05/03/2023
La irrupción de la Inteligencia Artificial (IA) y de tecnologías aplicadas como Machine Learning (ML), Deep Learning (DL), Natural Language Processing (NLP) o Natural Language Generation (NLG) son ya una realidad en el periodismo, por lo que se puede afirmar que la tecnología automatizada está transformando la manera de trabajar de los periodistas en las redacciones de los medios.
El Centro Común de Investigación de la Comisión Europea ha estudiado más de medio centenar de definiciones del término, elaboradas en los últimos 60 años, concluyendo que la mejor aproximación fue la del Grupo de Expertos de Alto Nivel en Inteligencia Artificial de la Comisión, aportada en 2019. Se referían así: “Los sistemas de inteligencia artificial son sistemas de software (y posiblemente también de hardware) diseñados por humanos que, dado un objetivo complejo, actúan en la dimensión física o digital percibiendo su entorno mediante la adquisición de datos, interpretándolos, razonando sobre el conocimiento, o procesando la información, derivada de estos datos y decidiendo la mejor acción a tomar para lograr el objetivo dado”.
La propia Fundación del Español Urgente (FundéuRAE), promovida por la Agencia EFE y la Real Academia Española, acaba de reconocer recientemente a ‘Inteligencia artificial’ como palabra o expresión del año. El concepto, incorporado al diccionario de la Academia en 1992, se define en el mismo como “disciplina científica que se ocupa de crear programas informáticos que ejecutan operaciones comparables a las que realiza la mente humana, como el aprendizaje o el razonamiento lógico”.
Hablamos de una herramienta tecnológica que ha pasado de estar en manos de especialistas a acompañar a la ciudadanía en general en su rutina diaria y cotidiana, ya sea en forma de chatbot con el que establecer una conversación, como asistente virtual, para la optimización de búsquedas, el análisis de grandes cantidades de datos, o a través de aplicaciones que generan ilustraciones, imágenes o textos completos. Una aplicación que lleva el debate hasta el nivel de la ética en cuanto a la implicación que conlleva su desarrollo, o si tendrá incidencia en la sustitución o desaparición de ciertos profesionales a la hora de realizar su trabajo.
El de los periodistas y los medios de comunicación es uno de esos sectores a los que la IA ha llegado para quedarse. Hace ya algunos años que los medios comenzaron a explorarla, vislumbrando las distintas posibilidades que la herramienta ofrecía en labores periodísticas que demandaban un importante recurso de tiempo por parte del periodista y que, con la automatización de los algoritmos, reducía drásticamente dicho recurso.
De hecho, esta tendencia al alza fue uno de los temas centrales del Simposio Internacional de Periodismo (ISOJ), organizado el pasado mes de abril por el Centro Knight para el Periodismo, en Austin, en el que se presentaron distintos artículos e investigaciones de relevancia sobre las implicaciones asociadas con la IA y su creciente interconexión con las noticias y el periodismo. Y es que cada vez es más frecuente la presencia de aplicaciones de IA en los medios encomendadas a la realización de sistemas de recomendación y personalización de contenidos o la creación automática de artículos, como con el nuevo chatbot ChatGPT de la empresa tecnológica OpenAI, que han originado importantes cambios en la cadena de valor de la industria.
En este mismo blog ya nos hemos referido a cómo la implementación de sistemas automatizados es vista por desarrolladores y editores como una vía para crear un periodismo mejorado y aumentado en sus capacidades, y cómo medios han ido apostando por alguna forma de automatización en sus procesos. Algunos de los casos recientes de herramientas de IA utilizadas por medios hispanohablantes y analizadas en este blog incluyen:
- Verificado en México con la incorporación de Pinpoint, la herramienta de búsqueda de datos basada en IA de Google que además ayudó al medio a analizar los discursos del presidente López Obrador sobre la situación de la pandemia en el país.
- Ojo Público, de Perú, que habituado al análisis de grandes cantidades de información y con participación directa en importantes proyectos de periodismo de corrupción como los Panama Papers o el caso Lava Jato, desarrolló Funes, su propia herramienta de IA para facilitar el análisis de datos en busca de casos de corrupción. Se trata de un algoritmo que utiliza indicadores de riesgo para encontrar posibles rastros de corrupción en contrataciones públicas.
