Junto a los médicos, enfermeros y enfermeras han visto el deterioro del sistema de la salud pública durante los últimos años, siendo protagonistas de la agonía del sector
María Alejandra Silva/Caleidoscopio Humano
(12-05-2022) Cada 12 de mayo se celebra el Día Mundial de la Enfermería, creado para conmemorar a Florence Nightngale, fundadora de esta gran profesión humanitaria, así como celebrar a todos los enfermeros y enfermeras que a diario trabajan para salvar vidas en el mundo.
Entre 1853 y 1856 tuvo lugar la llamada guerra de Crimea, en la que se enfrentaron el imperio ruso entre contra una coalición de países que incluía a Reino Unido, Inglaterra y al Imperio Otomano.
Durante el conflicto, muchos soldados fueron heridos y murieron porque no había nadie para tratarlos. En ese momento, una enfermera llamada Florence Nightingale se ofreció como voluntaria para ir al campo de batalla a cuidar de los soldados heridos y salvar vidas. Se estableció en el Hospital Barrack, Scutari, y desde allí reformó los servicios de atención médica y de enfermería.
Florence creó una escuela de enfermería al finalizar la guerra. Dos años después de su muerte, en 1912, el Consejo Internacional de Enfermeras (CIE) estableció el 12 de mayo (día de nacimiento de Florence) como Día Internacional de la Enfermería.
Las enfermeras en Venezuela
Las enfermeras y enfermeros, junto a los médicos, han visto el deterioro del sistema de la salud pública durante los últimos años, siendo protagonistas de la agonía del sector.
Desde el inicio de la pandemia del COVID19 denunciaron las precarias condiciones en las que les toca atender a la población venezolana, por el colapso de los hospitales, provocando los continuos reclamos de los trabajadores de la salud.
«El Estado no nos protege de la COVID-19. Si presentamos síntomas, solo nos envían a nuestras casas por siete días sin posibilidad de poder adquirir los medicamentos porque el centro de salud no los tiene y tampoco podemos comprarlos con los salarios que ganamos», decía en 2020 Ana Rosario Contreras, presidenta del Colegio de Profesionales de Enfermería de Caracas.
Agregando que “no nos dan gel antibacterial, gorros ni guantes; solo nos dan un tapaboca que debemos usar por 15 días continuos”.
La representante de las enfermeras y enfermeros ha protestado en los últimos años por los derechos y reivindicaciones laborales del sector. Asegurando que, en varias ocasiones, sus compañeros han sido víctimas de persecución y detenciones por estas acciones.
“Antes de la pandemia, el personal de enfermería ya laboraba en condiciones catastróficas dentro de los hospitales venezolanos, sin insumos y con salarios que les condenan a la extrema pobreza. También somos perseguidos y amenazados por nuestros empleadores si exigimos nuestros derechos”, expresó Contreras.
Según un conteo de la ONG Médicos Unidos de Venezuela, para noviembre de 2021 contabilizaban 526 médicos y 162 enfermeras muertos por COVID-19. Todos se contagiaron durante jornadas de trabajo en centros de salud.
Bajos salarios y déficit de personal
El déficit de personal para 2018 era de 76,46 %. Se necesitaban 88.348 enfermeras adicionales para alcanzar el estándar planteado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Venezuela contaba con 27.200 enfermeras y debía tener 115.548.
En 2011, una enfermera recién graduada de licenciada ganaba el equivalente a 283,54 dólares, mientras que una de técnico superior 266,52 dólares. Una licenciada con posgrado y seis o más años de experiencia –el cargo más alto– ganaba el equivalente entre 304,76 y 609,52 dólares, dependiendo del cargo. Una enfermera técnico superior con uno a cuatro años de experiencia –el cargo profesional más bajo– ganaba entre 266,52 y 533,05 dólares, detalló el portal Prodavinci.
Actualmente, con el nuevo incremento salarial decretado por el presidente Nicolás Maduro, el salario de una enfermera profesional no supera los 40 dólares mensuales, a esto se le pueden sumar algún “bono especial” que anuncie la administración de Maduro, los cuales equivalen a 10 o 20 dólares.
Las enfermeras y enfermeros son uno de los primeros sectores prioritarios dentro del sistema de salud en el mundo y, actualmente en Venezuela, viven y trabajan en condiciones deplorables.