Los hermanos de los desaparecidos aún mantienen la esperanza de que José Rafael Sosa, Eduar Chávez Rebolledo y Edwin Chávez Rebolledo sigan vivos. Piden a las autoridades que no se olviden del caso
(17-08-2023) En Choroní algo cambió. Desde hace dos meses la desaparición de tres de sus pescadores se ha vuelto un tema recurrente entre lancheros, pobladores e incluso turistas que preguntan con curiosidad sobre lo ocurrido. “Lo que más se lamenta del caso es que no hay un cierre, un entierro, no se sabe nada”, esboza un lanchero mientras traslada a un grupo de personas hacia una de las playas cristalinas que distingue a la costa de Aragua.
Todos perciben la incertidumbre que rodea la situación. En El Camping, sector ubicado en el pueblo aragüeño, ese sentimiento es aún más intenso. Allí habitan los familiares de los desaparecidos, quienes luego de 60 días sin recibir noticias sobre el paradero siguen a la espera de que un milagro los traiga de regreso a su hogar.
La desaparición
A las 9:00 am del viernes 16 de junio de 2023 José Rafael Sosa, Eduar Chávez Rebolledo y Edwin Chávez Rebolledo salieron en la embarcación La Llovizna a una larga faena de pesca que los tenía que traer de regreso al pueblo de Choroní en horas de la madrugada o la mañana del sábado 17 de junio.
Tal y como acostumbraba, Carlos Alberto Sosa, hermano de José Rafael y dueño de la lancha, llegó al malecón en horas de la mañana para verificar si habían regresado, pero no tuvo suerte, los tres pescadores nunca llegaron. Inmediatamente sus compañeros activaron las alarmas, reportaron la situación a las autoridades competentes y decidieron comenzar la búsqueda.
El primer día salieron entre cinco y seis lanchas. Luego se sumaron lancheros de pueblos cercanos como Cepe, Chuao, Cuyagua y Ocumare. En total unas 40 lanchas apoyaron las primeras semanas. La alerta de búsqueda llegó hasta Curazao.
“Nosotros, los lancheros, duramos siete días buscándolos solos, luego se incorporaron las autoridades (…) Los primeros días yo cubrí los gastos de los aceites, pero yo ya no tenía más plata, y ellos (Alcaldía de Choroní) mandaron a su gente, compraron el aceite, el ministro Loyos (ministro de Pesca) nos dio la gasolina, gastamos más de 50 mil litros de gasolina nada más con las lanchas de los pescadores”, detalla Carlos Sosa en entrevista para El Diario.
El tercer día de búsqueda encontraron lo que, hasta ahora, es el único objeto hallado: una herramienta de pesca conocida como palambre. “Los pescadores intentaron sacar lo que había en el fondo pero al parecer alguien lo cortó y ni se supo que había en el fondo de la línea. Supuestamente el gobierno iba a enviar unos buzos profesionales para ver qué había, si era una lancha o una herramienta, pero eso no pasó”, afirma Eloy Chávez, hermano de dos de los desaparecidos: Eduar y Edwin, en entrevista para El Diario.
Tras semanas de búsqueda sin éxito las operaciones se detuvieron. Las de las autoridades oficiales y también la de los pescadores, quienes se vieron obligados a parar por falta de recursos para mantener sus lanchas. Sin embargo, para los habitantes de Choroní, y especialmente para los familiares de los pescadores desaparecidos, este capítulo no ha terminado.
La incertidumbre
El sábado 17 de junio Eloy Chávez, de 38 años de edad, recibió una noticia trágica mientras trabajaba en Ecuador, donde estaba desde septiembre de 2022. Le notificaron que dos de sus hermanos salieron a pescar en Choroní y no regresaron. Cinco días después Eloy estaba en su pueblo natal para apoyar con la búsqueda de sus familiares.