- O Narrativa, la empresa española especializada en generación de lenguaje natural fundada en 2015 que se convirtió en una especie de agencia de noticias basada en IA con la creación de Gabriele, un robot capaz de redactar en cuestión de segundos notas periodísticas que luego son distribuidas a distintos medios de comunicación, muchos de ellos en España, como RTVE, 20 Minutos o El Periódico.
- El Universal de México, con un API de lenguaje natural de Google Cloud.
- El País, que utiliza Perspective para la moderación de comentarios en la web.
- Chequeabot, el robot que detecta mentiras de Chequeado.
Apuesta global por la IA
El interés en su apuesta y generalización, dentro del ámbito de la comunicación, no solo abarca a medios y periodistas. También a instituciones periodísticas, como la Knight Foundation que anunció el pasado año un fondo de 3 millones de dólares para impulsar el uso de la inteligencia artificial en medios de comunicación locales de Estados Unidos, realizando a su vez una investigación para entender la situación actual del uso de estas tecnologías en los medios y cómo el periodismo está usando la IA. La investigación, con el análisis de 130 proyectos periodísticos realizados en los últimos tres años en varios países del mundo, destacó que ya el 47 por ciento de los medios usaban esta herramienta para aumentar la capacidad de sus periodistas, en actividades como análisis de información o extracción de contenido de bases de datos, que generalmente toman mucho tiempo y recursos a los profesionales.
O a proveedores de imágenes para empresas como Getty Images, que se asoció con Vizual.AI, una compañía especializada en el uso de inteligencia artificial y técnicas de aprendizaje automático para analizar, recomendar y optimizar imágenes para el contenido del editor en tiempo real. Así disponen la mejor opción de imágenes para acompañar una noticia, ayudando a los periodistas en su quehacer diario. Funciona como un editor de imágenes: lee el texto e intenta comprender de qué se trata la historia, para después ofrecer una primera ronda de sugerencias de imágenes basadas no solo en palabras clave individuales, sino también en el significado de oraciones y párrafos.
Lo cierto es que la IA tiene una enorme influencia y poder disruptivo para automatizar la redacción en temas donde no se requiere alguna pericia en particular, buscando aumentar la eficacia del periodismo al ahorrar tiempo y costos, permitiendo que los periodistas concentren su energía en temas más relevantes e interesantes donde se precise el talento y la creatividad del profesional, y mejorando la personalización de los contenidos con el análisis de los intereses de los lectores.
“Son tiempos en los que la inteligencia artificial será de gran apoyo para los medios de comunicación. Los límites y la confianza en lo publicado los debemos identificar los periodistas, poniendo dichos límites y trabajando códigos deontológicos claros y concretos” destaca el periodista Miquel Pellicer, director de comunicación digital de la UOC.
En el informe ‘Tendencias y predicciones de periodismo, medios y tecnología para 2022’ del Instituto Reuters, se destaca que más de ocho de cada diez (85 %) de los periodistas dicen que la IA será muy importante en el corto plazo para ofrecer una mejor personalización y recomendaciones de contenido para los consumidores. Una proporción similar (81 %) considera que la IA es importante para automatizar y acelerar los flujos de trabajo de las salas de redacción, como el etiquetado de contenido, la suscripción asistida y la transcripción de entrevistas. Otros ven que la IA juega un papel clave para ayudar a encontrar o investigar historias usando datos (70 %) o ayudar con estrategias comerciales (69 %), por ejemplo, en la identificación y orientación de clientes potenciales con mayor probabilidad de pagar una suscripción. El uso de IA para escribir automáticamente historias (40 % de los periodistas), es una prioridad aún menor, pero donde muchos de los editores focalizan sus esfuerzos de cara al futuro más inmediato.
También la consultora de comunicación Prodigioso Volcán elaboró recientemente una guía, que presentó en un seminario con la Fundación Gabo, enfocada en el trabajo periodístico, aclarando algunos de los conceptos básicos sobre esta tecnología y su aplicación a periodistas. Bajo la pregunta ‘¿Cómo pueden aprovechar los medios de comunicación y los periodistas estas habilidades?’ destacan cómo las redacciones pueden delegar en las máquinas las tareas más repetitivas y rutinarias como transcribir una entrevista o encontrar una aliada para ofrecer una experiencia más personalizada a los usuarios.
