Indígenas

Aproximación histórica: la tierra y el territorio indígena

Por Juan Carlos Zamora/ Sociólogo/ Voluntario de Investigación y Documentación de Caleidoscopio Humano.

(30-08-2024) Cristóbal Colón pisó tierra firme en su tercer viaje (1498) al continente americano. Lo hizo en la región nororiental del territorio conocido actualmente como Venezuela. Los pobladores originales denominaban a este territorio como Abyala, Obaya, No ‘no o Mma’. Estos pobladores eran ajenos a la realidad europea en términos culturales, económicos y políticos.

El encuentro no fue transitorio y resultó trascendental en ambos lados del océano atlántico. La conquista y colonización reconoció en los indígenas a infieles que debían ser evangelizados, lo cual, contando con el aval del Papa, dio inicio a la ocupación y despojo del territorio indígena, sirviendo como medio para el aprovechamiento de las riquezas que eran encontradas por el europeo.

Desde una perspectiva histórica, el enfoque de derechos humanos ha establecido un marco internacional común de reconocimiento de los pueblos indígenas que ha sido incorporado en las legislaciones nacionales. Venezuela no ha sido ajena a este proceso; sin embargo, las tensiones siguen presentes porque la distancia entre la declaración normativa y los hechos aún no ha sido reducida de forma total, especialmente en lo relativo a la tierra y el territorio.

Este breve escrito es una primera aproximación que no pretende ser exhaustiva respecto a un tema complejo como es la importancia del territorio y el derecho a la tierra para los pueblos indígenas en la historia.

La representación del «otro»

El indígena es reconocido por el europeo como un ser primitivo a su llegada al territorio que hoy conocemos como América. No es pensado desde su singularidad, sino en una relación de subordinación y/o percepción de inferioridad que tuvo expresión en su reducción durante la conquista y colonización. Pocas veces escuchado, el despojo de sus tierras estuvo acompañado de la desaparición de sus lenguas y costumbres en un proceso integracionista que incorporó prácticas y creencias cristianas mediante sistemas educativos establecidos por misiones evangelizadoras. 

En la historia se encuentran diferentes valoraciones que se hicieron sobre ese «otro»; el relato del bárbaro y del buen salvaje, en el que participa Bartolomé de las Casas, forma parte de esta construcción simbólica y, por lo tanto, cultural. Estas consideraciones son fundamentales porque a partir de ellas se determinan capacidades y responsabilidades del indígena.

¿Cómo era representado el indígena? Era considerado un infiel, sin organización política y económica; por lo tanto, no conocía monarca ni tributo. Incapaz de trabajar la tierra a fondo, extraía de la naturaleza solo lo que necesitaba y poca era la acumulación material que poseía; demostraba capacidad de entendimiento y obediencia.

La ocupación de las tierras y la evangelización fueron dos procesos que se implementaron en conjunto con el acompañamiento de la Iglesia, dando como resultado la disolución de prácticas autóctonas, algunas de las cuales se fundieron en un sincretismo religioso que integró también al esclavo africano. La Autoridad Pontificia concedió a los Reyes de Castilla y León la posesión de los territorios «descubiertos» con la asignación de evangelizar a los pobladores infieles, condición que les impedía tener derechos sobre la tierra. 

  1. La encomienda y los pueblos indígenas

La ocupación del territorio se organizó bajo la figura de la encomienda. Consistía en la asignación y dotación de tierras a un «conquistador» que demostrará interés y capacidad para su desarrollo productivo. La incapacidad de los indígenas para generar excedentes que se convirtieran en tributos para el rey fue un factor que contribuyó a su incorporación como siervos en la encomienda, la cual vendría a ser una figura propia del medioevo europeo con la existencia de una relación señor-siervo. El despojo del territorio adoptó esta primera forma y permitió, como se ha mencionado, afianzar el proceso de evangelización y la integración del indígena a un modo de organización social y productiva distinto a sus costumbres. 

