Aunque no hay datos oficiales, cada vez son más los niños, niñas y adolescentes en situación de pobreza y obligados a trabajar. Se alejan de las escuelas para poder aportar a los gastos del hogar. El Estado abandonó las políticas que prometían brindar un mejor futuro a los niños y niñas venezolanas
Emmanuel Rivas/Caleidoscopio Humano
(12-06-2022) En muchos países del mundo, el trabajo infantil es normalizado, a tal punto que los niños, niñas y adolescentes (NNA) son enviados a trabajar antes que a recibir educación.
Para junio de 2021, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, por sus siglas en inglés), estimó que más de 160 millones de niños, niñas y adolescentes en el mundo trabajaban. Un aumento de 8,4 millones en los últimos cuatro años.
La UNICEF también señaló, en un informe conjunto con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que cerca de 9 millones de NNA se encuentran en situación de riesgo debido a los efectos de la pandemia por Covid-19.
Ese mismo documento destaca un incremento sustancial de la cantidad de niños de 5 a 11 años que trabajan y que, en la actualidad, representan algo más de la mitad de los casos de trabajo infantil a escala mundial.
Mientras que, la cifra de niños de 5 a 17 años que realizan algún tipo de trabajo peligroso pasó de 6,5 millones en el año 2016 a 79 millones en 2021.
El Día Mundial contra el Trabajo Infantil busca sensibilizar y levantar la voz contra la explotación infantil que, no solo aleja a millones de NNA de las escuelas, también acentúa las brechas y la desigualdad.
El trabajo infantil, además de vulnerar el derecho a la educación, también viola el acceso a la salud y a una vida plena que permita el desarrollo y bienestar integral de los niños, niñas y adolescentes.
Con las cifras presentadas por UNICEF y la OIT, estamos muy lejos de lograr la meta 8.7 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible:
«…adoptar medidas inmediatas y eficaces para erradicar el trabajo forzoso, poner fin a las formas contemporáneas de esclavitud y la trata de seres humanos, y asegurar la prohibición y eliminación de las peores formas de trabajo infantil, incluidos el reclutamiento y la utilización de niños soldados, y, para 2025, poner fin al trabajo infantil en todas sus formas».
Este objetivo fue adoptado por los líderes mundiales en el año 2015, quienes se comprometieron a luchar para eliminar cualquier forma de explotación, trabajo y esclavitud infantil.
Venezuela no se queda atrás
En Venezuela no tenemos cifras oficiales que den cuenta de la cantidad de NNA que realizan algún tipo de trabajo. Sin embargo, a simple vista, notamos como la cantidad de niños en la calle se ha incrementado en medio de la Emergencia Humanitaria Compleja, la crisis de derechos humanos y la pandemia por Covid-19.
Este difícil contexto ha llevado a que miles de niños se vean obligados a trabajar. La mayoría en la informalidad. En las ciudades venezolanas es común ver a niños -de todas las edades- vendiendo frutas, chucherías o productos de primera necesidad en los semáforos y autobuses. Otros lavando o cuidando carros en la vía pública y, otros tantos, en la mendicidad.
En el país no se visualiza un avance en los esfuerzos para eliminar las formas de trabajo y explotación infantil. El trabajo infantil se ha normalizado.
La falta de políticas públicas para atender a las poblaciones más vulnerables, en este caso a niños, niñas y adolescentes, son inexistentes, y la Ley Orgánica de Protección al Niño, Niña y Adolescentes (LOPNNA) no cumple su cometido. Los niños, al igual que las personas mayores, las mujeres, las personas con discapacidad y la comunidad LGTBIQ+, están desatendidos por el Estado.
En el año 2020, la organización World Vision, en su informe titulado “Una Espada de Doble Filo: Riesgos de protección que enfrenta la niñez venezolana durante la pandemia Covid-19”, señaló que el trabajo infantil en Venezuela aumentó en un 20 % durante la pandemia, además, un 12 % de los encuestados manifestó estar al tanto de niños y niñas involucrados en trabajo infantil que se consideran difíciles o peligrosos.
El estudio aseguró que entre las actividades más comunes se encuentra la mendicidad, 28 %; el trabajo doméstico, 26 %; y las ventas ambulantes, 19 %; mientras que, otro 15 % mencionó que niños y niñas son obligados a vender drogas ilegales.
World Vision recalcó que en el 73 % de los hogares los niños, niñas y adolescentes pasaban hambre, lo que los obligaba a buscar alimentos a través de la realización de actividades remuneradas que, muchas veces, ponen en riesgo su salud y vida.
Después de 24 años, los niños de la calle, siguen en la calle
En el año 1998, un joven Hugo Chávez prometía -entre otras cosas- sacar a los niños de las calles de Venezuela. “Declaro que no permitiré que en Venezuela haya un solo niño de la calle: si no, dejo de llamarme Hugo Chávez Frías”.
En 2008, desde la sede de la Asamblea Nacional y como parte de su mensaje anual a la nación, Chávez aseguró que no había registro de niños en las calles del país.
“Hace 10 años aquí había declarados, registrados, más de 8 mil niños en situación de calle (…). Hoy no hay niños registrados que estén abandonados en las calles. No hay niños de la calle, que vivan, duerman en la calle. Claro, hay un (…) remanente de niños que van y vienen, pero ya no están abandonados, pero es un número muy bajo”, dijo.
Casi 24 años después de su promesa, no sólo se sigue recordando al expresidente por su nombre de pila, también seguimos viendo -cada vez más- niños, niñas y adolescentes, en condición de calle, trabajando y expuestos a las más crueles formas de explotación y vulnerabilidad como trata, prostitución y esclavitud.