Octubre también es el mes para recordar y exigir trabajo decente y digno
Nataly Carvajal/Caleidoscopio Humano
Todos los 7 de octubre se conmemora Día del Trabajo Decente o Digno, para hacer visible aquellos retos u obstáculos que existen para que las personas gocen a plenitud de las condiciones de protección social, respeto por sus derechos y una vida con dignidad.
Durante 1998, en Ginebra, fue adoptada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la declaración relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo y su seguimiento, la cual, compromete a los Estados miembros a respetar la libertad sindical, el reconocimiento efectivo del derecho de negociación colectiva, la eliminación del trabajo forzoso u obligatorio, la abolición del trabajo infantil y la discriminación en materia de empleo y ocupación.
En tal sentido, se establecen como derechos universales, para ser aplicados en todos los países miembros, independientemente del nivel de desarrollo económico, creando criterios y conductas propicias que aseguren la equidad, el progreso social y la erradicación de la pobreza como factor de desigualdad.
Trabajo digno y derechos humanos
En términos generales, el contexto para que las personas gocen de un trabajo digno es aquel que genera un ingreso justo, ofrece seguridad al trabajador, garantiza la protección social a las familias, posibilita la libre expresión de ideas u opiniones, garantiza la igualdad de trato y oportunidades entre hombres y mujeres.
De este modo, los derechos humanos y la preservación de la dignidad, son piezas claves para lograr combatir las inequidades y asimetrías que acompañan a las sociedades, y así lograr construir un crecimiento económico sostenible e inclusivo, favoreciendo a aquellas personas con mayores dificultades, particularmente los desempleados y trabajadores migrantes.
Trabajo digno y pandemia
El Informe Mundial sobre Salarios, presentado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), indicó que el crecimiento de los salarios en el mundo en los cuatro años antes de la pandemia por COVID-19, (2016-2020), osciló entre el 1,6 y 2,2 %, sin incluir a China dentro la muestra.
El mayor incremento salarial que se produjo en los países de economías avanzadas del G-20, fue en la República de Corea del Sur, con un 22 %, seguida de Alemania con un 15 %, en cambio Italia, Japón y Reino Unido redujo el salario real o verdadero poder adquisitivo.
Por otro lado, la pandemia por COVID-19 no ha generado las mismas consecuencias para las mujeres que para los hombres, ya que particularmente son ellas quienes sufren los efectos más adversos. La crisis ha afectado a las personas que perciben los salarios más bajos, aumentando la brecha y desigualdad salarial.
¿En Venezuela existen las condiciones para garantizar trabajo digno?
La más reciente Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI), realizada por investigadores de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), Universidad Central de Venezuela (UCV) y la Universidad Simón Bolívar (USB), muestra la situación de precariedad que viven los empleados venezolanos, evidenciando una disminución del número de trabajadores asalariados, además, del crecimiento de los trabajadores por cuenta propia o informales.
La situación tiene que ver con la hiperinflación que ha pulverizado el valor del salario real y el deterioro de las condiciones de trabajo, donde el ingreso mínimo no es garante de una subsistencia digna que se traduzca en desarrollo personal y familiar como parte importante de la sociedad.
Venezuela se ubica como uno de los países con mayor riesgo de conflictividad social, pues los elevados índices de precariedad laboral, han disminuido las oportunidades de acceder a empleos dignos, entorno que impide se materialicen las metas de justicia social y paz mundial.
Los trabajadores del sector público han sido de los más afectados por la crisis, sus salarios no llegan ni al equivalente a 3 dólares mensuales, ingresos que socavan cualquier oportunidad de progreso y desarrollo personal.
¿Cómo lograr trabajos dignos en Venezuela?
Uno de los principales aspectos para tomar en cuenta, en la búsqueda de dignificar las condiciones de los trabajadores venezolanos, es la libertad sindical, entendida como un derecho humano y la posibilidad de organización en pro de la defensa de los derechos laborales.
Los sindicatos también aseguran el buen funcionamiento de la democracia, pues ejercen el papel de grupos de presión, y aunque también se ocupan formalmente de la política, no pretenden llegar al poder, sino representar intereses particulares, e influir sobre los procesos políticos.
La Central de Trabajadores y Trabajadoras Alianza Sindical de Venezuela (ASI) ha presentado la propuesta de una ley de Emergencia Laboral, planteando condiciones que permitan la protección social de los trabajadores, con el acceso a un conjunto de bienes y servicios que saquen al país del umbral de pobreza por ingresos, donde los trabajadores puedan cubrir las necesidades de sustento de forma real, con ingresos dignos.
Finalmente, se requiere de la reactivación del aparato productivo, con un marco jurídico que brinde garantías a nuevas inversiones, y así se generen empleos formales, todo esto acompañado de políticas públicas, que lleven a la transición de la economía informal a la formal, mitigando la desigualdad, apostando por el progreso y desarrollo de toda una sociedad.