Personas trans

El activismo por los derechos de las personas trans en Venezuela está vivo

Identidad, acceso al mercado laboral y a la medicación, violencia y equidad ante la ley están entre las demandas de esta comunidad

Sin respaldo real de ningún bando político y ante la indiferencia de la mayoría de la población, las organizaciones que combaten la discriminación contra estas personas celebran un 2021 de avances

Cinco8

(07-02-2022) El 2021 fue un año de reactivación del activismo para las ONG y los movimientos de derechos civiles en Venezuela, a pesar de las restricciones de la pandemia. 2022 también empezó con fuerza, con la manifestación en Caracas a favor del matrimonio igualitario el lunes 31 de enero, donde decenas de personas acudieron a pedirlo al TSJ. 

—2021 fue un año muy importante, con mucho activismo para exigir derechos, justicia y visibilizar los crímenes de odio. Hay un nuevo movimiento de personas jóvenes que quieren exigir derechos y están buscando nuevos medios y espacios para compartir información, experiencias y apoyo. #YoTeCreo es parte de este movimiento, que busca atacar muchos tipos de violencias basadas en el género. Esto es sin duda muy positivo —dice Prissila Solórzano, una de las voces más importantes en defensa de las mujeres trans en Venezuela.  

Cinco8 habló con cuatro activistas trans por los derechos humanos acerca del nuevo panorama de su búsqueda por el disfrute de los derechos para todos en Venezuela, con gente joven que se incorpora, más organización y nuevos grupos, más denuncias de discriminación y violencia, más esfuerzos por educar respecto al universo trans. Todo esto sucede en un contexto donde la extensión de la extrema pobreza impacta más a quienes gozan de menos derechos y tienen pocas oportunidades formales de trabajo porque su identidad de género es distinta a la normativa social.  

Kyara Madrid Lugo (ella)

Kyara ha sido activista en derechos humanos de las personas sexo diversas por ocho años. Formó parte de Amnistía Internacional, Venezuela Red LGBT y desde 2014 es la coordinadora de Transexualidad de la Fundación Asociación Civil Ciudadanía Diversa (CiuDiver), ONG de derechos humanos LGBTIQ del estado Zulia. También presta apoyo en actividades relacionadas con los derechos LGBTIQ de la Comisión de Derechos Humanos del Zulia (Codhez) y es parte en la secretaría de asuntos sexo diversos del partido Un Nuevo Tiempo Zulia.

¿Cómo se ve el panorama de los derechos de las personas trans, intersex y no binarias en Venezuela? ¿Cómo se organiza el activismo a lo largo del país?

Es bien sabido que en Venezuela existe una desconfianza generalizada con los organismos públicos, en especial con la actual Asamblea Nacional, debido a la falta de interés de estos organismos en crear leyes que beneficien al colectivo sexo-género diverso. En 2016 mi ONG, CiuDiver, formó parte de la redacción, promoción y presentación de un proyecto de ley para el reconocimiento e inserción social de la comunidad LGBTIQ+. Éste fue presentado en el Consejo Legislativo de Maracaibo pero no fue aprobado. En 2014 y 2015 varias organizaciones en conjunto con la sociedad civil llevamos a cabo una campaña nacional para recolectar las veinte mil firmas requeridas para presentar un proyecto de ley para permitir el matrimonio igualitario. Dichas firmas fueron entregadas a la Asamblea Nacional de ese periodo pero nunca se tuvo disposición en la discusión del proyecto. En el Zulia, históricamente una región poco tolerante con la comunidad sexo-género diversa, hay mucha discriminación hacia mi colectivo, en especial a las personas trans, que nos ha llevado a la exclusión educativa y laboral.

Yo particularmente tengo una profesión y muchas veces he llevado currículos a empresas de mi área ocupacional y siempre me rechazan por ser mujer trans.

Esto me ha llevado a tener una limitada calidad de vida, estoy más vulnerable que la mayoría en cuanto a mis derechos básicos como alimentación, vivienda, salud, etc. 

Lucas Contreras (él)

Lucas es cocinero y ayudante del Maricafe en el primer Centro LGBTQ+ en Venezuela, en Mérida, un espacio libre de discriminación. Allí, Lucas brinda apoyo a las personas que van a recibir ayuda psicosocial, a los talleres o eventos de apoyo e información. 

¿Qué espacios podemos encontrar en Mérida destinados a la protección de personas trans en el país?

En Mérida, una sociedad tan conservadora, el tema de ser trans es un tabú y hay discriminación y bullying, aunque en ocasiones, mientras no haya una muestra de algún documento de identidad, las personas suelen usar los pronombres correctos ante lo que perciben, ya sea una chica o un chico. En caso contrario, te ven como alienígena y hacen preguntas despectivas e invasivas.

