(02-03-2023) Aunque hay avances persisten las dificultades. Los hospitales venezolanos reportan mejores tiempos de atención y menos desabastecimiento de ciertos insumos, pero el personal y los pacientes aún deben enfrentar problemas de infraestructura y fallas en los servicios públicos y de apoyo diagnóstico, según el Informe Anual 2022 de la Encuesta Nacional de Hospitales.
En promedio, el desabastecimiento de insumos en las emergencias de los hospitales monitoreados en 2022 fue del 45,9 %, una mejoría en comparación con el último año antes de la pandemia (2019), cuando el desabastecimiento en urgencias llegó a ser de 51 %.
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Para este 2022 el desabastecimiento en los quirófanos fue de 70 %.
«A pesar de que ha mejorado un poco el abastecimiento en los hospitales, consideramos que está muy lejos de ser idóneo, esto debería ser cero», dijo el médico infectólogo Julio Castro, coordinador de la Encuesta Nacional de Hospitales, este 1 de marzo durante la presentación del informe elaborado por la organización Médicos por la Salud.
Ninguno de los indicadores de insumos básicos en las emergencias o en los quirófanos llega al 100 % de abastecimiento. El insumo que más estuvo disponible en ambos casos fue el oxígeno (80 %).
Sin embargo, en las emergencias solo hubo 20 % de abastecimiento constante de medicinas para el asma y 21 % de medicinas antihipertensivas. En el caso de los quirófanos hubo 37 % de desabastecimiento de lencería, mientras que solo 27 % de los quirófanos de los hospitales reportaron contar con analgésicos mayores y menores todos los días.
«Ha mejorado la utilización de analgésicos. En el 2019 no había morfina y hoy hay mejor distribución, pero seguimos con déficit para las patologías respiratorias y cardiovasculares», añadió el profesor del Instituto de Medicina Tropical de la Universidad Central de Venezuela (IMT-UCV).
Capacidad y servicios operativos
En 88 % de los hospitales monitoreados no hubo servicios de tomografía o resonancias magnéticas operativos en ningún momento en todo el año. Solo 2 % reportaron que estos servicios estuvieron operativos todos los días y 10 % indicaron que el servicio funcionó de manera intermitente.
De acuerdo con el monitoreo, la operatividad de las terapias intensivas fue del 70 %, mientras que en el caso de las unidades de terapia intensiva pediátrica fue del 72 %.
Solo 37 % de los hospitales reportaron que el servicio de Laboratorio estuvo operativo todos los días, mientras que la operatividad regular de los servicios de rayos X fue del 31 %. Además, 38 % funcionaron con intermitencia.
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Otro de los indicadores relevantes es el promedio de quirófanos operativos por hospital. En promedio en 2022 hubo 3,6 pabellones operativos en comparación con los 3,5 de 2021. Esto significa que 50 % de los quirófanos están inoperativos.
«Hoy en Venezuela sólo funcionan la mitad de los quirófanos de los que deberían según la capacidad estructural de nuestros hospitales», destaca el informe anual.
Los tiempos de atención muestran una mejoría: en 2019 había que esperar más de 12 horas para ser atendido por una neumonía, y para 2023 ese tiempo es de 3 horas y 48 minutos. En el caso de los infartos, el tiempo de espera era de 4 horas y 35 minutos, mientas que para 2022 fue de 1 hora y 20 minutos.
«Sigue habiendo déficit, pero este tiempo se ha venido recortando. Quisiéramos que fuera como lo recomiendan la mayoría de los países en América Latina, que debería ser menos de una hora», indicó Castro.
Fallas de agua, electricidad y muertes
Los servicios públicos continúan presentando fallas en los centros asistenciales, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Hospitales. En Amazonas pasan en promedio 5,4 horas a la semana sin luz.
Sin embargo, las muertes atribuibles a fallas de electricidad han disminuido: en 2022 se registraron 261 decesos por esta causa.
«La instalación de las plantas eléctricas coyunturales evita que la terapia intensiva de un hospital se quede sin luz y que el paciente que está conectado a un respirador no se apague. Ha habido un impacto positivo de esta medida coyuntural sobre los fallecidos atribuibles a falla eléctrica», destacó el experto.
Según el informe, las muertes evitables también bajaron: en 2020 se registraron 2.909 muertes evitables por infarto, pero en 2022 el número se redujo a 1.060. En el caso de trauma, de 2.200 muertes en 2020 descendió a 954 en 2022.
Castro considera que el pico registrado en 2020 se debió a la demanda generada por el COVID-19, que representó una presión para la atención a pacientes en las emergencias.
Ante el escenario que revela la Encuesta Nacional de Hospitales, Castro llama a implementar una política de inversión y de recuperación de la infraestructura para garantizar que los hospitales tengan agua y electricidad todos los días, además de recuperar los espacios para así aumentar el número de camas y quirófanos disponibles.
«60 % de nuestros hospitales no tienen agua corriente, agua de grifo, el agua que llega es por cisterna. Eso obedece a una razón básica que es un problema estructural del país. No puede mejorar el agua por tuberías de los hospitales si no arreglan las tuberías del entorno geográfico donde está el hospital. Estamos funcionando con soluciones de emergencia, que son camiones cisternas o plantas eléctricas cuando se va la luz en el hospital», expresó.