Los docentes venezolanos convocaron una jornada de protesta donde su principal exigencia es poder contar con un salario que les permita cubrir sus necesidades básicas
(15-01-2024) Cada 15 de enero, desde 1945, se conmemora en Venezuela el Día del Maestro. Una fecha que busca enaltecer la importante labor que realizan los docentes venezolanos en la formación de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes del país.
En los últimos años, la fecha institucionalizada por el presidente Isaías Medina Angarita, se ha convertido en un día de lucha por reivindicaciones salariales, respeto a la profesión docente y a los contratos contractuales firmados entre el Estado y el personal educativo.
El pasado 9 de enero, el gremio docente cumplió un año de manifestaciones de calle de manera continua, donde su principal exigencia es poder contar con beneficios laborales que les permita cumplir con su labor de educar y, además, cubrir derechos tan básicos como alimentación, salud y esparcimiento, derechos que, por demás, están consagrados en la Constitución venezolana.
Para Carlos Gómez, presidente del Sindicato Unitario del Magisterio (SUMA) del estado Mérida, “el 1 de mayo de 2023, tiene un punto de inflexión importante, pues se eliminaron -prácticamente- todos los acuerdos contractuales que existían en el país, incluso, violando normas constitucionales”, aseguró.
Para Gómez, uno de los anuncios más graves que, en ese momento, hizo el presidente Nicolás Maduro, fue convertir el salario en bonos.
“No hace un aumento salarial, sino que decreta unos bonos y en función de estos bonos, piensa hacer la retribución económica que proviene del ejercicio del trabajo”, recordó, agregando que esta bonificación del salario, hace que los beneficios contractuales de carácter económico se pierdan.
“Hay bonos de ruralidad, del ejercicio propio, por familia, por hijos, por formación académica, entre otros, que se pierden, inclusive el de antigüedad, porque dependen directamente del salario, el cual, prácticamente fue eliminado en el país”, dijo Carlos Gómez.
Más de 100 mil docentes y 2 millones de estudiantes, han abandonado las aulas de clases
En medio de la convocatoria hecha por el gremio docente para este lunes 15 de enero, María Teresa Márquez, presidenta de la Federación Venezolana de Maestros (FVM) aseguró que, en los últimos dos años, más de 100 mil docentes han dejado de lado su profesión para dedicarse a otras labores o para migrar en busca de la calidad de vida que en Venezuela se les está negando.
“Yo estoy preocupada por el déficit de maestros que hay. Están contratando bachilleres para dar clases (…) no hay maestros en las escuelas, y lo más grave es que un muchacho que sale de bachillerato no tiene motivación para estudiar educación (…) nos quedamos sin jóvenes que vayan a las universidades o a los pedagógicos a estudiar educación (…) llegará el momento en que, si este gobierno no invierte en educación, no tendremos maestros para los niños venezolanos”, dijo.
La representante gremial además alertó que hay una gran cantidad de escuelas, en varios estados del país, que han tenido que cerrar por “estar en malas condiciones”.
Por su parte, Ofelia Rivera, coordinadora de la Unidad Democrática del Sector Educativo, aseguró que desde el gobierno nacional se ha emprendido una política de empobrecimiento del magisterio.
“Hay una desvalorización de la profesión docente y ha destruido el sistema educativo. La condición de pobreza que viven los maestros, es la misma que viven los estudiantes y que viven los padres y representantes (…) en este momento, más del 45 % de los profesores, no son graduados. Además, tenemos una deserción escolar que puede estar llegando a los 2 millones de estudiantes; sin contar que, cada semana, los estudiantes reciben de 2 a 3 días de clases. Esto afecta, en mayor medida, a las poblaciones más vulnerables”, apuntó.
Camelia Guerrero, docente y gremialista del estado Bolívar denunció que en esa entidad, los padres y representantes, en busca de llevar alimentos al hogar, se van para las minas y llevan consigo a sus hijos, incrementando la ya alarmante deserción escolar.
