El Drag: una expresión artística de libertad

Por Penélope Longart Borjas

El arte, a través de la historia, ha sido un sitio fundamental para los movimientos sociales. El Drag, es un movimiento artístico transgresor, donde se personifican los géneros, a través de la transformación del cuerpo, adoptando una estética especifica asociada a la construcción social de masculinidad y feminidad.

Con el Drag se entretiene, creando performances de comedia, espectáculos de canto, baile y actuación, pero también se da un mensaje a la sociedad, permite a las personas poder conocerse y expresarse, además de crear espacios seguros y de apoyo para la comunidad LGTBIQ+.

En los años 50-60, empezaron los grupos Drag en Estados Unidos, famosas Drag como Flawless Sabrina ocasionaron debates importantes sobre la identidad sexual y la constante discriminación a la comunidad trans.

Luego, aparecieron las llamadas casas, donde personas que eran discriminadas por su orientación, identidad o expresión de género, eran acogidas y conformaban una familia, las cuales en su mayoría participaban en los ball room, que eran espacios de competencia entre las casas.

Las casas y los ball room, se convirtieron en sitios seguros para la comunidad, en unos años donde la persecución, violencia y discriminación contra el colectivo era mucho más intenso. Este arte, se convirtió en un refugio de libertad y red de apoyo para la comunidad.

La historia del Drag es larga, y cada época tuvo un ajuste o aporte especifico, lo lineal de este arte es que siempre ha existido para liberar(se).

En términos del individuo, aunque no pretendo profundizar en el área psicológica, de la cual no soy especialista, el Drag permite a las personas tocar su alter ego, ese segundo yo inconsciente en el que habitan una serie de cualidades, deseos y rasgos que no expresamos o tocamos, en muchos casos por paradigmas sociales establecidos y reproducidos.

En mi caso, el Drag me conectó y reconcilió con mi propia feminidad, derrumbando los muros de la feminidad frágil y débil, con un tipo de Drag que realza una feminidad distinta, una fuerte y libre. La forma en la que el Drag puede agredir los conceptos construidos de ser mujer y ser hombre es necesario para cada persona, el Drag como cualquier tipo de arte, es un espacio que cualquiera puede practicar y acceder.

Hace unos meses realizábamos un evento Drag de novatos, donde unos amigos y yo creamos nuestros propios personajes. Uno de ellos construyó su personaje sobre la figura femenina que siempre deseó tener y no pudo porque su madre jamás aceptó su orientación sexual, otro de ellos, montó un personaje sobre sus miedos y la feminidad que nunca admitió para encajar entre la heteronormatividad que se presenta hasta dentro de la propia comunidad.

Uno de ellos venció la desconfianza que generó un trastorno alimenticio que sufrió por años, por medio de su personaje y todo el evento que conceptualizamos.

El Drag permite generar a través de un personaje un diálogo propio profundo, pero también accede a debates sociales sobre las líneas difusas de la expresión e identidad de género, debate del cual los heterosexuales no estamos exceptos y debemos implicarnos.

La expresión de género es una decisión individual, pero es un debate colectivo para acabar con la discriminación y las tradiciones que bloquean que cada persona pueda vivir(se) de la forma que desee. Esto no implica la desaparición del género masculino y femenino como lo conocemos, esto abre la posibilidad de que todos podamos coincidir en la empatía y por la libertad.

No aceptar y llamar a una persona por el género que se identifique y exprese, no es una decisión de libertad, es una expresión de intolerancia.

No solo en el PRIDE debemos hablar de estos temas, hoy, como generación, tenemos una responsabilidad intrínseca en crear una sociedad más libre y tolerante, y el Drag es un movimiento artístico ideal para lograrlo.

¿Cómo sería tu personaje Drag, y que es aquello que expresarías con él que nunca te ha permitido la sociedad?


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