Venezuela es uno de los países más afectados de la región. Cerca del 80 % de su población no recibe agua de manera continua
María Alejandra Silva/Caleidoscopio Humano
(17-06-2022) En 1995 la Organización de Naciones Unidas (ONU) declaró el 17 de junio como el Día de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, con el objetivo de crear conciencia de la importancia que tiene para los seres humanos y el planeta abordar y dar soluciones a los problemas de desertificación y sequía.
Las sequías se encuentran entre las mayores amenazas para el desarrollo sostenible, especialmente en los países en desarrollo. Según la ONU el número y la duración de las sequías han aumentado un 29 % desde 2000 y, al día de hoy, hay más de 2300 millones de personas que sufren problemas a causa de la escasez de agua.
Por su parte, la UNICEF considera que uno de cada cuatro niños en el mundo se verá afectados por este fenómeno de aquí a 2040 y para 2050 se espera que las sequías afecten a tres cuartas partes de la población mundial.
La ONU también detalla que entre 1900 y 2019, las sequías afectaron a 2.700 millones de personas en todo el planeta y provocaron 11,7 millones de muertes.
¿Qué es la desertificación?
La desertificación es el resultado de una permanente degradación de los suelos, ocasionado por una constante desforestación de los bosques, la salinización, la falta de agua y una sobreexplotación de los acuíferos, que por lo general es producida por las distintas actividades económicas que lleva a cabo el hombre en distintas partes del mundo.
La pobreza, la inestabilidad política, la deforestación, el sobrepastoreo y las malas prácticas de riego afectan negativamente a la productividad del suelo, explica la ONU.
Venezuela y las áreas de desertificación
En Venezuela los climas secos están en la zona norte del país, que contempla los espacios áridos, semiáridos y húmedos secos, que coinciden con los lugares de mayor asentamiento de población.
Según el Ministerio del Poder Popular para el Ecosocialismo (Minec) en 2018 había estimaciones que indicaban que la superficie vulnerable de desertificación en Venezuela se ubicaba en 24 %, justamente en la zona norte del país donde vive cerca de 42 % de la población.
Sin embargo, Venezuela en 2020 fue el país de la región Amazónica con mayor densidad de incendios, medido como número de focos de calor entre superficie. Tuvo casi el doble que Brasil.
Por otra parte, Tina Oliveira-Miranda, representante del Programa de Monitoreo Socioambiental de la Amazonia Wataniba, afirmó que solo entre 2016 y 2020 en el país se perdieron 28 % de los bosques de la Amazonía. En esa misma zona, pero entre 2011 y 2015 se había perdido 7 %, y entre los años 2006 y 2010 se había perdido 18 %; lo que más impacta en el efecto del cambio climático en el país es la velocidad con la que este proceso está teniendo lugar; lo que afecta a la cantidad de carbono que se pierde.
Agregando que la expansión e intensificación de la deforestación en las cabeceras de las cuencas no solo va a afectar las emisiones actuales de carbono, sino la capacidad de los bosques para mantener el equilibrio de fijación y liberación, por la pérdida en la capacidad para captar agua con todas las consecuencias que implica
¿Qué hacer para frenar la desertificación y sequías?
La ONU recomienda que para frenar la desertificación hay que: Proporcionar una política forestal acorde con las necesidades del país, con medidas de reforestación y de control del suelo urbanizable, lucha contra incendios y talas indiscriminadas
Hoy más que nunca se requiere la adopción de políticas de estado que ayuden neutralizar la degradación de los suelos y donde todos los organismos involucrados asuman el compromiso para el logro de este objetivo que garantice el disfrute de todos los recursos que la madre naturaleza nos brinda.