En el Día Internacional de los Niños Víctimas Inocentes de Agresión es importante recordar que en Venezuela, si bien no atravesamos una guerra, la migración forzada expone a los niños a abusos y agresiones
Yennifer Calvo/caleidoscopio Humano
(04-06-2022) Cada 4 de junio se conmemora el Día Internacional de los Niños Víctimas Inocentes de Agresión, fecha proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas con el objetivo de reconocer el sufrimiento y proteger a los niños que viven en situaciones de guerra y conflicto.
Tiene su origen en agosto de 1982, desde entonces, esta fecha es propicia para llamar a la reflexión sobre las situaciones a las que se enfrentan los niños expuestos a la violencia o situaciones de carencia, crear conciencia mundial y reafirmar el compromiso de la ONU de proteger y velar por el cumplimiento de los Derechos del Niño.
En Venezuela, si bien no atravesamos una guerra, nuestros niños, niñas y adolescentes (NNA) son víctimas de un Estado que no garantiza los Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales (DESCA) de la población y ha obligado a millones de personas a desplazarse del territorio venezolano.
La mayoría de los migrantes venezolanos, según Unicef, son familias con niños y mujeres embarazadas. Por ejemplo, 45% del flujo migratorio desde Venezuela a Colombia es de menores de 14 años, reseñó la Agencia EFE.
Esta migración forzada, producto de la crisis y la Emergencia Humanitaria Compleja, deja a nuestros NNA expuestos a situaciones de vulnerabilidad en cuanto a servicios esenciales como la protección, el acceso a la salud y a la educación en los países de acogida y de tránsito.
Muchos niños, niñas y adolescentes migrantes no solo se enfrentan a la pobreza extrema, sino que, en muchas ocasiones, también son víctimas de agresiones físicas, psicológicas y emocionales. Incluso, corren el riesgo de ser captados por redes criminales o grupos armados irregulares y convertirse en víctimas de explotación física y sexual.
En países como Colombia, la mendicidad infantil ha aumentado debido al recrudecimiento del fenómeno migratorio, según reseñó El Espectador. Esto atenta contra el sano crecimiento de NNA y es una forma de trata de personas, a menudo invisibilizada o no reconocida, de acuerdo con la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito.
Por su parte, el más reciente informe de la ONG «Save The Children» documentó que cerca de 9 mil niñas, adolescentes y mujeres en zonas de La Guajira, Arauca, Norte de Santander, todos territorios fronterizos con Venezuela, han sido vulneradas de diversas maneras, especialmente han sido afectadas en sus derechos, reseñó Caracol.
Al respecto, Felipe Cortés, director nacional de Incidencia, política, campañas y comunicaciones de esta entidad, sostuvo que han estado durante varios meses en esas zonas y la comunidad les ha comentado que la calidad de salud y educación son insuficientes.
Añadió que la xenofobia y el “matoneo” son algunos inconvenientes, pero también la violencia de género y los embarazos en adolescentes.
Niños separados y no acompañados, los más vulnerables
Para 2019, Unicef advirtió que alrededor de 1,1 millones de niños y niñas de toda la región necesitaron asistencia, producto de la crisis migratoria venezolana. Además, resaltaron que los niños, niñas y adolescentes no acompañados o separados de su familias se encontraban en mayor situación de riesgo.
De acuerdo con información de la ong Apoyar Colombia – citada en un trabajo audiovisual titulado Pequeños en movimiento, publicado en el canal de Youtube del Centro de Derechos Humanos de la UCAB – en el departamento de Arauca hay 248 niños separados, es decir que están a cargo de algún familiar pero no de sus padres, y 180 no acompañados, sin ningún tipo de familiar.
El rango de edad de estos migrantes no acompañados es de entre 12 y 17 años. De acuerdo con el material audiovisual citado anteriormente, la mayoría de los adolescentes relata que viajaron para trabajar y enviar dinero a sus familias en Venezuela.
Mientras que en el caso de los menores separados, la motivación es acceder a la educación y la salud para conseguir una mejor calidad de vida. Sin embargo, al no estar bajo la tutela de sus representantes legales ante el Estado colombiano, muchos no pueden ser ingresados al sistema escolar, explica la directora técnica de Apoyar Colombia.
Son reclutados con la promesa de una mejor vida
Otra lamentable realidad a la que se exponen los niños, niñas y adolescentes migrantes, empujados por la crisis y las carencias en sus hogares, es el reclutamiento por parte de grupos irregulares, con la promesa de una mejor vida.
Estos grupos emplean estrategias, según el género, para reclutar a estos adolescentes para sus tropas. A los niños les prometen que podrán enviar dinero a sus familias en Venezuela a cambio de “trabajos de finca” en los campos donde ellos habitan.
A las niñas les ofrecen regalos, promesas de amor y demás incentivos para seducirlas y hacerlas ir a los campos. Los menores de edad que logran reclutar son enviados a trabajar a los laboratorios de coca de las guerrillas, de acuerdo con información de la agencia EFE y el Proyecto Migración Venezuela.
Más de 400 millones de niños viven en zonas o situaciones de conflicto
La infancia debería ser una etapa feliz y segura. Sin embargo, más de 400 millones de niños, casi la cuarta parte de los niños del mundo, según la ONU, viven en zonas y situaciones de conflictos.
Para 2020, la cifra de niños que vivían en áreas con conflictos violentos aumentó en un 2%, en comparación a 2018. Mientras que en los últimos 10 años resultaron con discapacidades o perdieron la vida más de 93 mil niños.
De acuerdo con Unicef, el desarrollo de los NNA dependerá de las condiciones y la calidad de vida de cada niño. Por ejemplo, un niño secuestrado por un grupo paramilitar y obligado a portar armas o a someterse a la esclavitud sexual no puede disfrutar de su infancia.
Tampoco lo hará un niño obligado a trabajar o aquellos que viven en la miseria: sin alimentos adecuados, sin acceso a la educación, al agua potable, a instalaciones de saneamiento y a un lugar donde vivir.
Urge la creación de políticas que protejan a los niños para que nada ni nadie les robe su infancia. Es necesario que los Estados garanticen realmente los derechos de todos los niños, niñas y adolescentes, para que estos puedan estudiar, jugar, soñar y convertirse en adultos plenos y sanos, tanto física como emocionalmente.