Isamar Velásquez, de 24 años de edad, es licenciada en Enfermería. Su agresor, un hombre que la acosó durante casi dos años. El acoso u hostigamiento está contemplado como uno de los 21 tipos de violencia dentro de la Ley orgánica sobre el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia
(28-11-2023) “Una cicatriz no me define como mujer ni como ser humano”, dice Isamar cuando se refiere a la marca que tiene en su cara. Hace casi dos años un hombre trató de matarla y en el forcejeo le ocasionó varias heridas en el rostro.
Isamar Scarlet Velásquez aprendió a ver la belleza desde otra perspectiva. Se reconoce como una mujer valiosa. Su experiencia le sirvió para ayudar a otras mujeres, pacientes que llegan al hospital donde trabaja como enfermera.
“Dios me dio una segunda vida, porque ese día yo sentí que ahí me iba a quedar”.
A Isamar la atacó Antonio Javier Girón Maica, un hombre que la acosó durante un año y ocho meses. El 3 de enero de 2021 el hombre le ocasionó cortadas en su rostro y en las manos. El intento de femicidio se tradujo en más de 45 puntos en su mejilla, en la parte interna y externa de los labios y en siete puntos en una mano.
“Los doctores perdieron la cuenta después del punto 45”, recuerda, luego de señalar la parte interna de su boca y las cicatrices en sus manos y mejillas.
Aquel día ella regresaba de su trabajo en un call center ubicado en el centro comercial La Cascada, estado Miranda. Recuerda que se sintió mareada al bajar del autobús, al abrir los ojos tenía al hombre enfrente. También recuerda que estuvo en el piso, trataba de defenderse.
A Girón lo detuvieron 14 días después del intento de femicidio. La Policía del Municipio Baruta lo capturó en Chuao. Durante esos días, Isamar estuvo muy nerviosa, temía que el agresor regresara a su casa a buscarla. Fue condenado a 14 años y ocho meses de prisión.
“No sé dónde está preso, ni quiero saber, pero tengo mucho miedo porque ahorita protegen mucho a los privados de libertad y les dan beneficios. Capaz paga dos años y queda en libertad por algún beneficio”, dice Isamar.
Luego del ataque recibió el apoyo de Claritza Ron, sobreviviente de violencia de género y directora del Instituto para la Mujer del municipio Guaicaipuro en los Altos Mirandinos. Ambas se han apoyado en el proceso de recuperación.
Cuando Isamar estaba herida en el Hospital Victorino Santaella, recuerda que funcionarios policiales se acercaron a verla pero no tomaron la denuncia. Ella regresó en taxi a su casa. Luego, con el apoyo de Claritza, formalizó la denuncia.
Acoso a las mujeres
El 25 de noviembre se conmemoró el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Según las cifras de ONU Mujeres, una de cada tres mujeres ha sido víctima de violencia física o sexual al menos una vez en su vida. Esta estimación no incluye el acoso sexual u otros tipos de violencia, que actualmente son reconocidos en tratados internacionales y legislaciones internas.
El acoso u hostigamiento está contemplado como uno de los 21 tipos de violencia dentro de la Ley orgánica sobre el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia, en el artículo 15 numeral dos.
“Acoso u hostigamiento: Es toda conducta abusiva y especialmente los comportamientos, palabras, actos, gestos, escritos o mensajes electrónicos dirigidos a perseguir, intimidar, chantajear, apremiar, importunar y vigilar a una mujer que pueda atentar contra su estabilidad emocional, dignidad, prestigio, integridad física o psíquica, o que puedan poner en peligro su empleo, promoción, reconocimiento en el lugar de trabajo o fuera de él”.
Isamar acudió al Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) en Los Teques y a la Policía del Municipio Guaicaipuro, cuando percibió que el hombre la acosaba. Le enseñó los mensajes a los funcionarios y les preguntó si podía formular una denuncia. Le dijeron que no.
“Los oficiales me dijeron que no eran pruebas suficientes”, cuenta. Ella desconocía si el acoso era un tipo de violencia y por eso fue a buscar información con las autoridades.
Gabriela Buada, directora de la organización de Caleidoscopio Humano, explicó que pocas veces se denuncia el acoso y que algunos policías no lo perciben como un tipo de violencia por desconocimiento. Además la cultura machista en la sociedad no permite identificar estos casos que ya están normalizados.
“El acoso es muy difícil de identificar para quienes no tienen conocimiento de la violencia ni están deconstruidos y viene por la falta de campañas informativas, de no tratar los temas en los colegios, porque si bien es cierto que la primera educación viene de casa, hay que reforzar esos temas. El desconocimiento es total, tanto en los policías como en la sociedad”.
La joven de 24 años de edad conoció a su agresor en una frutería. A ella se le cayeron las compras y él la ayudó. Después se topaba con él muy a menudo. Para impresionarla, Girón le contaba que era abogado y que tenía mucho dinero.
El hombre consiguió el número telefónico de Isamar. Supo su dirección y un día apareció en su casa. “Ese día le dije que sentía que me acosaba y me respondió que quería ponerse a la orden por si necesitaba algo, porque él era abogado. A los días me escribió unos mensajes, me preguntaba si podíamos tener algo”.
