Caleidoscopio Humano: Encendido del obelisco en la Plaza Altamira por el Día de la No Violencia contra la Mujer

El Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer se conmemora el 25 de noviembre desde 1981 y es una fecha que debemos recordar más allá de la celebración desde una mirada de recuerdo para la no repetición del asesinato de las hermanas Mirabal, activistas políticas de República Dominicana.

Para nadie es un secreto que la inacción del sistema de justicia en Venezuela y la incapacidad del Estado para garantizar el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia, profundiza su situación de riesgo ante los agresores. Tampoco, el peligro que vivimos por sentirnos inseguras y vulnerables y de esto, es señal de inminente peligro que se hable de 235 femicidios de enero a octubre de 2021 como lo ha documentado el CENTRO DE JUSTICIA Y PAZ CEPAZ en su monitoreo de medios. Hoy la Red Naranja en las organizaciones que hacemos parte de ella reclamamos reclamemos la atención urgente, seria y oportuna ante este flagelo.

No pretendo repetir lo que vivimos cada vez que atendemos a una víctima de violencia de género, y mucho menos repetir que esto debe llamar la atención de la ciudadanía, del Estado y de todas las personas que hoy trabajamos incansablemente a favor de la no discriminación de las mujeres y las niñas por razones de género.

Hoy recordamos también que es violencia del Estado que no existan funcionarios capacitados para atender, procesar e investigar las denuncias que sin duda han incrementado por la pandemia, por la EHC y por la incapacidad de mirar seriamente estos riesgos latentes con lentes de género.

Recordamos que es violencia de Estado que no se atiendan las denuncias si no que se politice muchas de ellas. Es violencia de Estado que no existan campañas preventivas y que por el contrario los discursos de odio y de discriminación se propaguen desde puestos de poder. Es violencia de Estado la ofensa pública por razones de género.

Es violencia de Estado no implementar políticas públicas que generen que se atienda a las mujeres víctimas, que no existan hogares provisionales o casas de abrigo y que no se proporcione atención y cuidado.

Es violencia que no deconstruyamos conductas machistas, que no se proporcionen espacios seguros y que continuemos dejando invisibles nuestras demandas para dedicar tiempo a narrativas anti derechos que nos hacen desiguales.

Mujeres, niñas, adolescentes, mujeres lesbianas y mujeres trans y personas no binarias que hoy continúan alzando sus voces para que la violencia que mata y que es silente profundiza desigualdades y termine de una vez por todas.

Es urgente propiciar espacios que nos hagan sentir iguales en derechos y que nos proporcionen la vida digna, libre y sin miedo.

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