(19-01-2025) Con el desarrollo de las nuevas tecnologías, aplicaciones móviles e infodemia; es decir demasiada información en nuestro entorno es necesario promover la educación mediática que permita habilitar y capacitar a los ciudadanos para no caer en las noticias falsas. Las universidades tienen este papel, porque de acuerdo con el Modelo Educativo para una educación obligatoria. Educar para la libertad y la creatividad se establece que el acceso a información es parte de los derechos de todos los ciudadanos.
Resulta preocupante que poco se ha hecho para impulsar este tipo de educación mediática en las universidades porque resulta un desafío para la sociedad del conocimiento y sobre todo para la construcción de una ciencia abierta, donde todos los ciudadanos puedan beneficiarse de la ciencia. La UNESCO, la OCDE y la ONU hay alertado sobre la necesidad de eliminar las noticias falsas o fake news, así como fenómenos como la posverdad que limitan el desarrollo de un pensamiento crítico.
Además, para eliminar el control que se ejerce sobre la opinión pública sobre los grandes temas y promover una cultura crítica y abierta al pensamiento; es preciso explicar a los usuarios de las redes sociales sobre los riesgos que implica su consumo. Los internautas, particularmente los adultos jóvenes. En enero de 2024, casi el 30% de los usuarios de redes sociales en México eran mujeres y hombres de entre 25 y 34 años de edad, que utilizaban plataformas como: Instagram, TikTok y Snapchat. La generación Z, con edades de 18 a 24 años con los que están duplicando el tiempo dedicado a las redes sociales.
Por ello, para romper con la hegemonía informativa se han construido espacios para la comunicación alternativa, en radios comunitarias y televisión por internet. Surgen nuevas opciones para derribar el cerco informativo que busca incidir, convencer y transformar a lo sociedad hacia el desarrollo de un discurso dominante en las redes sociales. Como ejemplo de dicho control en las redes sociales, las campañas políticas están ancladas en el desarrollo de cibernautas y votantes; con un plan de acción y pocas posibilidades de diálogo. Las propuestas que se impulsan en las redes sociales carecen de disenso, buscan implantar un control con base en la información que se transmite.
Bajo este argumento, la educación mediática es la propuesta para disminuir la desinformación y el control mediático. En el libro: Populismo mediático en América Latina se describe cómo los medios de comunicación en el contexto histórico se han dedicado a construir líderes sociales y promover temas de la agenda mediática. Además, líderes como Hugo Chávez en Venezuela, Álvaro Uribe en Colombia, Rafael Correa en Ecuador y otros, impulsaron un modelo de comunicación gubernamental hacia el control, el discurso vacío.
La vía para contar con una sociedad más informada, crítica y democrática es precisamente garantizar que existe un consumo selectivo de noticias e información en las redes sociales, en los programas televisivos y en la comunicación en general. La autoselección de contenido por parte de los jóvenes y jóvenes adultos puede modificar la percepción y opinión pública que se genera sobre los grandes temas nacionales. Es por ello, que antes de pasar horas en la pantalla del teléfono móvil, debemos hacer un ejercicio crítico para seleccionar los mejores contenidos y esto sólo puede ser posible con una educación mediática, que inicia en el hogar, pero también se extiende en las aulas universitarias.