Gaby Buada / Caleidoscopio Humano. – Las campañas de desprestigio contra activistas, organizaciones, personas defensoras de derechos humanos y periodistas que denuncian violaciones en Venezuela tienen un impacto significativo en las narrativas en toda América Latina. Tal vez, en todo el mundo.
Crear narrativas negativas o normalizadoras de situaciones que violan derechos humanos sistemáticamente, que han dejado víctimas mortales y víctimas sobrevivientes, es una forma de afectar la percepción internacional sobre la gravedad de las violaciones, influyendo en decisiones políticas y ayuda internacional. Estas acciones que además se notan que son premeditadas y que la mayoría, provienen de personas que buscan minar la credibilidad de quienes amplifican las voces, se hacen en medios de discursos de tolerancia, paz y negociación. Apropósito hoy de conmemorarse el Día Internacional de la Tolerancia.
Sin duda, estas coordinaciones crean desconfianza y generan confusión y polarización, dificultando además la comprensión objetiva de la situación de gravedad que se sumerge el país. Sobre todo de quienes no viven en el país o no respiran el día a día el miedo de la represión.
Tolerancia a normalizar a los normalizadores
Los últimos días hemos visto cómo la opinión en la red social X, contra todo lo que postea Luis Carlos Díaz, periodista, defensor de derechos humanos y una víctima de persecución, detención arbitraria, tortura y una larga lista de horrores que vivió en los últimos años y que hoy transforma alzando su voz en el mundo para que se de a conocer lo que se sigue viviendo dentro y fuera del territorio.
El caso de Luis Carlos es tan solo una pequeña muestra de la necesidad que tiene un grupo de personas con intereses centrados en reforzar narrativas oficiales que intenta en este momento justificar o minimizar las violaciones de derechos humanos en Venezuela. Porque es más cómoda normalizar la tragedia de 26 años en los que sí han habido diálogos, negociaciones y muchísimas elecciones.
Astroturfing es una estrategia previamente estudiada para contrarrestar discursos verdaderos en medio de conflictividad. Ahora vemos que es más global, donde la desinformación y la manipulación en redes sociales pueden ser usadas como herramientas para fortalecer ciertos intereses políticos y controlar la percepción pública sobre la realidad en materia de derechos humanos. y que se sigue utilizando para torcer la realidad. Con Luis Carlos no ha sido la primera vez que se pone en práctica, ya que en 2019 vivió detención arbitraria, tratos crueles y tortura a partir de una mentira infundada en la misma red social, antes llamada Twitter.
Lo que sí sabemos es que manipular la opinión pública para que apoye al esquemas de poder autoritario actual, minimizando la situación de crisis humanitaria o derechos humanos en Venezuela no solo es penoso, si no que crea otra afectación a millones de víctimas y familiares que hoy esperan justicia, reparación y garantías de no repetición. No es un acto de tolerancia de ninguna forma.
La realidad fuera de X
Venezuela ha enfrentado una crisis política, económica y social profunda en la última década. La situación ha estado marcada por restricciones a la libertad de expresión, persecución de activistas, defensores de derechos humanos y periodistas, además de violaciones documentadas en áreas como la libertad de reunión, la seguridad y el acceso a servicios básicos.
Las elecciones de julio de 2024 marcaron un antes y un después ya que la crisis y la persecución contra el liderazgo, la ciudadanía y toda aquella persona que exigiera transparencia en los resultados electorales ha generado miedo, prisiones llenas de presos políticos, seguimiento y vigilancia de la disidencia. Muchos activistas, periodistas y líderes políticos opositores han sido detenidos arbitrariamente, en todos los casos sin juicio justo o en condiciones inhumanas.
En distintos informes de organismos internacionales la prensa y los medios deben operar en un entorno restringido, enfrentando censura, cierre de medios y amenazas. La libertad de expresión y de prensa está severamente limitada.
El deterioro en las condiciones de vida, con hiperinflación, ausencia de capacidad para obtener alimentos, medicinas y servicios públicos continúa incrementando el éxodo masivo, pero la represión, las detenciones arbitrarias y las violaciones a derechos fundamentales son las razones más inmediatas de personas defensoras para buscar refugio en otros países.
Hoy conmemoramos otro Día Internacional de la Tolerancia, reflexionando cómo se pretende usar el término propicio para La Paz, para fines de propaganda de desprestigio.