“La IA no es solo una poderosa herramienta para cambiar la organización de las redacciones, sino que también puede convertirse en un catalizador para la innovación en el modelo de negocio. Sobre todo, con el auge de los modelos de suscripción”, afirma el profesor de la Universidad Miguel Hernández, Chema Valero, quien destaca cómo las empresas periodísticas más innovadoras ya están explorando técnicas para ofrecer más y mejores noticias a sus audiencias, optimizar la forma en la que sus contenidos llegan a cada usuario e incluso aumentar sus ingresos mediante el despliegue de muros de pago dinámicos o algorítmicos.
De esta forma, para la adquisición de nuevos usuarios, el machine learning tiene el potencial de aumentar las tasas de suscripción al personalizar la oferta de contenidos y precios que recibe cada usuario gracias a su capacidad de segmentar a las audiencias en diferentes grupos con características comunes, y a la vez por aprender de los usuarios y tomar decisiones autónomas, señala Valero, quien destaca cuatro tareas fundamentales para esta estrategia de adquisición y retención de suscriptores por parte de los medios con utilización de lA: agrupar a los usuarios según sus hábitos y preferencias, predecir el comportamiento de esos usuarios y grupos, analizar el contenido para aumentar su potencial de conversión y realizar cambios en el producto periodístico.
Es decir, la automatización está muy presente también en la fase de distribución del contenido y se orienta tanto a las finalidades editoriales como a los objetivos de marketing.
Para Juan Zafra, director general de CLABE (Club Abierto de Editores) y editor de la revista de Comunicación y Pensamiento ‘Telos’, de Fundación Telefónica, la aparición de inteligencias artificiales con capacidad de componer textos y contenidos multimedia no debe atemorizar a los profesionales en activo “ni muchos menos a las futuras generaciones de periodistas, que contarán con una herramienta más, de enorme potencial, para el ejercicio de la profesión”.
Como una de las consecuencias, también destaca como “las capacidades de la IA para crear contenidos cerrarán muchas puertas a los peores profesionales, a los especialistas del corta y pega, a los periodistas de buscador”. Y entre los riesgos, sitúa por encima de todo el de la desinformación. “La IA permite no ya manipular, sino crear contenidos absolutamente falsos con una apariencia de realidad recreada total. La solución a eso es ejercitar el conocimiento, contrastar, no quedarse con una única versión”.
Pablo Sanguinetti ha sido el último responsable del Google News Lab en España y es experto en IA, ahora como investigador académico. Cree que la IA es una tecnología cada vez más omnipresente que terminará por ser una commodity, con consecuencias derivadas para la profesión. “Primero, será cada vez más difícil renunciar a las posibilidades que abre la IA. Segundo, esta adopción será más natural de lo que parece, hasta el punto de que muchos periodistas la usarán o ya la están usando incluso sin darse cuenta. Y tercero, consecuencia de lo anterior: la IA se asumirá cada vez más como una mera herramienta, un medio en lo posible transparente, de modo que el valor añadido, el foco de atención, la verdadera oportunidad de diferenciarse seguirán residiendo en la mayor tecnología jamás desarrollada: la creatividad humana”.
“El ámbito de aplicación de la IA que ha dado y seguirá dando mejores resultados a medio plazo es el de la investigación, la detección de tendencias, el análisis masivo de datos, la digitalización y etiquetado de archivos, la consecución de noticias, etc. Lo que plantea una incógnita es un tercer gran ámbito: el de la producción en sí de contenidos”, destaca Sanguinetti.
A la hora de valorar lo positivo y negativo de la IA para el periodismo, el investigador destaca como a IA ha hecho posibles buenas historias que no habrían existido sin esa tecnología “como los Papeles de Panamá o proyectos como Funes o ‘Los muertos silenciados’, por hablar del mundo hispanohablante”. Del lado negativo, señala como la selección algorítmica de contenidos en redes sociales ha generado una capa de consumidores de noticias adictos a la velocidad, la polarización, la simplificación, y que por ello algunos medios han intentado reconquistarlos imitando ese tono. De igual modo destaca los sesgos, la representatividad, la transparencia, desigualdad en el acceso, etc., lo que deriva, a su parecer, a una misma conclusión: “La IA es un asunto tecnológico, pero también ético. Todos debemos avanzar de la perplejidad ante lo primero hacia la reflexión sobre lo segundo”.
