Por Nataly Carvajal/Caleidoscopio Humano
(31-05-2023) La Organización Internacional de Migraciones (OIM, 2019) ha designado como migrante a “toda persona que se traslada fuera de su lugar de residencia habitual, dentro de un país o a través de una frontera internacional, de manera temporal o permanente por diversas razones”.
Por tanto, los migrantes comprenden una serie de categorías jurídicas bien determinadas en la cual se incluyen los trabajadores migrantes, estudiantes internacionales, entre otros.
Este intento de dar una conceptualización al término migrante es importante porque también permite diferenciarlos de las personas refugiadas, quienes se encuentran bajo otro concepto y condición, conformando una población significativa en el mundo y donde muchas veces suelen confundirse los términos, trayendo consigo problemas para ambas poblaciones.
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Por consiguiente, las personas refugiadas son aquellas que debido a un temor infundado, ya sea por motivos de raza, sexo, ideologías o por formar parte de un grupo social determinado; son objeto de amenazas y persecución, es por ello que salen de su país de origen y no pueden volver, por ver comprometida su integridad y vida.
Datos sobre migración internacional
La migración internacional ha ido en aumento durante las últimas cinco décadas. La OIM estima que, en el mundo, hay 281 millones de personas migrantes, lo que equivale al 3,6 % de la población global.
Por su parte, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), menciona el estrecho vínculo que existe entre migración, derechos humanos y desarrollo sostenible.
Dado que la migración es un derecho humano que se encuentra consagrado en el artículo 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, donde se establece que toda persona tiene derecho a circular libremente, y a elegir su residencia, en el territorio del Estado de su preferencia.
Es por ello que el tema migratorio es tan relevante, incluyéndose, por primera vez, dentro de la agenda 2030, con la finalidad de que, a través de alianzas mundiales, la migración sea ordenada y segura, con políticas migratorias planificadas y bien gestionadas.
Vulneración de los DESCA impulsa a los venezolanos a emigrar
La crisis generalizada en Venezuela ha impactado significativamente en las condiciones de vida de la población.
Factores como la corrupción, el deterioro del sistema de salud, educación y servicios públicos, y la vulneración a los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales (DESCA), hacen que sea difícil obtener niveles de bienestar adecuados para tener una vida digna.
Esta situación llevó a que, de acuerdo con datos de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR, 2022), más de 7,13 millones de personas migrantes y refugiadas procedentes de Venezuela estén hoy regados por el mundo, personas que han salido del país en búsqueda de protección y una mejor vida.
Asimismo, se estima que al menos seis millones de estos migrantes se encuentran en países de América Latina y el Caribe, donde tres de cada cuatro de los migrantes venezolanos presentan serios obstáculos para acceder a servicios básicos.
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Las personas migrantes se convierten en una población altamente vulnerable, víctimas de diversos delitos que van desde la explotación laboral y la xenofobia, hasta nuevas modalidades de esclavitud moderna, siendo privados del respeto a sus derechos humanos.
En consecuencia, desde 2010, distintas organizaciones y organismos internacionales mostraron preocupación por los derechos humanos de la población migrante, en especial de aquellos que se encuentran en situación irregular, por la doble vulnerabilidad que les acompaña.
Con llegada de la pandemia de COVID-19, se evidenció la condición de precariedad que experimentaron gran parte de los migrantes venezolanos al perder sus trabajos sin algún tipo de apoyo y protección social en los países de acogida, lo que derivó en que algunas personas vivieran situaciones de indigencia y abusos, mientras que otros retornaron al país y fueron víctimas de discursos estigmatizantes por partes de las autoridades, como por ejemplo, cuando había un nuevo contagio por el virus y lo denominaban “importado”, haciendo referencia al regreso al país de migrantes.
Destino de migración para los venezolanos
Estados Unidos, representa uno de los países con el mayor número de migrantes del mundo, de hecho fue una sociedad fundada por la inmigración y su progreso y desarrollo ha sido en gran medida por el aporte de los migrantes, ahora es el destino para cientos de venezolanos.
Las políticas migratorias restrictivas de los países centroamericanos han incidido en que millones de personas procedentes de Latinoamérica, África y Asia, crucen la Selva del Darién (entre Colombia y Panamá), con el objetivo de llegar a Estados Unidos.
De acuerdo con un informe emitido por el Servicio Nacional de Migración de Panamá, el número de venezolanos atravesando el Darién es cada vez mayor, con una cifra de 30.250 personas, solo durante el primer trimestre del 2023.
Por tanto, esta población migrante se encuentra bajo mayor desprotección y son víctimas del crimen organizado durante su ruta hacia el llamado “sueño americano”.
Los delincuentes se aprovechan de la necesidad y las condiciones de vulnerabilidad para sacar provecho, violar, robar y hasta asesinar a los migrantes que no tiene la manera de cumplir con sus exigencias.
Grupos especialmente vulnerables
Dentro de los procesos de movilidad humana, existen grupos sociales con mayores vulnerabilidades. Es el caso de mujeres, niños, niñas y personas de la comunidad LGTBIQ+, quienes se enfrentan a grandes retos y obstáculos durante los procesos migratorios.
Las mujeres, al carecer de oportunidades y posibilidades de desarrollo en su país de origen, se ven obligadas a migrar, y con ello también se convierten en presa fácil para redes criminales que se benefician de sus necesidades y, bajo la modalidad de engaño sobre ofertas laborales, les someten.
La asociación civil Mulier Venezuela, en su informe “Libres y Seguras”, una iniciativa de prevención de la trata de mujeres venezolanas en contextos migratorios, informó que durante el 2022, 1390 venezolanas fueron rescatadas de redes de trata, de las cuales, 284 corresponden a niñas y adolescentes, en su mayoría estaban siendo explotadas sexualmente.
Asimismo, Mulier reveló que en Colombia se logró rescatar a 184 niños venezolanos que eran sometidos a la mendicidad.
Por otro lado, el fenómeno que está generando gran preocupación son los niños migrantes no acompañados, situación que agudiza la preexistente condición de movilidad humana.
En el caso de las personas de la comunidad LGBTIQ+, la organización colombiana Caribe Afirmativo, en su informe más reciente, indicó que son las principales víctimas de trata de personas en ese país, además de sufrir discriminación con base en los prejuicios y estigmatización por su orientación sexual e identidad de género.
Cabe destacar que existe una serie de instrumentos de aplicación universal para garantizar los derechos humanos de la población migrante, por lo cual, muchas de las vulneraciones a la dignidad de las personas que se encuentran en movilidad, se debe a la poca voluntad política de los Estados receptores para garantizarles el respeto y acceso a sus derechos.