Francisco González/Internacionalista/Líder emergente de MonitorDescaVe e Investigador de Caleidoscopio Humano
(25-02-2025) Desde mediados de la década pasada, Venezuela ha experimentado un éxodo migratorio, producto de la profunda crisis que vive el país.
Para entender el impacto de la crisis, es indispensable saber que un importante porcentaje de la población venezolana es descendiente de migrantes. Colombianos, haitianos, españoles, portugueses e italianos vinieron masivamente a establecerse en el país y, hoy por hoy, muchos de sus hijos y nietos viven aún en Venezuela.
El país que ha recibido mayor cantidad de migrantes venezolanos ha sido Colombia —casi 3 millones de venezolanos viven hoy en el país cafetero— y, por dicha razón, este es el país donde se han evidenciado más episodios de violencia.
La migración venezolana hacia Colombia ha sido un fenómeno complejo y multifacético, marcado por desafíos significativos, entre los cuales la xenofobia ha emergido como una preocupación central.
La llegada masiva de venezolanos, impulsada por la crisis económica, política y social en su país, ha generado tensiones en algunas comunidades colombianas, donde los prejuicios y la discriminación han encontrado terreno fértil.
Uno de los principales factores que alimentan la xenofobia es la percepción de que los migrantes venezolanos representan una carga para los recursos y servicios públicos. Esta percepción se ve exacerbada por la competencia en el mercado laboral, donde algunos colombianos sienten que sus oportunidades se ven amenazadas. Además, la presión sobre los servicios de salud y educación, ya de por sí limitados, ha generado resentimiento en ciertos sectores de la población.
Los medios de comunicación también juegan un papel importante en la construcción de la imagen del migrante venezolano. En ocasiones, la cobertura mediática se centra en incidentes aislados de delincuencia o problemas sociales, lo que contribuye a estereotipar a toda la comunidad migrante. Esta representación negativa refuerza los prejuicios existentes y alimenta la discriminación.
La xenofobia se manifiesta de diversas formas en la vida cotidiana de los migrantes venezolanos. Desde comentarios despectivos y miradas de desaprobación hasta la discriminación en el acceso a vivienda, empleo y servicios básicos.
En algunos casos, la discriminación puede escalar a agresiones verbales o físicas, lo que genera un clima de inseguridad y temor.
En 2024, Caleidoscopio Humano documentó 47 femicidios de venezolanas en el exterior. De esa cifra, 22 casos ocurrieron en Colombia. Es decir, el 46 % de los femicidios de venezolanas en el exterior tuvieron lugar en el vecino país.
Las consecuencias de la xenofobia son profundas y multifacéticas. Los migrantes venezolanos sufren un impacto negativo en su bienestar emocional y psicológico, lo que dificulta su proceso de integración en la sociedad colombiana. La discriminación también limita sus oportunidades de desarrollo económico y social, lo que perpetúa su situación de vulnerabilidad.
La lucha contra la xenofobia requiere un esfuerzo conjunto de toda la sociedad, incluyendo el gobierno, los medios de comunicación, las organizaciones no gubernamentales y la ciudadanía en general.