En efecto, la cuestión ética de la aplicación de estos algoritmos es otra de las cuestiones fundamentales a la hora de abordar la IA en el periodismo. Y no sólo por la ya referida posible sustitución o desaparición de profesionales mediante la realización de tareas automatizadas. “Si el periodismo tiene que vigilar estos algoritmos o, mejor dicho, a quienes los gestionan, en coherencia deberá estar en condiciones de usar la inteligencia artificial de forma ética, ponerla al servicio de su misión de servicio público, dotarla de sus valores y demostrar que es capaz de gestionarla como no lo hacen otros que se limitan a optimizarla con finalidades puramente comerciales y, por lo tanto, sin valores”, señala Patricia Ventura, en el informe titulado ‘Algoritmos a las redacciones: retos y recomendaciones para dotar a la IA de los valores éticos del periodismo’.
Otro factor clave es la gestión de los equipos y la cultura de la empresa a la hora de saber adaptarse a estas nuevas rutinas. Para Carolina Bertoni, “el éxito dependerá de su articulación con el factor humano y la transformación de la cultura, junto a la tecnología, de toda la compañía” y evidencia la importancia del rol del management “en la capacidad de atraer y retener talentos que comprenden la importancia de la tecnología y la innovación en su trabajo”, ya que “la tecnología es el recurso abundante, pero la ventaja competitiva sigue descansando en el talento humano”.
La irrupción global de ChatGPT
En las últimas semanas la influencia y el debate sobre la aplicación de la IA en el periodismo ha vuelto a tomar fuerza con la aparición de ChatGPT, un modelo de procesamiento de lenguaje natural (NLP), como nuevo chatbot de la empresa de tecnología OpenAI, diseñado para generar respuestas similares a la de cualquier humano. Se trata de una herramienta de conversación abierta y gratuita que ofrece la facilidad de probarla sólo con el registro previo de un mail en la web chat.openai.com.
Sólo en los primeros cinco días, más de un millón de usuarios en todo el mundo se conectaron para interrogar al robot y comprobar la capacidad que puede llegar a alcanzar.
La herramienta trabaja con 175 millones de parámetros con información registrada hasta 2021, por lo que puede darnos respuesta a cualquier cuestión planteada, así hayan pasado miles de años. Lo que realmente ha asombrado a cualquier usuario que ya la haya utilizado ha sido no sólo el manejo de tanta información y datos, sino el comportamiento y la capacidad de respuesta de la herramienta.
Rodrigo Terrasa, periodista de El Mundo, publicaba hace unos días un reportaje en forma de entrevista y conversación mantenida con ChatGPT.
—¿Eres una amenaza para los humanos?— le preguntaba el periodista.
—No, no soy una amenaza para los humanos. No tengo habilidades físicas ni la capacidad de causar daño a nadie. Mi única función es ayudar a quienes me hacen preguntas. No deberían temerme— responde la herramienta.
«El trabajo de un periodista implica investigar, entrevistar a fuentes, verificar la veracidad de la información, y escribir noticias y reportajes de manera coherente y precisa. No estoy diseñado para realizar esas tareas, por lo que no podría hacer el trabajo de un periodista de manera efectiva», continuaba ChatGPT cuando el periodista le pedía que escribiera ese texto periodístico.
¿Podrías escribirme un titular de periódico sobre cómo chats como tú van a dejarme sin trabajo antes o después?, le pide Terrasa.
“Los chatbots amenazan el empleo de Rodrigo Terrasa. ¿Es el fin de la era de los humanos?” tituló el bot.
Quien suscribe también ha probado la herramienta y aquí se escenifica el resultado. Le planteé a ChatGPT los beneficios que la IA puede aportar al periodismo. La respuesta de la máquina, en forma de generación de texto prácticamente automático, fue la siguiente:
“La inteligencia artificial (IA) puede ser de gran utilidad para el periodismo, ya que puede automatizar algunas tareas y procesos que requieren tiempo y esfuerzo, como la recopilación de datos, la realización de análisis y la búsqueda de patrones. Además, la IA puede ayudar a los periodistas a generar ideas de historias y detectar noticias importantes más rápidamente.
En resumen, la IA puede ser de gran utilidad para el periodismo al automatizar tareas y procesos, generar ideas de historias y hacer que el contenido sea más accesible para un público más amplio. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la IA no puede reemplazar completamente al periodismo humano y que los periodistas deben verificar y validar cualquier información generada por la IA antes de publicarla”.
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