La necesidad de colonizar nuevas tierras indujo posteriormente la constitución y desarrollo de pueblos indígenas durante el siglo XVII, reconociendo la propiedad colectiva del territorio sujeto al dominio del Rey y asignado a las misiones evangelizadoras para reducir la dependencia de los indígenas al colonizador europeo. Estos pueblos se convirtieron en las primeras ciudades desarrolladas en territorio venezolano.

El proceso de evangelización e integración diluyó las costumbres de los pueblos indígenas, sus idiomas y prácticas culturales. Sin duda, la ocupación del territorio fue un factor determinante, a pesar de los enfrentamientos y resistencias registrados entre el siglo XV y XVIII.

  1. La constitución del Estado – Nación

La independencia reconoció que se constituía un pueblo mestizo. El Libertador era consciente de tal singularidad, resultado de la integración entre el europeo, el africano y el indígena. Entendida esta característica como resultado de la conquista y colonización europea, la legislación a partir de la independencia se orientó al reconocimiento individual de derechos sobre la tierra que ocupaban los indígenas, fragmentando territorios que se integraban al orden legal burgués que se estableció entre los siglos XIX y XX.

La propiedad colectiva y la vida común de los pueblos indígenas seguía subordinada y descartada en una sociedad que miraba más hacia Europa como modelo de organización social, política y económica que hacia un pasado construido en base al despojo y la evangelización en medio de resistencias alternativas. .Así el indígena y su modo de vida han sido vistos como un estado a superar mediante la integración dentro de un paradigma modernizador.

Perspectiva de derechos humanos

Los principios establecidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos orientados por el respeto a la dignidad humana y no discriminación han sido desarrollados en una perspectiva histórica que reconoce a los pueblos indígenas como sujetos de derecho. En el plano internacional, el salto más resaltante es el cambio de noción respecto a la integración que tuvo graves efectos en la disolución de costumbres y uso de idiomas propios. Tales derechos han sido consagrados en varios documentos, entre los que destacan el Convenio 109 de la Organización Internacional del Trabajo y la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Pueblos Indígenas.

Venezuela no ha sido ajena a esta tendencia y su marco legal (Constitución y leyes) abordan la cuestión indígena reconociéndola como constitutiva de su identidad nacional; así el indígena aparece en el discurso político como un sujeto de derechos en sí mismo, no solo individual sino colectivamente. Quizás uno de los derechos reconocidos con mayor trascendencia es el derecho a la tierra, reconocido en la Constitución Nacional (art. 119) como espacio que posibilita la vida colectiva organizada bajo sus costumbres y tradiciones.

Reflexiones finales

En estas breves líneas hemos intentado aproximarnos al indígena y sus luchas, resaltando la importancia que tiene la tierra y el territorio como posibilidad de vida colectiva y no sólo como recurso para el aprovechamiento económico; durante los últimos años ha sido objeto de reconocimiento por parte del Estado venezolano, no sin restricciones y limitaciones; aún existe una distancia entre el derecho declarado y el goce efectivo del mismo en la realidad.

Así, tenemos, por ejemplo, que los procesos de demarcación de tierras indígenas tienen en muchos casos procedimientos arbitrarios para conducir a la titulación.

También, el asesinato de líderes indígenas que luchan por el derecho a la tierra es un tema vigente, pese a los avances obtenidos en la legislación, hay casos emblemáticos y recientes como el caso del cacique Sabino.

Como vemos, aún hay asuntos pendientes por desarrollar, la vigencia de las luchas de los pueblos indígenas en su amplitud tiene total actualidad. Es importante incorporar estas cuestiones en la representación del futuro que pensamos como país.

Referencias bibliográficas utilizadas

[1] Amodio, Emanuele. La república indígena. Pueblos indígenas y perspectivas políticas en Venezuela. Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales (online). 2007, Vol. 13, n. 3.

[2] Cañas, Ordoñez. Territorios indígenas fragmentados y el Estado Nación Venezuela. El (des) balance histórico de un conflicto. Tesis de doctorado. Universidad Complutense de Madrid (Online), 2015.

[3] Idem

[4] Caballero, Hortensia. La demarcación de tierras indígenas en Venezuela. Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales (online). 2007, Vol. 13, n. 3.

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