“Arte en el pecho”, la iniciativa venezolana que irrumpió en la Noche de los Museos de Buenos Aires

Por primera vez en Argentina, más de 20 artistas participaron en una propuesta del venezolano JAP que transformó la Noche de los Museos en una galería andante


Fuente original: El Diario.- Yo avanzaba en el colectivo 166 por Buenos Aires y ya, antes de llegar a Palermo, la tarde tenía una esencia de celebración. A la altura del estadio José Amalfitani, en Liniers, una multitud esperaba para entrar a un partido; más adelante, el tránsito se mezclaba con música y con la ansiedad de quienes buscaban llegar a tiempo a los museos.

Era sábado 8 de noviembre y la capital argentina se preparaba para una de sus jornadas culturales más concurridas del año: la Noche de los Museos, en su 21ª edición.

En esa marea de gente, un grupo de artistas se alistaba para algo distinto: mostrar sus obras sin necesidad de que el público hiciera filas interminables para verlas colgadas en una pared.

La iniciativa se llamó Arte en el pecho, y era la primera vez que se realizaba en Buenos Aires. Su creador, el artista venezolano José Antonio Perozo —conocido como JAP—, convocó a más de 20 artistas plásticos, aunque con una idea sencilla pero disruptiva: convertirse en galerías humanas, llevando sus cuadros literalmente sobre el pecho para darlos a conocer.

Punto de partida: el Malba

El recorrido comenzó en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba). El punto de encuentro fue el costado izquierdo del edificio. JAP saludaba con entusiasmo a quienes llegaban con sus obras cuidadosamente sujetas, todos vestidos de blanco y con un código QR en la espalda que dirigía a sus cuentas de Instagram.

Cuando el cielo empezó a enturbiarse con las primeras sombras, un auto negro pasó con música a todo volumen —Eminem sonaba desde el maletero— y la escena tuvo algo de preludio cinematográfico: los artistas listos, el público expectante, la ciudad como telón.

“Queremos que la gente vea arte fuera de los museos”, expresó JAP, mientras organizaba al grupo.

La mayoría de los artistas convocados fueron argentinos, aunque también participaron algunos venezolanos: Nathalia Arismendi, Yanelly Noguera, Carlos Mendoza y el propio JAP. Además, en el grupo había tanto creadores emergentes como otros con trayectoria internacional: Ana Carro Roiz, Yésica Aldunate, Vane Vega, Gisela Riquelme y Leticia Gómez, quienes han expuesto en ciudades como París, Florencia, Roma y Ámsterdam.

El arte en la calle

A las 7:00 pm, hora prevista para comenzar el recorrido, los artistas irrumpieron, algo nerviosos pero decididos, entre la fila de quienes aguardaban para ingresar al Malba. Algunos visitantes miraban con desconcierto; otros se acercaban sonrientes, pedían fotos y escaneaban los códigos.

Un cuadro sin rostro que evocaba El grito, del argentino Christian Miani, causaba asombro: en el hueco donde debía estar la cara, él colocaba la suya, iluminada por luces. Otra artista exhibía un retrato de Messi, y más allá, un mosaico mostraba a Maradona y Riquelme como si discutieran la eternidad del fútbol argentino.

“Arte en el pecho”, la iniciativa venezolana que irrumpió en la Noche de los Museos de Buenos Aires

Antes de dirigirse a la siguiente parada, JAP propuso una breve intervención: mostrar las obras frente a una de las avenidas anchas mientras el semáforo estaba en verde, para que los conductores alcanzaran a verlas. Apenas cambió la luz, los artistas corrieron a cruzar para no interrumpir el tránsito.

“Cuidado que en vez de Arte en el pecho sea Carro en el pecho”, bromeó Richi Aldecoa, el del cuadro de Maradona y Riquelme.

El grupo avanzó luego hacia el Museo Nacional de Arte Decorativo, con una breve parada frente al Instituto Sanmartiniano para tomarse una foto colectiva. Allí, entre la solemnidad del edificio y la elegancia del público, la irrupción blanca de los artistas provocaba sorpresa y curiosidad.

“Arte en el pecho, arte en el pecho”, repetían los artistas con voz firme, ya más seguros.

En el Museo Nacional de Bellas Artes, donde las filas parecían interminables, la recepción fue aún más cálida. Divididos en dos grupos para no interrumpir el paso, los artistas se mezclaron entre la gente que aplaudía espontáneamente.

“Arte en el pecho”, la iniciativa venezolana que irrumpió en la Noche de los Museos de Buenos Aires

Cierre con ovación en Centro Cultural Recoleta

La última parada fue el Centro Cultural Recoleta, donde el arte y el bullicio alcanzaron su punto máximo. Las filas serpenteaban hasta las paredes del cementerio, y aun así la gente se detenía a mirar a esos artistas que desafiaban las fronteras del museo. Los aplaudieron de nuevo, como si reconocieran que el arte no solo se exhibe: también se camina.

Ya de noche cerrada, el grupo se dispersó entre los visitantes, dejando tras de sí una sensación de movimiento, de gesto colectivo. Arte en el pecho había cumplido su cometido: llevar el arte al encuentro directo con la gente, sin intermediarios, sin paredes, sin permisos.

Quizás por eso JAP sonreía satisfecho, viendo cómo los peatones se alejaban entre luces y conversaciones. En medio de la ciudad que aún vibraba, aquella galería viva recordaba que el arte también respira fuera del museo, en la calle, entre los cuerpos, en el pulso de quienes se atreven a cargarlo sobre sí.

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