No disponer de agua suficiente y salubre aumenta los riesgos de contraer hepatitis A
Yennifer Calvo / Caleidoscopio Humano
(28-07-2022) La hepatitis es una enfermedad ocasionada por un virus. Este virus produce una inflamación en el hígado y puede generar epidemias, cáncer de hígado, cirrosis y hasta la muerte. Existen cinco tipos de hepatitis virales: A,B,C,D y E.
Todas representan una elevada carga de enfermedad y mortalidad en el mundo. Se estima que el 57 % de los casos de cirrosis hepática y el 78 % de los casos de cáncer primario de hígado están asociados a infecciones por los virus de la hepatitis B o C, de acuerdo con cifras de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
En las Américas, para 2019, 3.9 millones de personas vivían con hepatitis B crónica, 7.2 millones con hepatitis C crónica y 125.000 personas habían muerto a causa de cáncer de hígado y enfermedad hepática (cirrosis), señala la OPS en su portal web.
La hepatitis A y la E son causadas generalmente por la ingestión de agua o alimentos contaminados. Las B, C y D se transmiten por sangre y vía sexual. En el caso de la C también puede generarse por contacto con jeringas contaminadas y la B por transmisión de la madre al niño en el parto.
Las hepatitis B y A se pueden prevenir con vacunas seguras y eficaces, disponibles actualmente. También está disponible una vacuna combinada que proporciona protección contra estas dos enfermedades. Sin embargo, no en todos los países el acceso a estas vacunas está garantizado para todos los grupos de población.
Reconociendo el importante problema de salud pública que representan las hepatitis, en 2010, la Asamblea Mundial de la Salud designó el 28 de julio como el Día Mundial contra la Hepatitis y solicitó una respuesta integral en la lucha contra esta enfermedad. Desde entonces, la OPS y la OMS se han movilizado para unir esfuerzos y establecer estrategias para combatirla a escala global.
Este año, la OPS/OMS exhorta a los Estados a simplificar la prestación de servicios contra las hepatitis víricas, acercando la atención a las comunidades y garantizando que las personas tengan acceso a servicios médicos equitativos, eficaces, eficientes, oportunos y de una calidad aceptable.
Del mismo modo, hacen un llamado a descentralizar la atención de la hepatitis a los emplazamientos más allá de los hospitales, para así acercar los cuidados a los hogares de las personas que la padecen.
En Venezuela no existen cifras oficiales
En Venezuela no existen cifras oficiales que permitan conocer la incidencia de esta enfermedad debido a que, desde 2016, no se publican boletines epidemiológicos. Así lo denunció un grupo de médicos durante el foro “El acceso público a la información epidemiológica en Venezuela: una garantía del derecho a la salud”, organizado por la ONG Convite en el mes de mayo.
A pesar de no contar con cifras oficiales, la doctora Radana Bonnemay, infectóloga del Grupo Médico Santa Paula (GMSP), informó que para 2019 se venía reportando la presencia de un brote de hepatitis A en Venezuela, vinculado con la falta de agua y las pobres condiciones de salubridad que hacen que la propagación de este virus sean más probables.
De acuerdo con la doctora, citada en el diario Versión Final, se registró un aumento importante en las consultas por hepatitis, en especial en adultos jóvenes y pacientes de bajos recursos.
Y es que, no disponer de un servicio de agua regular, suficiente y salubre genera falta de higiene y condiciones de insalubridad que son caldo de cultivo para la proliferación de la hepatitis A, según datos de la OPS.
Piden al Estado reforzar la vigilancia epidemiológica y aumentar vacunación
Ante la aparición de una nueva hepatitis aguda grave, doctores venezolanos exhortaron al Estado, durante el mes de mayo, a dotar los laboratorios y garantizar el acceso a las vacunas básicas contra las hepatitis que sí son prevenibles.
María Graciela López, infectóloga pediatra y expresidenta de la Sociedad Venezolana de Infectología (SVI), citada por Efecto Cocuyo, destacó que para detectar la enfermedad son fundamentales los exámenes de laboratorio (transaminasas y serología), sin embargo, muchos laboratorios públicos no tienen la capacidad para realizar estos estudios.
“En la institución donde trabajo no hay análisis de las transaminasas desde hace dos años. Le toca al familiar gestionar los laboratorios en otra institución, a nivel privado o los mismos médicos recolectamos dinero entre nosotros para apoyar al paciente”, indicó la doctora.
Una manera de evitar o reducir el riesgo de daño hepático es tener el esquema completo de vacunación contra la hepatitis A y B, según recomiendan los especialistas. En Venezuela no todos los niños, niñas y adolescentes tienen acceso a estas inmunizaciones.
En el país, no se ha incluido la vacuna contra la hepatitis A en el esquema de inmunización del Ministerio de Salud. La Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría (Svpp) sí la incluye en su esquema, pero solo se consigue en el sector privado, con precios entre los 60 y 80 dólares la pediátrica y 90 dólares la de adultos. Mientras que los costos de la vacuna contra la hepatitis B en centros privados varían desde 22 hasta los 93 dólares, reseñó Efecto Cocuyo.
Es deber del Estado desarrollar políticas que garanticen el acceso a la vacunación eficiente y oportuna, como medida de protección temprana contra las hepatitis prevenibles. Además, debe velar porque todas las personas tengan acceso a una atención de salud oportuna y apropiada, conforme a los principios de disponibilidad, accesibilidad y calidad. También urgen soluciones en cuanto al servicio de agua potable, a fin de evitar condiciones de insalubridad que aumenten el riesgo de hepatitis A y E.