, violencia sexual, explotación y xenofobia, en los países de acogida.
Es importante que, en este Día del Niño, reflexionemos sobre la realidad que enfrentan los niños y niñas dentro y fuera de Venezuela.
Se hace necesario que las autoridades venezolanas asuman la responsabilidad de garantizar el acceso a una alimentación adecuada, a una educación de calidad y a servicios de salud dignos; además de implementar políticas para proteger los derechos de los niños, niñas y adolescentes y promover su bienestar.
Los niños y niñas venezolanos merecen crecer en un ambiente de seguridad, de protección y de oportunidades, donde sus sueños y, sobre todo, sus derechos sean respetados y protegidos, solo así podremos celebrar verdaderamente el Día del Niño en Venezuela.