Por Francisco González/Caleidoscopio Humano
(19-05-2023) El 24 de marzo de 1854, dos y media décadas después de la disolución de la Gran Colombia y bajo el mandato de José Gregorio Monagas, se firma en Venezuela la ley que abolió la esclavitud.
Hoy en día, si bien ya no existen las figuras de “amo” y “esclavo”, han surgido nuevas formas de esclavitud que perpetúan la relación de dominación y explotación a nivel laboral.
Según las Naciones Unidas, se entiende por “esclavitud moderna” aquella relación por la que una persona es obligada a trabajar en condiciones infrahumanas, sin poder negarse a ello debido al uso de la violencia y/o a la amenaza del uso de la fuerza.
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Se trata, sin lugar a dudas, de una violación a los derechos humanos de los trabajadores.
Algunos ejemplos de la esclavitud moderna pueden ser, en primer lugar, el “trabajo forzoso”, que implica trabajar extensas jornadas bajo extremas condiciones y mínimos beneficios. Las fábricas textiles en Pakistán o las industrias electrónicas de China son claros ejemplos de este tipo de fenómeno.
Esclavitud moderna en Venezuela
Ejemplos de esclavitud moderna más cercanos a la cotidianidad del venezolano son los que se conocen como “explotación sexual” y “trata de personas” que, aunque fenómenos distintos, con frecuencia van de la mano.
La Emergencia Humanitaria Compleja que atraviesa Venezuela ha destruido el poder adquisitivo de la población. En este contexto, las personas mayores, las mujeres, los niños, niñas y adolescentes son especialmente vulnerables a los coletazos de la crisis.
Para poder sobrevivir, al menos siete millones de venezolanos han migrado. Ante esta enorme diáspora, grupos ilegales dedicados a la trata de personas se han reinventado para captar mujeres y niñas venezolanas, ofrecerles propuestas de empleo atractivas y luego llevarlas bajo engaño a países donde son sexualmente explotadas.
Recientemente, han sido descubiertas y desmanteladas redes de prostitución forzada y explotación sexual de ciudadanas venezolanas en España, Panamá y República Dominicana.
Solamente en Colombia, grupos paramilitares como el Ejército de Liberación Nacional (ELN) consumen servicios sexuales en zonas donde, el 90 % de las trabajadoras sexuales, son venezolanas. Aunque el porcentaje de cuantas lo ejercen en “libertad” y cuantas lo hacen obligadas se desconoce, es sabido que una importante cifra de mujeres depende económicamente del proxeneta que las comercia.
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De acuerdo con cifras de la asociación civil Mulier Venezuela, 1.390 venezolanas fueron rescatadas de redes de trata de personas en 2022, de las cuales 284 eran niñas y adolescentes.
El monitoreo realizado por Mulier Venezuela reveló que dentro del país se registraron 12 casos de identificación de situaciones de trata en Venezuela, durante el 2022. En total, hubo 60 venezolanas rescatadas: 30 % de ellas niñas y adolescentes. De las 25 personas detenidas relacionadas con estos casos, el 68 % son hombres (17 venezolanos) y el 42 % mujeres (8 venezolanas).
Aunado a lo anterior, un estudio publicado por la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), titulado “Formas de esclavitud moderna y su impacto en personas migrantes forzadas y refugiadas de Venezuela”, reveló el país se consolidó a la cabeza del ranking latinoamericano de esclavitud moderna.
Solo en Venezuela, la cifra de personas que viven en esclavitud alcanza las 174.000 víctimas, cifra muy superior a las 28.000 de Chile o las 60.000 de Brasil.
El Estado venezolano no ha tomado medidas para atender esta realidad y, lamentablemente, los países que han recibido grandes cantidades de migrantes venezolanos (Colombia, Perú, Chile…) tampoco.
La crítica situación venezolana se ha convertido en la peor crisis de derechos económicos de la historia del país, lo que a su vez ha revivido formas de trabajo infrahumanas que se creían abolidas desde hace casi doscientos años.