Caleidoscopio Humano, como parte del proyecto MonitorDescaVe, realizó el conversatorio “Los DESCA y la Comunidad LGBTQI+ venezolana” donde se visibilizó una realidad que el Estado ha intentado ocultar
Yennifer Calvo Bello/Caleidoscopio Humano
(05-03-2023) Planear un menú que le permita “estirar el mercado” y gastar menos en alimentos es su nueva rutina diaria. Y es que a sus 71 años esta mujer, cuya identidad pidió que sea protegida, debe destinar la mayor parte de sus ingresos mensuales a cuidar de su salud, esto debido a sus patologías crónicas, agravadas por la edad, la precariedad de la atención hospitalaria en el país y el elevado costo de los fármacos.
“Todos los días me despierto con la angustia, pensando qué preparar para rendir las proteínas, alargar la compra y que me alcance para todo. Sé que soy una persona mayor con enfermedades crónicas y debería llevar una alimentación más balanceada, pero hago lo que puedo para estirar el dinero y cumplir con mi tratamiento”, relató al equipo de Caleidoscopio Humano.
Con una pensión mensual de Bs. 130 (equivalentes a 5.34 dólares a tasa BCV del día 04 de marzo) y una pensión de viudez de PDVSA, la principal empresa estratégica del Estado, cuyo monto no sobrepasa los 110 dólares -$50 por pensión y $60 por bono de alimentación-; debe hacer frente a los gastos propios del hogar más los asociados a sus 10 patologías de salud.
Leer también: Personas mayores exigen pensiones justas
Hipotiroidismo, hiperglucemia, hipertensión, insuficiencia cardiaca crónica, insuficiencia respiratoria post covid, glaucoma, problemas de coagulación y circulación, retención de líquidos y niveles altos de colesterol y triglicéridos, son las condiciones de salud por las que debe, religiosamente, comprar una lista de más de 20 medicamentos mensuales.
Lista que, sin incluir vitaminas y los medicamentos recetados para su insuficiencia cardíaca, le genera un gasto aproximado de $150 mensuales, comprando, según disponibilidad, en farmacias privadas, de carácter social y humanitario y farmacias móviles, adscritas a organismos del Estado.
Los fármacos para afecciones del corazón, según comenta, solo los ha conseguido en un bodegón de lujo en Caracas. Allí, el Entresto de 50 mg tiene un costo de $65 por 30 pastillas, debe tomar dos diarias; mientras que el Jardinance 25 mg tiene un valor de $48 por 30 pastillas, debe tomar media al día.
“Hay otro, el Liposomol o Azotet -indicadas para reducir los niveles de colesterol total- que no lo conseguí, me dijeron que está agotado en Venezuela, sin embargo, tuve la suerte de que me donaran un mes de tratamiento”, comentó.
A todo el tratamiento farmacológico se le deben sumar los costos de consultas médicas y exámenes. Aunque actualmente está siendo tratada por un médico internista del sistema público, en un ambulatorio cerca de su residencia, debe asistir a algunos especialistas, con los que no cuenta este centro de salud, cada visita al especialista tiene un costo mínimo de entre 30 y 40 dólares.
Recientemente, tuvo que realizarse análisis que, según relata, no pudo hacerlos en el sistema público, ya sea por falta de equipos o porque los tiempos de espera eran muy largos.
Leer también: Personas mayores en Venezuela: Solas y empobrecidas
Para un eco y un perfil tiroideo debió destinar $50; para exámenes mamarios, $35 y por último, para un examen pulmonar, 50 dólares más. A esto se suman los exámenes de laboratorio frecuentes, cuyos costos oscilan entre los 5 y 8 dólares, realizados en establecimientos de bajo costo.
“El dinero que recibo mensual no me alcanza ni para las pastillas del corazón, sobrevivo porque mis hijos emigraron y desde el exterior me envían dinero mensualmente para los gastos de la casa y para mis gastos médicos. Porque no es solo comer, también hay que pagar luz, pasajes y renta del celular, porque más nunca me llegó el Cantv a la casa, ni internet, ni telefonía, y necesito comunicarme con mis hijos”, enfatizó.
