Los pacientes y familiares que acuden al Hospital Universitario Dr. Ángel Larralde en Naguanagua no solo deben llevar algunos insumos médicos sino de limpieza y hasta agua para uso personal. El agua llega apenas cada 15 días.
El colapso de los servicios públicos no solamente afecta a gran parte de las comunidades del estado Carabobo, sino a los centros de salud. Esta situación ha sido denunciada también por fundaciones como Fundanica y el Grupo Interdisciplinario para la Emergencia Humanitaria Compleja.
Luego de tres días en el centro de salud, Karla Romero y su esposo Luis Peña finalmente se van. Relataron su experiencia en el hospital y cómo los perjudicaron las fallas internas. “Las instalaciones son pésimas. Mi esposo buscaba agua en la casa y me la traía porque aquí no hay, pero igual los baños están tan colapsados que no bajan”, dijo Romero.
A pesar de esto, calificó la atención del personal como buena, aunque destacó la falta de enfermeras y aseguró que hubo noches en la que no le pasaban el tratamiento a pesar de que estaba sola en la sala. “Ahorita no hay muchos pacientes”.
Luis Peña narró lo difícil que fue no contar con suficiente gasolina y tener que ir al hospital y regresarse a su casa todos los días en la madrugada. “La vía para venir está completamente oscura”.
El joven destacó además la pésima cobertura telefónica en el Hospital Universitario Dr. Ángel Larralde, donde apenas se consigue un poco de señal en el estacionamiento.
Adentro, los familiares deben ocuparse del paciente pero también de la limpieza de los espacios. La madre de un pequeño paciente oncológico acotó que el agua llega una vez cada 15 o 20 días, además limpian y llevan los insumos de limpieza.
Las necesarias donaciones
Una trabajadora del lugar agregó que necesitan guantes y tapabocas con urgencia. “No importa la cantidad, lo poquito que nos den nosotros lo administramos”.
El déficit de enfermeros en este centro hospitalario es de aproximadamente 100 profesionales. El personal comenzó a renunciar poco antes de 2020. En la actualidad hay de 300 a 330 enfermeros divididos en los cuatro turnos: mañana, tarde, noche grupo I y noche grupo II.
Mensualmente renuncian uno o dos profesionales de enfermería y llega también buscando empleo la misma cantidad, pero se mantiene el déficit. Una fuente agregó que no se están presentando personas para optar al trabajo de camareras y camilleros.
En el área de oncología pediátrica ambulatoria solo había tres niños para recibir su quimioterapia el lunes y dos en la Unidad Hemato-Oncológica Doctora Teresa Venegas. Según personal de la Fundación de Ayuda al Niño y Niña con Cáncer del estado Carabobo, Fundanica, los padres prefieren tener a sus hijos en casa porque allí están mejor atendidos.
Virginia Segovia de Bolívar, vocera de esta fundación, dijo que cuando empezaron a ir a la unidad había 12 o 14 niños hospitalizados. “Toda esta pandemia, la crisis, ha ido en detrimento de los recursos y necesidades de nuestros niños”.
Segovia de Bolívar agregó que desde hace cinco años están denunciando las fallas de los servicios de agua y electricidad, falta de desinfectantes, protectores para enfermeras y médicos y también fallas en el servicio de alimentación del área de oncología del Hospital Universitario Dr. Ángel Larralde. “Los pacientes tienen que llevar incluso el agua para tomar, los familiares son los que tienen que limpiar los baños. Incluso hacen el turno de las enfermeras porque estas no asisten. De verdad que día a día la violación de derechos humanos de nuestros niños es lamentable”.
Segovia detalló que Fundanica atiende en la actualidad a 80 infantes. “Hay niños que se han ido del país. La mortalidad ha aumentado de una manera dramática”.
Según datos del Colegio de Enfermería de Carabobo, la Unidad de Cuidados Intensivos cuenta con cuatro camas y tiene más de dos años cerrada.
