El Observatorio de Universidades (OBU), presentó las cifras de la Encuesta sobre las Condiciones de Vida de la Población Universitaria de Venezuela (#Enobu2023)
(16-02-2024) Las universidades venezolanas no han escapado a la crisis generalizada que afecta el país y no solo se trata de una estructura física o del presupuesto que por años el gobierno les ha negado.
Las condiciones de vida de los estudiantes universitarios y de los docentes, se ha deteriorado sistemáticamente conforme el país avanza en una crisis que, a todas luces, no tiene solución inmediata.
El Observatorio de Universidades (OBU), presentó, el jueves 15 de febrero, si informe más reciente en el cual, presentó datos alarmantes sobre lo que ocurre con la academia universitaria en Venezuela.
La Encuesta sobre las Condiciones de Vida de la Población Universitaria de Venezuela (ENOBU 2023), es un documento donde se muestran aspectos fundamentales para el desarrollo académico del país. Desde la alimentación, salud, salud mental, transporte, seguridad, entre otros.
Peor alimentados que en 2022
De acuerdo con los datos arrojados por la ENOBU 2023, el 32 % de los docentes y el 21 % de los estudiantes, come menos de 3 veces al día. Siendo, la región Guayana la más afectada, donde el 40 % de los docentes y 30 % de los estudiantes no pueden cumplir con, al menos, tres comidas al día.
Además, el 94 % de los docentes y 81 % de los estudiantes universitarios, considera que comen igual o peor que en el año 2022.
En este mismo sentido, la ENOBU destaca que el 82 % de los profesores y el 69 % de los estudiantes han disminuido sus porciones de comida al día; mientras que, el 45 % de los profesores y el 39 % de los estudiantes ha tenido que vender o intercambiar bienes para adquirir alimentos.
En materia de salud
Sin duda, la salud ha sido de los derechos más vulnerados en el país. Hospitales sin insumos y con equipos obsoletos, la migración forzada de personal especializado, fallas en los servicios públicos como agua y electricidad, son solo algunos de los episodios que han marcado el sistema de salud venezolano.
Los universitarios no escapan a esta realidad y así quedó demostrado en la ENOBU 2023.
«Al menos 6 de cada 10 docentes y 8 de cada 10 estudiantes universitarios padece de enfermedades oftalmológicas (miopía y astigmatismo)».
Además, el 28 % de los docentes sufre de hipertensión arterial, el 26 % de alergias o patologías respiratorias, y el 19 % padece algún tipo de lesión cervical, en su mayoría, mujeres.
El Observatorio de Universidades destaca que 4 de cada 10 de las mujeres en la universidad tienen dos años o más sin realizarse chequeos médicos.
«Para acceder a la salud, 56 % docentes y 40 % estudiantes han tenido que vender o intercambiar bienes para costear sus servicios médicos», señala el estudio.
En el caso de la salud mental de los estudiantes y docentes universitarios, la encuesta arrojó que el 61 % de los docentes y 69 % de los estudiantes tienen tres o más síntomas de depresión, y que el 31 % de los docentes y 51 % de los estudiantes tienen síntomas de ansiedad persistente.
Dejar la universidad, la difícil decisión en medio de la crisis
La deserción estudiantil es alarmante. De acuerdo con el profesor Luis Crespo, vicepresidente de la Asociación de Profesores de la Universidad Central de Venezuela (UCV) la matrícula de esta casa de estudios, pasó de 44.735 estudiantes en 2016, a 20.476 en el 2023.
Esta afirmación la hizo durante la presentación del informe temático de Caleidoscopio Humano, Educación en Crisis: retos y desafíos en el acceso a la educación en Venezuela.
Esta es una realidad de la que no escapa ninguna institución educativa en el país, -en ningún nivel académico- y que deja en evidencia, la falta de políticas públicas y de voluntad política por parte del Estado venezolano, para fortalecer el sistema educativo nacional.
De acuerdo con la ENOBU, el 75 % de los docentes universitarios, ha pensado en dejar su trabajo; mientras que, por el lado de los estudiantes, el 61 % ha pensado en abandonar sus estudios en los últimos 12 meses.
Lo documentado por el Observatorio de Universidades, además de alarmante, corrobora que la crisis universitaria no se limita a una infraestructura deteriorada o a la falta de comedor, se refleja también en la salud física y mental de docentes y estudiantes, en la forma en que con los bajos sueldos o las pocas becas universitarias les impide alimentarse de forma adecuada y en como, aun cuando no sea lo que quieren, abandonar la universidad, se convirtió en la primera alternativa para buscar nuevas oportunidades alejadas de las aulas de clases.