Desde el 22 de diciembre no hay medicamentos para las personas con cáncer en el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS). De acuerdo con las leyes venezolanas, es responsabilidad del Estado proveer de medicamentos de alto costo
(06-02-2025) En cualquier país del mundo, recibir el diagnóstico del cáncer no es nada fácil; sin embargo, los sistemas de salud, en la mayoría de ellos, acompañan todo el proceso del tratamiento y lucha contra la enfermedad.
En Venezuela, la realidad es muy distinta. Las personas diagnosticadas con cáncer inician una lucha, primero contra la enfermedad y después contra la escasez o el alto costo de de medicamentos.
El cáncer constituye la segunda causa de muerte según el Anuario de Mortalidad 2016, después de las enfermedades cardiovasculares y, de acuerdo con la Sociedad Anticancerosa de Venezuela, pasó de 197,37 nuevos casos por cada 100.000 habitantes en el año 2020 a 245,26/100.000 para el año 2024.
En el caso del cáncer de seno, cada día fallecen 10 pacientes y se diagnostican 25 nuevos casos, asegura también la organización. Esta sigue siendo la principal causa de muerte oncológica en las mujeres, seguida por el cáncer pulmonar y el de cuello uterino.
¿Cuál es la situación en Venezuela?
El cáncer es una enfermedad que se puede superar siempre y cuando se tenga un diagnóstico temprano; sin embargo, en Venezuela, muchos hospitales públicos no cuentan con equipos para realizar los estudios de imágenes que permitan la detección temprana de tumores cancerígenos.
Tampoco disponen de insumos para realizar biopsias, lo que disminuye las probabilidades de iniciar un tratamiento a tiempo para curar la enfermedad.
Muchos pacientes se ven obligados a acudir a clínicas privadas para recibir su tratamiento de quimioterapia, radioterapia o la atención médica que -ante la falta de insumos y desabastecimiento- en los hospitales públicos no encuentran.
El gobierno debe garantizar el tratamiento contra el cáncer
De acuerdo con las leyes venezolanas, el Estado deberá garantizar los medicamentos de alto costo para enfermedades como el cáncer (tumores sólidos y hematológicos), esclerosis múltiple, hepatitis virales, artritis reumatoidea, enfermedades hematológicas, osteoporosis, esquizofrenia, síndrome bipolar, enfermedades de depósito lisosomal (Gaucher, Fabry, Pompe, Hurler, Hunter), hipertensión pulmonar, déficit de hormona de crecimiento, distonías, blefaroespasmos, trasplante e insuficiencia renal crónica o terminal.
A pesar de estar en la legislación nacional, esto no se cumple.
En los últimos años, la entrega de medicamentos de alto costo a través del Instituto Venezolano de Seguros Sociales (IVSS) se hace de manera irregular y las personas pueden pasar meses sin recibir las medicinas que su condición médica requiere. Por el contrario, destaca la falta de humanidad de quienes están al frente de los organismos encargados de garantizar y entregar estos medicamentos.
Es el caso de María*, quien, desde hace tres años, es paciente oncológica y asegura que reciben malos tratos por parte de los funcionarios del IVSS, «quienes, aún sabiendo que no tienen los medicamentos, nos hacen ir una o dos veces a la semana para siempre darnos la misma respuesta: No hay. He visto como personas se vomitan o se desmayan en las filas porque están en pleno tratamiento y los hacen ir hasta el IVSS. Uno les dice que atiendan primero a esas personas que se sienten mal, lo regañan y terminan diciendo ‘no, porque si atendemos a uno, todos empiezan a sentirse mal’«.
En noviembre de 2024, después de dos años, María recibió los medicamentos para tratar su enfermedad. El pasado 5 de febrero acudió nuevamente al IVSS a retirar su tratamiento, y le informaron que ya no estaba disponible. Tampoco tienen las ampollas de glóbulos rojos que requiere.
«Hoy tuvimos que hacer el esfuerzo para comprar las medicinas. Solo las pastillas de Lenalidomida de 30 cápsulas tienen un costo de 370 dólares. Una caja me dura para dos meses; pero si sumamos las ampollas de glóbulos blancos ($13) y la Eritropoyetina, que son glóbulos rojos y que, dependiendo de cómo salgan los exámenes de sangre, debo ponérmela semanalmente, que tiene un costo de $30, debo disponer de, al menos, 300 dólares solo para medicinas. A esto tengo que sumar los exámenes de sangre», asegura.
En cuanto a la disponibilidad de medicamentos en las farmacias, señala que «la Lenalidomida me costó conseguirla; duré bastante tiempo buscándola en farmacias, por internet; hasta que un día conseguí una farmacia online que tiene sede en varios países y pues me arriesgué; porque también es un riesgo confiar en alguien que te vende por internet, especialmente medicamentos tan costosos».
Recuerda que en varias oportunidades su familia compraba las medicinas en la India. «Nos salía más barata, pero llegó un momento en que los envíos aumentaron muchísimo y al final salía casi igual que comprarlas aquí y era menos protocolo».
Al consultarle a María* sobre cómo hace para poder cubrir estos gastos, tomando en cuenta que es una persona mayor con una pensión de 130 bolívares mensuales (2.21 dólares) y sin mayores ingresos económicos; después de un respiro profundo señala que «entre toda la familia reunimos de poquito en poquito hasta completar. A veces pedimos prestado un poco y cuando lo tenemos, lo pagamos. Como la mayoría de los venezolanos, tenemos familiares afuera que, cuando pueden, también nos ayudan con los gastos. Sobre todo cuando toca pagar la tomografía y las pastillas de Lenalidomida».
La realidad que vive María es la de miles de personas en Venezuela, quienes a la preocupación propia de la enfermedad deben sumarle la angustia de no saber si encontrarán sus medicamentos o no, si podrán comprarlos o si el poco dinero que perciben alcanzará para todo lo que requieren, incluyendo alimentación y servicios básicos. El Estado, una vez más, mira indiferente hacia otro lado.