Equipo de documentación e investigación de Caleidoscopio Humano. – La caída del bono demográfico a nivel mundial hace referencia a la disminución del período en el que un país goza de una población joven en menor proporción en comparación con la población adulta mayor. Este fenómeno se caracteriza por:
- Reducción de la tasa de natalidad, es decir, cuando disminuye el número de nacimientos, lo que a su vez genera una menor proporción de niños y jóvenes en la pirámide poblacional.
- Aumento de la esperanza de vida, es decir, las personas viven más años, lo que incrementa la proporción de adultos mayores en la población.
- Envejecimiento poblacional, lo que implica una combinación de los dos factores anteriores, lo cual conduce a una sociedad con una mayor cantidad de personas mayores en relación a la población joven.
Según las proyecciones de población elaboradas antes de la crisis por la EHC, para el año 2021 el país habría excedido los 32 millones de personas, mientras que la actualización de las perspectivas demográficas postcrisis dan cuenta de poco más de 28 millones de personas. La degradación de los niveles de bienestar ayudó a elevar los riesgos de morbimortalidad de la población venezolana durante los primeros años de vida. Estos retrocesos en la sobrevivencia de la población han significado la pérdida de casi 3 años en la esperanza de vida al nacer, por lo que estamos llegando a 72 años en lugar de los 75 años que se había pronosticado antes de la crisis.
El perfil de la población migrante se fue modificando con la intensificación de la crisis. Los primeros flujos se conformaron principalmente por personas muy jóvenes (57% de 15 a 29 años) con predominio del componente masculino, revirtiéndose así la feminización de la migración venezolana observada antes de la crisis. Emigraban primariamente personas con educación universitaria y procedentes del Área Metropolitana de Caracas y ciudades principales, hijos o hijas del jefe/a del hogar de origen que viajaron solos.
Posteriormente se incorporaron a esos flujos personas adultas jóvenes (44% de 15 a 44 años), con menor capital educativo, procedentes de ciudades medianas y pequeñas muy afectadas por las situaciones de escasez y la pérdida de oportunidades de empleo. Si bien la razón de emigrar sigue siendo mayoritariamente la necesidad de encontrar empleo, tiende a aumentar quienes migraron por razones de reunificación familiar.
A la llegada de la pandemia por el Covid-19 se suscitó la expectativa de un retorno masivo de migrantes venezolanos cuya permanencia en los lugares de 8 destino estaba amenazada debido a sus condiciones de vulnerabilidad asociadas a los efectos de las medidas de confinamiento adoptadas por los gobiernos para evitar la propagación del virus, las cuales significaron la pérdida de empleo, la merma de los ingresos, el desahucio de los alojamientos, la falta de acceso a los alimentos y la salud, las restricciones para la realización de trámites de regularización.
Aún así, ese retorno no llegó a escalar como se esperaba, por una parte, porque el gobierno venezolano emprendió una campaña de estigmatización atribuyendo a los migrantes la responsabilidad de traer el Covid-19 al país y obligándoles a cumplir una cuarentena en lugares que no ofrecían las condiciones sanitarias necesarias; por otra parte, a la llegada de la pandemia ya había una situación de crisis humanitaria en Venezuela que empeoró con la crisis de movilidad por la escasez de combustible y las medidas de confinamiento y suspensión de actividades no esenciales decretadas por el gobierno. En este sentido, más allá del abrigo familiar el ambiente no ofrecía oportunidades para la reinserción social de los migrantes retornados.
Debido a que se sigue manteniendo un cerco en el acceso a la información oficial es difícil determinar la cifra de población que regresó en este período de pandemia, lo cierto es que no se repitieron las imágenes de los años 2017, 2018 y 2019 donde ríos de personas caminaron cruzando los puentes y trochas a través de los espacios de frontera. De acuerdo con la ENCOVI 2021, no supera el 6% los hogares con migrantes que reportaron el retorno de algún miembro que hubiera dejado el país entre 2016 y 2021.
Hay una serie de retos demográficos que el país debe encarar y uno de los obstáculos es imaginar que se resolverán con el retorno masivo de nuestros migrantes. La crisis y el éxodo migratorio nos han dejado un país envejecido y una población infantil y juvenil con muchas carencias. En este escenario es importante reencontrarnos con nuestra historia, revalorar nuestras experiencias previas y capacidades mostradas para afrontar una serie de problemas sociales que conseguimos controlar.
Fuente: https://venesis.org/wp-content/uploads/2023/07/Venezuela-y-su-demografia-a-futuro_Freitez-ensayo.pdf
https://www.instagram.com/p/DL-WJ3Qgl9B/?igsh=MXRuMHhkZmF5YzdjMA==
La crisis humanitaria en Venezuela ha generado testimonios conmovedores y datos alarmantes que reflejan la gravedad de la situación de derechos humanos en el país. A continuación, se presentan algunos ejemplos y cifras que evidencian la magnitud del problema:
Testimonios de afectados:
- María, madre de tres hijos, afirma:
«Hemos tenido que abandonar nuestra vivienda por la falta de comida y medicinas. Mis hijos han enfermado varias veces por la falta de atención médica, y no sé qué más hacer para protegerlos.» - Juan, joven venezolano, relata:
«La escasez de gasolina y transporte hace que sea casi imposible acceder a servicios básicos o salir del país en busca de mejores oportunidades.» - Ana, trabajadora de salud, comenta:
«Muchos colegas han abandonado el país ante la imposibilidad de recibir salarios dignos y condiciones laborales seguras, dejando a la población sin atención médica adecuada.»
Datos que reflejan la situación de derechos humanos:
- Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Venezuela enfrenta una crisis migratoria que ha desplazado a más de 7 millones de venezolanos en la región, evidenciando la pérdida de derechos económicos y sociales.
- La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha documentado violaciones como detenciones arbitrarias, uso excesivo de la fuerza y restricciones a la libertad de expresión.
- La Encuesta de Condiciones de Vida en Venezuela 2022 indica que más del 80% de la población vive en pobreza multidimensional, con dificultades extremas para acceder a alimentos, agua potable y atención médica.
- La escasez de medicamentos básicos alcanza niveles superiores al 85%, afectando especialmente a pacientes con enfermedades crónicas y condiciones graves.
Estos testimonios y datos subrayan la urgente necesidad de atención internacional y acciones concretas para proteger los derechos humanos en Venezuela. Es fundamental promover esfuerzos que garanticen la protección de la vida, la salud, la libertad y la dignidad de todos los venezolanos, así como apoyar la búsqueda de soluciones duraderas que restablezcan la estabilidad y los derechos fundamentales en el país.