(15-11-2024) La precaria situación de los servicios en Venezuela es algo con lo que deben lidiar a diario los venezolanos.
A los cortes eléctricos y fluctuaciones recurrentes, fallas en el transporte público, la basura en las calles y la falta de atención en hospitales públicos, se suman las condiciones del servicio de agua, que se supone debería ser potable.
Una madre de la ciudad de Caracas, quien pidió permanecer en anonimato, denunció que en su casa la calidad del agua es pésima.
«El agua parece más la mezcla de un papelón con limón que un agua que sea apta para el consumo humano», aseguró.
«A veces debo dejar el chorro abierto media hora para que termine de salir el agua negra; imagina la cantidad de litros de agua que se gastan solo para tener agua decente, agua que me sirva para bañarme o hacer limpieza (…) A mí me da miedo bañar a mi niña con eso, es un criadero de microbios y bacterias», denunció.
Además, que el agua que llega a su hogar sea de tan mala calidad implica un gasto adicional de gas para hervirla e intentar tener un líquido medianamente apto para el consumo.
En 2021, Nicolás Maduro prometió que resolvería al 100 % el problema del agua en Venezuela. «Vamos a hacer la revolución del agua (…) En el primer semestre de 2022 vamos a meternos a resolver el tema del agua para que funcione al 100 %, sin excusas, sin bloqueo mental, sin burocracia, sin indolencia».
Estas promesas quedaron en el olvido, al igual que muchas otras.
Muchas de las plantas potabilizadoras de agua y sus sistemas de distribución tienen más de 60 años. Su antigüedad y la falta de mantenimiento son una de las preocupaciones de los venezolanos, mientras el Gobierno se escuda diciendo que este problema es culpa del sabotaje y de las sanciones internacionales.
A pesar de que el Gobierno afirma que trabajan en mejorar la calidad del servicio y que éste es óptimo, la realidad en los hogares es muy diferente. La corrupción y la ineficiencia del gobierno nacional son otras de las causas de que el acceso del agua en Venezuela sea tan deficiente.
En Caracas, la capital donde se concentra todo el poder político del país, donde están las grandes tiendas y los rascacielos más altos del país, y donde el gobierno ha intentado crear una suerte de burbuja que se distancia mucho de la realidad de las regiones, el agua no llega de manera continua.
En La Candelaria, uno de los sectores más populares y poblados, el agua llega por periodos de 1 hora en las noches; en otros lugares llega dos veces por semana, pero también hay zonas donde no llega agua en semanas.
Que los venezolanos no puedan disfrutar del servicio de agua es responsabilidad absoluta del Estado; pues es quien debe crear políticas públicas que lleven a mejorar los servicios públicos que garanticen a los venezolanos las condiciones dignas para poder vivir.