Derecho de las mujeres

Mi cuerpo y mis derechos, según el vaticano italiano

En Italia, la Ley 194 de 1978 permite esterilizar voluntariamente a hombres y mujeres como ejercicio de la libertad de autodeterminación. Pero, a pesar de no interrumpir sino prevenir el embarazo, la operación queda a criterio del médico

Yeidy San Martín

(07-10-2022) Hace unos años decidí iniciar el proceso para hacerme una ligadura de trompas de forma segura y eficaz, y quiero contar mi historia personal, como una denuncia entre muchas mujeres en el mundo que sufren discriminación de género, prejuicios y señalaciones, tanto de hombres como mujeres , por el hecho de elegir un método anticonceptivo seguro para no correr el riesgo de un embarazo no deseado.

Cuando naces y vives en Latinoamérica piensas que fuera de ahí, sobre todo en Europa y Estados Unidos, las cosas funcionan mejor o al menos más organizadas. Te creas unas falsas expectativas y piensas que seguro tienen un mejor sistema de salud, educación y se respetan los Derechos Humanos, Sexuales y Reproductivos. Pero no, no todo es tan color de rosa como lo pintan.

Mi decisión de no querer tener hijos me ha acompañado desde que tengo uso de razón, y desde adolescente ha sido muy responsable con los diferentes métodos anticonceptivos, aunque no con todos me ha ido bien, por fortuna a mis 34 años nunca he quedado embarazada.

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Recuerdo que hace unos 6 años que vivía en Caracas, Venezuela, pedí un presupuesto en una clínica privada con una ginecóloga de confianza, para hacerme la ligadura. Y ella sin hacerme ni una sola pregunta, ni señalarme por mi edad y menos juzgarme, me dijo el total de la cirugía y listo, y si yo estaba interesada agendábamos la fecha.

Desafortunadamente, no pude concretar la cirugía porque no tenía el dinero en ese momento, estaba iniciando una nueva relación sentimental y pensaba mudarme de país.

Después de llegar a Italia, aprender un poco el idioma y elegir un médico de cabecera, que por fortuna es ginecóloga, fui a pedirle una receta médica para continuar las mismas pastillas anticonceptivas que estaba tomando desde hace unos años, y me llevé la sorpresa cuando me dijo que en italia esas pastillas solo se usan como tratamiento medico especifico y por pocos meses, y su venta es siempre con receta medica. Pero ella, al mismo tiempo quedó bastante asustada cuando le dije que tenía más de 11 años usándolas.

De ahí en adelante, me di cuenta que en Latinoamérica era mucho más accesible comprar ciertos medicamentos en las farmacias, sin necesidad de tanto protocolo.

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Pasé varios meses probando diferentes pastillas anticonceptivas, hasta que por fin mi cuerpo ordenado una de ellas y ahí tomé la decisión de empezar a informarme qué tenía que hacer para ligarme en Italia, país de primer mundo, donde el aborto es legal y cree uno que la gente es mente abierta y más educada con las necesidades del mundo actual.

Oh, sorpresa cuando empecé el calvario de querer hacer algo que en la ley dice que es legal, pero que, en la práctica, un país regido por el Vaticano y la iglesia católica, y donde la mayoría de la población es anciana, ningún médico se quiere hacer responsable de este tipo de intervención, aunque todos los costos sean privados.

Primero fui a mi doctora de cabecera, que, siendo especialista en ginecología, debería tener una respuesta a mi consulta, pero empezó a dar mil vueltas: “Es primera vez que me hacen una pregunta de ese tipo, tú todavía eres muy joven, quizás más adelante cambies de opinión, es una cirugía que no se puede revertir, te recomiendo que vayas a un psicólogo para que evalúe si eres apta para esta cirugía”.