Agregó la docente que “el gobierno, tanto nacional como regional, no está cumpliendo con el mantenimiento de las infraestructuras escolares (…) cuando vienen las autoridades nacionales al estado Bolívar, ponen a los docentes, a los padres y representantes, a maquillar las escuelas”.
“No tenemos ni para cubrir los pasajes”
En el estado La Guaira los docentes activos y jubilados se concentraron a las afueras de la Escuela República de Panamá, para luego movilizarse hasta la Inspectoría del Trabajo, aquí los docentes entonaron consignas de exigencia y pidieron al Estado venezolano que reivindique al gremio docente, encargado de la formación del futuro del país.
Elizabeth Castro, docente de Geografía e Historia y miembro de FETRASINED y ASOPADRES expresó su preocupación, pues, con los ingresos que tiene como profesora, no le alcanza para cubrir alimentación, necesidades médicas ni pasajes.
Castro señaló que, frente a estas deficiencias, deben buscar otras alternativas laborales; sin embargo, destacó que esto es mucho más difícil para las mujeres docentes que para los hombres.
“Nosotras, por nuestra condición de mujer, es mucho más difícil poder conseguir otras oportunidades laborales de complemento porque, además de ser docentes, tenemos que ser madres, amas de casa y, en muchos casos, personas cuidadoras (…) nos cuesta conseguir otros trabajos porque debemos muchas cosas dentro y fuera del hogar”, señaló.
Elizabeth Castro también se refirió a que, debido a su bajo sueldo, no ha podido realizarse exámenes de rutina ni asistir a consultas ginecológicas porque sencillamente no alcanza.
“Tanto estudiar para qué, para terminar mendigando un par de zapatos, ropa o los pasajes para poder ir a trabajar, no es justo”, finalizó.
Una situación similar vive Isbeth Parra, jubilada del sector educativo, quien recibe un salario de 200 bolívares quincenal (cerca de 5.55 dólares a la tasa BCV del 15-01) con el cual no puede cubrir el tratamiento que requiere para atender un problema de salud en su columna.
“Tengo que comprar medicamentos cada 15 días para el dolor, ¿cómo hago con 200 bolívares quincenales para comprar mis medicinas y además de eso, mis alimentos? Me están ayudando mis hijos, quienes tampoco ganan un buen sueldo, con lo que ellos me dan es que estoy comiendo (…) El llamado es al gobierno, que se sienten a discutir el contrato colectivo de los diferentes gremios, nos estamos muriendo de hambre, ¿hasta cuándo nos van a tener en esto?”, se preguntó Parra.
La salud mental, tan deficiente como los salarios
La precarización del salario en Venezuela ha afectado, de manera alarmante, la salud mental de todos los trabajadores, y los docentes no escapan a esta realidad.
“Cuando un docente sale de su horario normal de clases y sale a pintar el pelo o sale a arreglar uñas o sale a cortar grama, a hacer tortas o a trabajar de vigilante en una institución privada o a cumplir cualquier otra función que le genere ingresos extras, el docente subsidiando el sistema educativo, pero, además, está afectando su salud física y mental, pues el nivel de exigencia y, por tanto, su agotamiento, se incrementa”, asegura Carlos Gómez, del Sindicato Unitario del Magisterio (SUMA) del estado Mérida.
“Todas estas decisiones que el gobierno ha tomado afectando el poder adquisitivo de los trabajadores para controlar, entre otras cosas, la inflación, lo que está trayendo es hambre, pobreza en la población y, a su vez, trae desesperanza en el magisterio y complicaciones graves en la parte emocional de los docentes venezolanos”, finalizó el docente merideño.
Los educadores venezolanos aseguran que seguirán en las calles hasta tanto el Estado no se siente a discutir los contratos colectivos que permitan reivindicar la labor docente y retomar los beneficios económicos que, a lo largo de los años, ese gremio profesional había alcanzado.