El acoso incrementó. Girón aparecía en el trabajo de Isamar o en la parada de autobuses. Temerosa, le pidió a sus compañeros de trabajo que salieran con ella o cambiaba sus horas de entrada y salida para evitar ver al hombre.
Girón robó fotos de las redes sociales de Isamar y las compartió en las suyas, decía que ella era su esposa. La joven inclusive recibió una llamada de la hija de Girón, donde esta se refirió a ella como la esposa de su papá, pero Isamar le negó todo. No tenía ningún tipo de relación con ese hombre.
“Un día estaba en la parada esperando el autobús y él apareció y me dijo: ‘¿Cómo está señora?’ Yo no le respondí. Luego me dijo: ‘tú me la vas a pagar, yo te voy a matar, porque yo me enamoré de tu belleza y si tu belleza no es mía no es de nadie, y te voy a matar en tu casa’”, dice Isamar sobre el episodio que recuerda con fecha exacta: 19 de noviembre de 2021. Desde entonces no lo vio más hasta el día que intentó matarla.
Nadie creía la versión de la víctima
El proceso de sanación de Isamar tuvo dos episodios muy duros. El primero fue el día que su hija, para entonces con cuatro años, la vio con los puntos. La llamó monstruo y eso le dolió mucho. El segundo fue cuando se metió en redes sociales y leyó todos los comentarios que desconocidos hicieron sobre ella.
El caso de Isamar fue viral, por días su foto con los puntos en la cara fue replicada por varias cuentas; algunos medios de comunicación aseguraron que ella era la expareja del hombre.
“No fue fácil la sanación, yo estaba mal por todo lo que se decía de mí, me decían ‘la sugar’ o ‘la que se chuleó al viejo’. Me sentía mal porque hablaba y no me creían. Yo no era nada de ese señor, no tengo la culpa de que él se haya obsesionado conmigo, yo intenté denunciar”.
Sus hermanos también dudaron. Luego de leer todos los comentarios en las redes conversaron con ella. “Me dijeron: ‘Dinos la verdad, ningún hombre hace eso si tú no le das alas’”. Isamar contó la verdad, sus hermanos, al igual que sus padres, creyeron en ella y la apoyaron.
Actualmente, lidia con algunos comentarios discriminatorios sobre su cicatriz, le dicen desde “malandra de Petare” hasta “chula”. Pero Isamar ha trabajado en ello y trata de que los prejuicios no le afecten.
“Me dicen: ‘¿Tú fuiste la loca que se metió con el viejo?’ Aunque uno no debe vivir del qué dirán cuando te juzgan sin preguntar la verdad duele mucho, hace mucho daño”.
Seguir adelante tras el intento de femicidio
Cuando Isamar fue atacada por Girón ella era Técnico Superior Universitario (TSU) en Enfermería. En su recuperación estudió y sacó la licenciatura. Trabaja en un hospital en los Altos Mirandinos. El intento de femicidio no fue un obstáculo para ella sino un impulso.
Tiene dos hijos, de seis y tres años de edad. No saben la verdad sobre su cicatriz, pero en el debido momento ella se las contará. Teme que cuando crezcan revisen internet y lean lo que escribieron sobre ella en las redes sociales.
Recibe un tratamiento en su rostro con células madre para reconstruir el tejido dañado, de esa forma recuperó la movilidad porque antes no podía hablar bien.
“Gracias a ese proceso la cicatriz no se ve mucho, es como si se me hubiese marcado una sábana en el cachete. Cuando pasó eso estuve más de dos meses comiendo puro líquido con pitillos, porque no podía abrir la boca, no movía la cara”.
Femicidios y acción del Estado
Entre enero y septiembre de 2023, el Observatorio Digital de Femicidios del Centro de Justicia y Paz documentó 202 mujeres víctimas de femicidio en el país. Diversas organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres expresan que el Estado venezolano debe informar oportunamente sobre las cifras de femicidios para implementar políticas públicas adecuadas.
El 31 de julio de 2023, el fiscal Tarek William Saab ofreció un balance sobre la gestión del Ministerio Público e indicó que desde que inició su gestión, en agosto de 2018 hasta julio de este año, se registraron 628 casos de femicidios y 636 en grado de frustración.
“El Ministerio Público no hace un desglose de los femicidios, tampoco de las denuncias recibidas por acoso y eso dice mucho, quiere decir o que no recibieron denuncias o que no han sido procesadas”, explica Buada.
La plataforma Utopix alertó que desde el Estado venezolano no existe ninguna propuesta concreta para enfrentar la violencia de género y la impunidad que, en ocasiones, ampara a los agresores.
En junio de 2023 el Comité de la Convención para la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (Cedaw) mostró su preocupación sobre las deficiencias del Estado para garantizar protección a las mujeres, niñas y adolescentes.
Entre las recomendaciones del organismo internacional se encuentra establecer un sistema de recopilación de datos para el registro periódico de estadísticas sobre la violencia de género, desglosados por forma de violencia y la relación entre el perpetrador y la víctima.
El Comité de Derechos Humanos hizo referencia a la deficiencia del sistema de justicia venezolano y a las altas tasas de impunidad que revictimizan a las mujeres y perpetúa la violencia de género.