Otro problema es que dependemos de Caracas para la compra del tratamiento de reemplazo hormonal, ya que aquí en Mérida no hay quien lo venda.

En Mérida contamos con el primer centro de apoyo LGBTIQ+ del país, un sitio sin discriminación, donde podemos ser nosotres mismes, donde podemos encontrar ayuda psicosocial, una mano amiga, personas con gran corazón y del cual formo parte. Luchamos por ser escuchados y visibilizados, donde se respeten nuestros derechos humanos.

Prissila Solórzano (ella)

Coordinadora operativa en la ONG Caleidoscopio Humano, Defensora de DDHH y activista LGBTI. Es una de las voces más importantes en defensa de las mujeres trans en Venezuela. 

La falta de garantías para personas trans en Venezuela ha impulsado el éxodo de esta población. ¿Con qué obstáculos se encuentran las personas trans al migrar? 

Los obstáculos para una persona trans migrante son muchos: primero el tema de la identidad y la documentación, que hace que tengan que migrar por caminos irregulares que son mucho más peligrosos. Esto dificulta además la investigación y el monitoreo de casos de violencia o desapariciones de personas trans, porque a falta de un documento de identidad hay una brecha para identificar a la persona. Los caminos irregulares también se prestan para extorsión, violencia, violencia sexual y tráfico, un problema al que están expuestas principalmente las mujeres trans. En los países adoptivos también surgen otros problemas, dependiendo del país de destino. En Colombia hay políticas medianamente aceptables, sin embargo muchas migrantes venezolanas trans en Colombia ejercen el trabajo sexual, y las casas que prestan los espacios para estos servicios también pueden exponer a las trabajadoras a esclavitud moderna y extorsión.

En España e Italia casi la mitad de las personas trans venezolanas ejercen trabajo sexual, solo que pueden ejercerlo en sus propios espacios de trabajo y bajo consentimiento.

Sin embargo, hay riesgos de otro tipo: España por ejemplo, tiene movimientos feministas muy críticos de las teorías de género, que ponen a las personas trans en una situación difícil y en riesgo en mayor o menor medida. No podemos negar que las historias de las chicas trans que se fueron a Europa son muy duras. Con respecto al tráfico y explotación sexual, hay mucha tela que cortar, poca información al respecto y un riesgo generalizado. A mí, por ejemplo, me han intentado captar cinco veces. Investigo el tráfico de mujeres trans desde 2019 y hay patrones claros: las captaciones se hacen usualmente a través de redes sociales (Twitter, Tinder, Grindr, Facebook); hay ofertas engañosas como ofertas laborales, enamoramientos, promesas de cuidar a la familia, ofrecimiento de hacer las operaciones estéticas. De la captación inicial devienen varios problemas: la explotación sexual, y que después es común que conviertan a las mismas chicas en captadoras. Es una situación muy dolorosa, porque una se siente vulnerada por personas de la comunidad. En Colombia, Brasil, Ecuador y Perú se presentan más casos de este estilo. Por otro lado, en Venezuela no hay organizaciones especializadas en el tráfico de personas trans. Este tema está presente en varias ONG feministas y ONG que monitorean e investigan este tipo de casos de forma más amplia entre mujeres, niños, niñas y adolescentes; pero es importante la investigación y las políticas públicas especializadas. 

Julián David Pinto (él) 

Empezó su trabajo de activismo en Amnistía Internacional y lleva ya varios años con la Fundación Unitrans, que tiene alianzas con especialistas y centros de salud para proveer acceso a la salud sexual e integral del paciente trans en América Latina.

Desde la perspectiva de los derechos humanos, ¿qué es lo más importante que le gustaría que la gente cisgénero supiera sobre las personas transgénero y no binarias? ¿Quiénes son para ti las grandes figuras trans venezolanas? 

Lo más importante es entender que todxs debemos tener los mismos derechos, pero en Venezuela las personas trans no tenemos acceso a ninguno de ellos. El tema de la identidad es algo a lo cual no tenemos el derecho: puedo sacar mi cédula, pero no con la identidad con la que me siento conforme.

Yo tengo derecho a la identidad, pero no con la que yo me identifico sino con la que me fue asignada.

Tampoco tenemos acceso a un buen sistema de salud que nos dé una atención justa. Para mí las grandes figuras de la comunidad trans venezolana son precisamente todxs lxs que están aquí, esforzándose por existir en un contexto hostil. Hay quienes piensan en grandes figuras públicas, pero yo por ejemplo pienso en Kelly, una mujer trans que vivía en la calle y que conocí en Plafam cuando buscaba ayuda para empezar su tratamiento de reemplazo hormonal. Ella es una de las grandes figuras en mi vida, pudo salir de la calle, está en un lugar seguro. Enfrentar su transición le cambió la vida y eso me parece inspirador.

Artículos recientes