“Esto fue y ha sido muy doloroso. Es la impotencia de no saber dónde están y qué fue lo que ocurrió (…) Espero que esto en algún momento se aclare y podamos saber qué fue lo qué pasó, por ahora dejo todo en manos de Dios, yo confío en él, es quien decide, él sabe el porqué de las cosas”, dice Chávez desde el mismo malecón en el que aún anhela ver el retorno de sus hermanos.
Eduar Chávez Rebolledo y Edwin Chávez Rebolledo tienen esposas y dos hijos cada uno. Su hermano Eloy comenta que ha sido difícil llevar la situación con sus cuñadas, pues la incertidumbre por no saber qué pasó no ha abandonado su casa desde que ellos desaparecieron.
«A mí me ven muy tranquilo por ahí, caminando, a veces me tomo una cerveza, pero nadie sabe lo que se siente cuando yo entro a mi cuarto y me encierro. Yo siento en mi corazón que ellos están vivos y que en cualquier momento van a llegar, tengo esperanza”, afirma.
La misma esperanza conserva Carlos Sosa, hermano de José Rafael, a quien la situación también le arrebató su sustento de trabajo, pues la embarcación La Llovizna es de su propiedad y para esa jornada de pesca iba con dos motores, el suyo y el de su segunda lancha Otra Llovizna, que ahora permanece en el muelle.
“Hoy es más difícil que los primeros días. Mi mamá se ha sentido un poquito mal, hay días donde me siento igual, uno lo recuerda siempre, yo todos los días andaba con mi hermano, salíamos a pescar y cuando no, igual estábamos juntos, es mi único hermano varón y ahora no sabemos qué pasó”, dice.
José Rafael tiene un hijo de 10 años de edad que por ahora permanece al cuidado de su abuela y su hermano Carlos, quien no pierde la fe de que regrese.
«Yo tengo la esperanza de que ellos estén con vida. Si no es así, que Dios nos dé una señal para nosotros cerrar ese capítulo porque es difícil para nosotros como familia. Cada día que pasa extrañamos más a nuestros hermanos porque ellos son tres, todos son familia porque son pescadores”, afirma Sosa.
Las hipótesis
En las costas venezolanas es usual que los pescadores se pierdan en alta mar mientras están en sus jornadas de trabajo. En la mayoría de los casos se termina dando con su paradero, pero los tres pescadores de Choroní no corrieron con la misma suerte. Al menos no hasta ahora.
Ante la falta de respuestas sobre qué pudo haber ocurrido con José Rafael, Eduar y Edwin, los habitantes del pueblo y los familiares manejan varias hipótesis. Entre ellas que la embarcación se hundió, o que se encontraron con piratas en medio de su travesía y estos, además de robarlos, los secuestraron.
“La única hipótesis que sacamos es que unos piratas se los llevaron, por esa marca que dejaron ellos, amarraron el palambre, pusieron una boyas largas y estaban sujetadas, es como si alguien los hubiera capturado y amarraron el palambre para que eso no se perdiera”, afirma Carlos Sosa.
Por su parte, Eloy Chávez prefiere descartar la opción de que se hayan hundido. Sostiene que de ser así, algún objeto de los que llevaban en la embarcación hubiera flotado en el mar.
“Es difícil que una lancha se haya perdido como ocurrió ¿por qué? Si una lancha se hunde usted puede conseguir cualquier cosa u objeto flotando en el mar. Una de las lanchas que más cosas llevaba era esa, colchón, herramientas, comida, los tanques de la gasolina. Si se hunde al menos hubiera aparecido una gorra, una taza, con lo que se tapa el palambre, pero no se encontró nada. Fue como por arte de magia, agarraron la lancha y la quitaron del mar, no se comprende”, lamenta.
Chávez también cree que los tres pescadores pudieron toparse con “personas equivocadas”. “No es un secreto que más adentro hay tráfico de todo, no sabemos si se toparon con personas equivocadas en el momento equivocado a la hora equivocada, lo que yo sé es que las tres personas eran de bien, eran buenos pescadores, de los mejores”.
