En el marco del Día Internacional de la Mujer, diferentes organizaciones y activistas que forman parte del colectivo Mujeres contra las Violencias se reunieron en Caracas para exigir respeto a sus derechos
Emmanuel Rivas/Caleidoscopio Humano
(09-03-2022) En una asamblea realizada frente a las instalaciones del Ministerio Público, el movimiento feminista se manifestó para exigir la reivindicación de sus derechos. Entre las solicitudes realizadas al Estado Venezolano se encuentran derechos como el acceso a la salud sexual y reproductiva, seguridad, igualdad, equidad y justicia para las víctimas de la violencia machista.
En Venezuela las mujeres están desprotegidas. El Estado no hace cumplir la legislación vigente para garantizar una vida libre de violencia, y tampoco crea las condiciones para una nueva legislación enmarcada en los derechos humanos, por estas razones activistas de distintas organizaciones del grupo Mujeres contra las violencias organizaron una asamblea feminista que inició con atropellos por parte de otros grupos afectos al PSUV que se encontraban en el mismo lugar con sonido y pancartas a favor del gobierno.
Al iniciar la asamblea feminista, y luego de distintas situaciones de atropellos de motorizados, funcionarios policiales y grupos del partido de gobierno se pretendió silenciar la voz de las activistas, pero la consigna que se escuchó con fuerza fue: “Estado machista, violento y opresor defiende a las mujeres solo por televisión”.
Gabriela Buada, directora de Caleidoscopio Humano increpó al Estado en la asamblea feminista, asegurando que sigue “ciego, sordo y mudo” ante las exigencias del movimiento feminista.
“Como luchamos contra un Estado que nos violenta. ¿Qué hacemos?, ¿nos callamos? Vamos a seguir en la calle, con nuestras propias agendas, juntas, sin importar posición política, raza, color, sexo u orientación sexual. Todas las luchas por los derechos, son nuestras luchas; y tenemos que seguir”, dijo.
“El Estado no nos va a silenciar”
Desde el gobierno se pretendió silenciar la voz del movimiento feminista, que, con megáfono en mano, exigía sus derechos.
Equipos de sonido descomunales retumbaban en los edificios del centro de Caracas con las canciones utilizadas en las diferentes campañas electorales del chavismo.
Desde las tarimas, apostadas a lo largo de la Avenida Universidad, dirigentes políticos pro gobierno enviaban mensajes a las mujeres que se manifestaban intentando “enseñar” como debían manifestar.
“Hay cientos de hombres, diciéndonos como tenemos que hacer nuestra marcha de mujeres, que consignas debemos gritar (…) es una muestra más de la violencia machista y patriarcal que tenemos”, fustigó Vanessa Blanco, activista de la organización Joven Pride.
Dirigentes del gobierno desfilaron frente al movimiento feminista. Ninguno se acercó a conversar o escuchar las exigencias.
Motorizados y simpatizantes oficialistas, además de funcionarios policiales, se abrieron paso para intimidar el movimiento de mujeres que se mantenía en pie y en espera de poder realizar la asamblea convocada y organizada a días previos del Día Internacional de la Mujer.
A pesar de la evidente intención del gobierno de silenciar a las activistas y defensoras, expusieron sus exigencias y llamaron a trabajar unidas en pro de lograr la reivindicación de sus derechos.
Venezuela se está quedando atrás
En los últimos años, en países de la región, se ha avanzado en los derechos de las mujeres. El más reciente fue Colombia, donde se aprobó el aborto legal y seguro hasta la semana 24.
Argentina, Chile, Uruguay, Brasil y otros países ya habían legislado sobre este tema.
Sin embargo, en Venezuela se niega la posibilidad de legislar sobre la salud sexual y reproductiva, una ley a favor del derecho al aborto seguro y a la despenalización y la ley de identidad para personas trans.
El país se está quedando con legislaciones retrogradas que sin duda vulneran los derechos de las personas a decidir sobre su vida. Desde Caleidoscopio Humano seguiremos firmes, apoyando todas las luchas que vayan en beneficio de los derechos humanos y la dignidad de las personas.
