Fuente original: Efeminista. – En Afganistán, donde desde el regreso de los talibanes en 2021 las mujeres viven bajo un régimen de persecución de género que las confina al silencio y las excluye de la vida pública, la situación de las mujeres y niñas con discapacidad, que enfrentan múltiples discriminaciones, queda aún más invisibilizada y apenas aparece en los informes oficiales.
«En Afganistán las mujeres y niñas con discapacidad enfrentan múltiples, dobles o, incluso, triples discriminaciones. La mayoría del tiempo, desafortunadamente, incluso la sociedad civil afgana a veces nos ignora, por falta de conciencia o porque piensan que es difícil trabajar con personas con discapacidad como yo», explica en una entrevista con Efeminista la activista afgana por los derechos de las personas con discapacidad y directora de Rahyab Initiative, Benafsha Yaqoobi.
Reconocida globalmente por su labor, la excomisionada de la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Afganistán fue incluida en la lista BBC 100 Women en 2021 y en 2024 recibió el Premio Internacional a las Mujeres de Coraje.
Este 14 de octubre, Rahyab Initiative, que lleva 17 años trabajando por los derechos de las personas con discapacidad, ha presentado el primer informe que documenta de forma específica la situación de las personas con discapacidad entre 2021 y 2025 bajo el régimen talibán, con especial atención a la situación de mujeres y niñas.
Según el documento, elaborado a partir de 100 entrevistas a mujeres y hombres con discapacidad en ocho regiones del país, las mujeres con discapacidad se encuentran en una situación de doble o incluso triple exclusión, por género, por discapacidad y por las restricciones impuestas por el régimen.
De un 76% a un 36%, el acceso a servicios básicos se hunde para las mujeres con discapacidad
El informe denuncia que el acceso a la educación, la salud, el empleo y la justicia se ha desplomado para toda la población con discapacidad desde 2021, pero el impacto es especialmente severo en mujeres y niñas. Antes de 2021, el 76 % de las mujeres con discapacidad tenía acceso a algún tipo de servicio sanitario o de rehabilitación, cifra que se ha desplomado hasta el 36 % tras el regreso de los talibanes, lo que supone una reducción de 40 puntos porcentuales en apenas cuatro años. En el caso de los hombres con discapacidad, el acceso ha pasado del 74 % al 44 %.
En educación, las restricciones que prohíben estudiar a las niñas a partir de sexto grado han significado una exclusión inmediata y absoluta para las niñas con discapacidad. “Cuando los talibanes cerraron las escuelas, quedamos excluidas dos veces”, resume una de las entrevistadas.
En el ámbito laboral, la investigación confirma que la exclusión es prácticamente total. La cuota legal del 3 % para la contratación de personas con discapacidad ya no se aplica, y las mujeres con discapacidad han desaparecido del empleo formal y de los programas humanitarios.
A esto se suma una ausencia casi total de acceso a justicia, solo el 10 % de las mujeres con discapacidad ha logrado acercarse a instituciones judiciales, frente al 35 % de los hombres. Las entrevistadas describen barreras físicas, la obligación de comparecer con un tutor masculino y una falta absoluta de mecanismos accesibles de denuncia. Y muchas mujeres entrevistadas dijeron no conocer siquiera sus derechos básicos reconocidos en la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, de la que Afganistán sigue siendo Estado firmante.
«La situación de las personas con discapacidad es muy difícil»
Pregunta (P): Es una persona reconocida por promover los derechos de las personas con discapacidad en Afganistán. ¿Podría contarnos cómo es la situación desde el regreso de los talibanes para las personas con discapacidad y, especialmente, para las mujeres con discapacidad?
Respuesta (R): La situación de las personas con discapacidad, como mencioné, es muy difícil. Todas las mujeres en Afganistán sufrimos de alguna forma, pero el sufrimiento es diferente para cada una. Por eso adoptamos un enfoque interseccional al recopilar información y hablar con los testigos.
Si una persona es mujer, niña y tiene una discapacidad, sufre discriminaciones múltiples, dobles o triples. Mientras algunas niñas todavía pueden acceder de alguna manera a clases en línea, las niñas con discapacidad no; si ves las diferentes clases online o las clases online de las universidades, no encuentras a ninguna persona con discapacidad que haya accedido a ellas.
El acceso a los servicios de salud también es muy difícil para las personas con discapacidad. Después de la segunda toma de poder de los talibanes, la situación económica en Afganistán empeoró para todos, y cuando sumas la discapacidad, el estigma social, los problemas culturales, la falta de conocimiento y la escasa ayuda humanitaria, la situación se vuelve aún más grave para las personas con discapacidad.
«Aunque intenten silenciarnos, seguiremos de pie junto a nuestras hermanas valientes»
P: ¿Cómo consigue involucrar o sensibilizar a las comunidades y a los gobiernos para lograr cambios reales para las personas con discapacidad?
R: Tratamos de usar diferentes herramientas para demostrar que sí, soy de Afganistán, soy mujer, tengo una discapacidad, soy una persona desplazada, vivo en el exilio, pero sigo siendo una persona, aunque el gobierno de facto nos haya arrebatado la vida.
Cuando digo “yo”, no hablo solo de mí, hablo de millones de mujeres que viven encarceladas, que están dentro y fuera del país. Pero no nos vamos a quedar sentadas, no vamos a quedarnos en silencio. Por más que los talibanes intenten silenciarnos y oprimirnos, seguiremos de pie junto a nuestras hermanas valientes, que nos animan a continuar, y así lo haremos.
La ausencia de las mujeres con discapacidad en el relato humanitario
P: ¿Por qué cree que los medios de comunicación no hablan de la situación de las personas con discapacidad en Afganistán?
R: Como mencioné antes, en Afganistán las mujeres y niñas con discapacidad enfrentan múltiples, dobles o incluso triples discriminaciones. La mayoría del tiempo, desafortunadamente, incluso la sociedad civil afgana a veces nos ignora, por falta de conciencia o porque piensan que es difícil trabajar con personas con discapacidad como yo.
Además, la comunidad internacional, incluyendo a la ONU, a veces evita trabajar con personas con discapacidad. Nosotros constantemente pedimos que, cuando se envía ayuda humanitaria a Afganistán, se indique qué parte corresponde a las personas con discapacidad, qué porcentaje, qué recursos.
Me rompe el corazón ver que incluso las organizaciones internacionales activas allí, incluidas las de la ONU, no trabajan de acuerdo con la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CRPD) ni respetan plenamente esos derechos.
P: ¿Qué puede hacer la sociedad o los gobiernos internacioanles para ayudar y visibilizar este problema?
R: Todos debemos ser su voz, hablar de ellas, llevar su situación a la atención de la comunidad internacional y de diferentes países y organizaciones internacionales. Y tenemos que generar conciencia y abogar por las necesidades específicas de las personas con distintos tipos de discapacidad.