Sin embargo, en Venezuela no todas las personas mayores gozan de este privilegio, no todos tienen familiares que le apoyen desde el exterior.
Muchos deben priorizar entre comer o cuidar su salud, en un país que los condena a una vejez precaria y desasistida, independientemente de cuánto trabajaron durante sus años económicamente activos.
92 % de las personas mayores tiene problemas para acceder a medicamentos
La organización sin fines de lucro Convite reveló que, para septiembre de 2022, 92 % de las personas mayores en Venezuela tenía problemas para acceder a los medicamentos necesarios.
“Un 58 % de los adultos mayores venezolanos no tiene acceso al control médico con la regularidad que debería”, reveló la investigación de la ONG.
Además, 20 % de los encuestados reveló que se ve obligado a depender de donaciones o ayudas de terceros para poder adquirir los medicamentos con mayor facilidad.
Según las investigaciones de la ONG, Venezuela se ubica como el peor país de la región para envejecer. 91 % de los adultos mayores afirma que el país es demasiado costoso para vivir.
De cada 10 personas entrevistadas para la investigación, cinco indicaron que deben reducir las porciones de alimentos que consumen. Mientras que, más de la mitad, solo puede consumir proteína de origen animal de dos a tres veces por semana y 57 % dijo que extrañan comer pescado, porque no tienen recursos económicos que les permitan adquirirlos, así lo indicó, en septiembre de 2022, Francelia Ruiz, directora de la ONG, durante una entrevista en Unión Radio.
Dieta baja en proteínas amenaza la masa muscular de las personas mayores
De acuerdo con información publicada en febrero de 2023 por el Observatorio Venezolano de Seguridad Alimentaria y Nutrición (OVSAN), los pensionados y jubilados figuran entre los más afectados por la desnutrición ante la devaluación del Bolívar.
“Mientras los niños están creciendo, los adultos mayores, por ejemplo, están en la parte de pérdida de masa muscular, entonces también si un adulto mayor con la pensión, que es bien precaria, no puede consumir del grupo de las proteínas que afecta directamente sobre la reserva muscular del cuerpo, pues evidentemente esa persona también se vuelve parte de la población vulnerable”, expresó Ania Pulido, nutricionista aliada al OVSAN.
Para Pulido, la vulnerabilidad nutricional vuelve a ser uno de los puntos más importantes durante el primer trimestre del año 2023.
Según la especialista, nuestras personas mayores “tienen una dieta alta en calorías, pero provenientes de los carbohidratos”, debido a que estos generan más sensación de saciedad, y no hay un equilibrio entre consumo de proteínas, frutas y vegetales, debido a sus costos.
En un trabajo realizado por el equipo de investigación de Caleidoscopio Humano se pudo constatar el aumento, durante el mes de febrero, en los precios de los productos proteicos de mayor consumo.
Por ejemplo, el costo del pollo entero alcanzó los Bs. 75, en la mayoría de los comercios consultados, mientras que los huevos mantuvieron su precio en dólares, pero su costo en bolívares varió, debido al aumento del dólar oficial y paralelo.
En este contexto de país, donde el acceso a la salud pública es precario, acudir a la medicina privada, es costoso y las pensiones o jubilaciones no alcanzan para cubrir la canasta básica, cuyo precio aumenta mes a mes; las personas mayores tienen que elegir entre comer para sobrevivir o atender su salud para tener mejor calidad de vida. Solo los más privilegiados pueden atender ambas, así sea a medias.
Es por esta razón que, desde comienzos del año 2023, pensionados y jubilados de todo el país han protagonizado distintas jornadas de protestas para exigir un ajuste de las pensiones y jubilaciones y que estas sean indexadas al dólar para hacer frente a la inflación.
El Estado es el responsable de que cientos de personas estén envejeciendo bajo estas circunstancias de precariedad y se les estén vulnerando sus derechos económicos, sociales, culturales y ambientales (Desca). Es su deber garantizar el acceso a la salud de forma oportuna y a la alimentación adecuada.