Ejercer el periodismo en Venezuela se ha convertido en una actividad de alto riesgo, y más, en el contexto electoral actual. El gobierno se ha convertido en el verdugo de los profesionales de la comunicación quienes, además, ven como -cada día- son menos las oportunidades laborales que se les presentan
(27-06-2024) Al menos 419 medios fueron cerrados en Venezuela después de que, en 2007 y por orden del expresidente Hugo Chávez, saliera del aire Radio Caracas Televisión (RCTV).
Así fue denunciado por Espacio Público, organización que, además, destacó que entre 2012 y mayo de 2024 se registró el 84,73 % (355) de estos cierres.
La radio, el medio de comunicación que mayor presencia tiene en la vida de los ciudadanos, ha sido el más golpeado durante estos años de censura.
Al menos 302 emisoras radiales fueron sacadas del aire por la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel). De igual forma, 87 periódicos dejaron de circular en el país y a 18 televisoras no se les renovó la concesión.
Esto sin contar los canales internacionales que fueron sacados de las parrillas de programación de las operadoras de televisión por cable, o los medios digitales que están bloqueados por los proveedores de internet y que, para poder leerse en territorio venezolano se tiene que hacer uso de una VPN (red privada virtual).
Han sido más de 17 años de censura, donde informar se convirtió en un motivo de encarcelamiento, amenazas y persecución. Los periodistas venezolanos vieron como su espacio de trabajo se redujo y los medios de comunicación independientes quedaron al borde de la extinción.
En Venezuela hay mucho por informar, pero hay pocos canales para hacerlo. Las ventanas informativas se han ido cerrando una a una y los periodistas -muchos- han tenido que dejar su profesión a un lado para reinventarse, emigrar, emprender o incursionar en áreas para las cuales no estudiaron.
Las oportunidades de ejercer el periodismo en Venezuela cada vez son menos. Los pocos medios de comunicación independientes que quedan, en su mayoría digitales, han tenido que disminuir su nómina en más de una oportunidad.
El gobierno no solo se ha encargado de ocultar los datos oficiales sobre educación, salud, economía, trabajo infantil o de lo que ocurre en el Arco Minero del Orinoco, también se encargó de eliminar los medios de comunicación y silenciar a miles de periodistas.
En pleno contexto electoral, varios periodistas han sido privados de libertad.
Carlos Julio Rojas es uno de ellos. Además de ser comunicador, es activista y defensor de derechos humanos. Rojas fue detenido el 15 de abril, señalado de estar vinculado a un presunto intento de magnicidio en contra de Nicolás Maduro.
El gobierno encarceló la voz de Carlos Julio, y con ella, la de cientos de venezolanos que viven en zonas vulnerables donde el periodista hacía activismo.
A mediados de junio, dos periodistas más fueron privados de su libertad. Luis López, que tenía un programa de radio y una cuenta llamada El Pitazo de Vargas, fue detenido en el estado La Guaira; mientras que, Gabriel González, periodista del equipo de comunicaciones del partido político Vente Venezuela fue detenido el 17 de junio, cuando salía de la sede del partido. Fue trasladado a El Helicoide.
Le acusan de asociación para delinquir e incitación al odio. No le permitieron tener defensa pública.
Hoy se conmemora el Día del Periodista en Venezuela. Una fecha que, en teoría, debería representar el orgullo de ser uno de los pilares fundamentales de la democracia; sin embargo, en Venezuela, el ser periodista se ha convertido en una suerte de «deporte extremo».
No podemos olvidar a quienes han sido silenciados, a quienes por informar han sido señalados, hostigados y perseguidos.
Tampoco olvidemos a quienes, a pesar de los riesgos y el miedo que puede representar ser periodista en un contexto como el venezolano, deciden, apegados a sus principios, seguir siendo la voz de los más vulnerables.