Caracas: El oasis en sequía del desierto venezolano

Francisco González / Caleidoscopio Humano. – Desde el descubrimiento del Zumaque I, que vino junto a las abundantes bondades del petróleo, Venezuela abandonó sus campos.

El fenómeno migratorio interno, donde decenas de miles de personas se desplazaron de los campos a las ciudades, generó caos inmobiliario, colapso de servicios públicos y surgimiento de ciudades sin ninguna planificación urbanística previa.

A pesar de dicho fenómeno y el chorro de dinero destapado por el petróleo, que permitió que las grandes ciudades petroleras se modernizaran, el “centro” en Venezuela nunca dejó de ser Caracas.

Caracas, la capital, es también la cuna del poder del país, la ciudad más poblada y la urbe que mueve, por sí sola, buena parte del comercio nacional.

De hecho, a pesar de que para el 2023, el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita promedio de Venezuela fue de USD 4.065, en Caracas alcanzó los USD 28.026. En términos comparativos, esto implica que una persona en Caracas produce, en promedio, treinta veces más dinero que alguien que vive en el llano apureño o barinés.

Esta dinámica socioeconómica desigual, si bien se ha acentuado por la crisis, ha existido desde la época colonial del país.

En la cultura venezolana, dichos como “Caracas es Caracas, y lo demás es monte y culebra”, son populares para mofarse de las condiciones menos favorables en las que se vive en el interior.

La Emergencia Humanitaria Compleja ha exacerbado esta dinámica, aumentando las tensiones de las personas que viven en las regiones del interior venezolano para con sus compatriotas caraqueños.

En redes sociales, son frecuentes las quejas y denuncias cada vez que hay cortes de electricidad, y también son frecuentes los posts en X de ciudadanos comentando, indignados, que “a Caracas no la tocan” o que a ellos “les quitan la luz para dársela a Caracas”.

De hecho, con frecuencia, tales comentarios son respondidos por caraqueños, denunciado que también han sido víctimas de la ineficiencia del servicio eléctrico, lo que suele desencadenar discusiones sobre quien vive peor.

En definitiva, Caracas cuenta con un pseudo-escudo de protección frente a buena parte de las situaciones que se viven en el interior.

Sin embargo, cada vez son más los problemas que afectan a los caraqueños, porque, aunque varíe su impacto, la Emergencia Humanitaria Compleja del país no discrimina.

La famosa “burbuja” que encierra a la capital venezolana y la hace “ajena” a la crisis del interior, se ha roto, y los caraqueños -aunque menos que el resto del país- hoy también padecen de cortes eléctricos prolongados, largas colas para surtir gasolina y un estricto racionamiento de agua potable.

Fuente: https://es.statista.com/estadisticas/1267998/producto-interno-bruto-per-capita-en-venezuela/

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