Medicinas

Crónica de un tratamiento inalcanzable: los anticonvulsivos duplicaron su precio en menos de dos años

Quienes no pueden adquirir los medicamentos deben lidiar con problemas como la dificultad para conciliar el sueño hasta la pérdida de apetito

Emmanuel Rivas/Caleidoscopio Humano

(21-03-2025) Carlos* necesita al mes 3 cajas de oxcarbazepina, un medicamento que se utiliza para controlar ciertos tipos de convulsiones en adultos y niños. También ayuda a disminuir la irritabilidad en la corteza cerebral.

Además, requiere de complementos vitamínicos que le ayuden a que los procesos de conexiones cerebrales sean mucho más eficientes.

En los últimos dos años, el precio de estos medicamentos se ha duplicado, haciendo -cada vez- más difícil su acceso.

«La oxcarbazepina pasó de 8 a 15 dólares. Solo ahí necesito $45. Si sumo los suplementos vitamínicos, cada uno con costos aproximados de 8 dólares, me llevan a necesitar mínimo 70 dólares mensuales solo para medicamentos», señala.

Además de esto, Carlos debe llevar una dieta libre de gluten, por lo que su alimentación también tiene una carga económica considerable.

Este monto de 70 dólares con el que debe contar todos los meses solo para sus medicinas es muy alto, si se toma en consideración que el sueldo mínimo oficial en Venezuela, desde marzo de 2022, es de 130 bolívares, que equivalen a 1,92 dólares de acuerdo con la tasa oficial del Banco Central de Venezuela.

Es decir, Carlos necesita todos los meses 36,45 sueldos mínimos para poder adquirir 3 cajas de oxcarbazepina y 2 o 3 complementos vitamínicos (Omega 3 y Citrato de Magnesio).

Además, es un monto casi inalcanzable para la inmensa mayoría de los venezolanos, pues, de acuerdo con datos del Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF) en 2024, la pobreza en el país alcanzó el 86 %.

Pero, ¿qué pasa si Carlos deja de tomar sus medicamentos?

Tener un tratamiento médico, para la condición que sea, requiere de constancia y disciplina. Dejar de tomar una pastilla puede generar diversas reacciones en el organismo, aún más si la ingesta médica se suspende por periodos prolongados de tiempo.

«Si dejo de tomar mis medicinas un día, no pasa nada. Pero después de una semana, empiezo a tener problemas para conciliar el sueño, para concentrarme e incluso en las dinámicas más simples y cotidianas. Mi apetito disminuye porque mi cerebro deja de procesar la información debidamente, y no me avisa, ni siquiera, cuando tengo hambre», relata Carlos.

Agrega que, «si un día me ves por la calle y me notas ojeroso y delgado, muy probablemente es porque ese mes no tuve para comprar mis medicinas».

Además del factor económico, Carlos debe lidiar con otro obstáculo: la escasez de medicamentos.

Para marzo de 2024, de acuerdo con la organización Convite, los medicamentos anticonvulsivos —como la oxcarbazepina— registraban una escasez del 33 %; una cifra bastante alentadora, si se compara con el 90 % del año 2019, pero que igual sigue afectando a personas como Carlos que deben, sí o sí, tener su tratamiento de manera constante y continua. 

  • El nombre original fue cambiado por petición del entrevistado

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