En medio de las hipótesis, en lo que sí coinciden ambos es que la búsqueda por parte de las autoridades inició tarde y la falta de rastros se debe precisamente a ello.
«La búsqueda se hizo muy tarde y nosotros no teníamos los equipos necesarios ¿Sabes lo que es esperar seis días para ver a un helicóptero sobrevolar? Aparte salía a las 2:00 pm solo por dos horas”, denuncia Eloy.
Hasta ahora ninguna de las hipótesis que manejan pobladores y familiares han sido corroboradas por las autoridades que estuvieron encargadas de la búsqueda. Sin embargo, no es la primera vez que familiares de desaparecidos hacen estas denuncias sin recibir respuestas.
En junio de 2023 los familiares de 150 desaparecidos desde 2015 en nueve zarpes en las costas venezolanas exigieron a las autoridades “una investigación exhaustiva” y justicia ante estos casos, de los que culpan a “bandas criminales” dedicadas a la trata de personas.
Los familiares están agrupados en el Comité Nacional de Familias Víctimas de las Desapariciones y Trata en las costas de Venezuela. Entre los desaparecidos, hay personas que intentaban migrar a través de las costas y pescadores que salieron a trabajar.
La solidaridad
Desde el día de la desaparición el pueblo entero de Choroní se ha volcado en solidaridad por lo ocurrido. Lanzaron rosas blancas en el mar, encendieron velas e incluso decidieron cancelar la celebración de San Juan Bautista el pasado 24 de junio. Los habitantes del pueblo costero lloran a sus tres pescadores.
«Yo siempre he dicho que Dios es poderoso, jamás había visto a mi pueblo orar tanto por unas personas. Mi pueblo está dolido por lo que sucedió, pero Choroní no ha perdido la fe”, expresa Eloy Chávez.
Otro de los que ha permanecido firme con los familiares y pescadores ha sido el alcalde de Choroní, Rafael Morales, quien ha estado ayudando en toda la búsqueda desde el 17 de junio. Carlos comenta que el funcionario envió comida a las personas que estaban en las jornadas de búsqueda, también repuso repuestos de lanchas que se dañaron en medio de las rutas y ofreció darle otra lancha a él, en compensación por La Llovizna, cuyo destino final aún sigue siendo un misterio.
Pese a que ya han transcurrido dos meses, y la normalidad ha ido regresando, los pescadores decidieron estampar un recordatorio en el muelle de Puerto Colombia para que nadie se olvide de un capítulo que para ellos todavía no tiene final. El mural estampado en un fondo azul reza la frase: “En Choroní faltan tres”.
“Pintamos el mural para que no se olviden que aún faltan (…) Aquí en Choroní siguen faltando tres”, reafirma Carlos Sosa.
La esperanza de un milagro sigue estacionada en El Camping, el hogar de los tres pescadores desaparecidos. “Todos los días le pido a mi Dios que si ellos están vivos los tengan en un lugar tranquilo y en paz, y que pronto regresen, yo tengo la esperanza de que pronto van a volver. Así venga el gobierno y me diga que según investigaciones se determinó que murieron, no, muéstrame el cuerpo y te lo creo, de otra manera, no, para mi siguen ahí, ¿Dónde? Quisiera saberlo ¿Pero quién me da esa respuesta? Tengo que tener mi fe en Dios, en más nadie, yo creo en Dios y solamente él nos dará la respuesta en su debido momento”, expresa Eloy Chávez.
La desaparición de los tres pescadores cambió a Choroní, cuya esencia no es más que la alegría y gentileza de cada uno de sus habitantes, especialmente la de sus pescadores. Hoy faltan tres de ellos. Por eso en el malecón esperan el regreso de La Llovizna y de José Rafael, Eduar y Edwin, quienes, sin saberlo, aquel 16 de junio dejaron incompleto a un pueblo que llora, reza y aún anhela que aparezcan con vida.