¿Un psicólogo? ¿Solo por no querer tener hijos necesito ayuda psicológica? A esta señora, que la respeta mucho por su profesión, y entiendo que justamente su trabajo es ayudar a las mujeres en todo lo que es el procedimiento para lograr un embarazo. No puede determinar a las demás mujeres, que por una u otra razón no quieren procrear, que necesitan ir al psicólogo y que este se encargue de hacer un análisis de por qué tomamos esa decisión o que tratemos que cambiemos de opinión. Es absurdo.

Intervención psicológica es justamente lo que necesitan las mujeres que dicen: “Quiero ser madre” de forma muy ligera, porque no es lo mismo querer comprarse una muñeca de moda y cuando la usas un tiempo después de la regalas o botas. Un hijo es una responsabilidad para toda la vida y no todas las mujeres nacieron para ser madres.

En fin, pedí la cita con la psicóloga para mayo del 2021. Sin muchos rodeos le expliqué durante una hora, con mi italiano básico, un poco de la historia de mi vida y el por qué no quiero ser madre. Y aunque todo le pareció muy válido y maduro de mi parte, también empezó con los mismos rodeos: “En Italia va a ser muy difícil que consigas quién te haga la ligadura porque aquí nacen muy pocos niños y en lo posible, los médicos tratan que nazcan más, a comparación de la cantidad de viejitos que mueren a diario’.

También me explicó que como es primera vez que alguien va a una consulta con esa petición, no podía hacerme un informe escrito, porque ella como psicóloga no puede determinar qué mujer es idónea o no para ser madre. Agregó que dentro de sus competencias profesionales no puede catalogarme ante un ginecólogo, a que este me tiene que operar porque no estoy capacitada para ser madre.

Y si, aunque no todas las mujeres son adecuadas para ser madres, la sociedad prefiere que nazcan niños a diestra y siniestra sin importarle a ninguno cómo van a crecer y qué tipo de persona será a futuro.

Al finalizar la consulta, me dijo que la dejara pensar e investigar sobre el tema, y ​​que en unos días ella se comunicaría conmigo o me enviaría un mensaje con el informe o los pasos a seguir. Todavía estoy esperando…

Mientras tanto sigo buscando información en internet o con personas conocidas, y supe de una señora de más de 40 años que sin planificarlo quedó embarazada del tercer hijo, con los otros dos ya bastante grandes, y que al parir el bebé pidió una ligadura de trompas y le respondieron que todavía era joven y que podía seguir teniendo hijos.

Estamos en el 2022 y en Italia existen leyes escritas que hacen creer que la mujer puede decidir por su cuerpo, pero no es así, la religión católica todavía influye en todas las decisiones políticas y sociales, porque cuando se solicita el aborto en los primeros meses de gestación pasa lo mismo, primero la mujer tiene que ir a un ginecólogo, este la remite a un psicólogo, este la manda de nuevo al ginecólogo y parece que a propósito dejan que pasen semanas y semanas entre una cita y la otra, para después no practicar el aborto porque superó las semanas permitidas.

Y así son para todo lo que tenga que ver con anticonceptivos y planificación familiar, yo tengo que ir todos los meses a la farmacia con un récipe médico para comprar pastillas anticonceptivas. Y exigen para una ligadura de trompas el permiso de la pareja, señalan que solo se puede hacer si ya tuviste una gran cantidad de hijos o una enfermedad que impida el embarazo, además que tienes que pesarlo bien, porque le puedes arruinar la carrera al médico cuando te arrepientas…

Aún cuando le toco el tema a mi médico de cabecera sigue repitiendo los mismos argumentos, y no sé si sentir tristeza o impotencia, pero que me diga que una pareja que no decida tener un hijo porque viene con malformaciones no es válido, porque ese niño tiene que nacer, porque las leyes protegen más al bebé que a la madre, y si no lo quieren porque viene con enfermedades o defectos que no lo críen, pero él tiene que nacer. Esto es terrible.

Por el momento, entiendo que es más fácil y accesible hacerse la ligadura de trompas en países del tercer mundo. Ya somos muchos, y allá están claros.

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