7 consejos para cuidar tu salud mental en un proceso migratorio

04/11/2023. CEAR – La salud mental es la base para comenzar un proceso de inclusión que permita reconstruir tu vida en un país nuevo. Sin embargo, lo más habitual después de haber vivido contextos de violencia, guerra o vulneración de derechos, tanto en tu lugar de origen como el en trayecto del viaje, es que el equilibrio emocional se vea afectado. Si a esto le sumamos, las dificultades en el proceso de adaptación a un nuevo contexto, las heridas psicológicas son aún más visibles. 


Desde la experiencia de nuestros equipos psicológicos, que han acompañado a miles de personas migrantes y refugiadas a recuperarse emocionalmente, estos sencillos consejos pueden hacer el camino más llevadero:  

1. Sentirse mal es normal

Ese sentimiento de dolor se llama duelo y necesitarás un tiempo para poder asimilarlo y transitar todas las emociones que implica mientras intentas adaptarte al difícil proceso de inclusión, a tu nueva vida en el país de acogida. Hay algo que no debes olvidar: Ya has llegado hasta aquí y por ello, tu valentía y tu fortaleza son enormes. 

2. Ten paciencia

Posiblemente, tu mente y tu cuerpo aún están en tu país, y necesitan tiempo para darse cuenta de que el peligro ha pasado. Han estado mucho tiempo ayudándote a sobrevivir, encendiendo una luz roja en tu cerebro para indicarte dónde estaba el peligro y ayudar a ponerte a salvo a ti y a los tuyos. Si tienes dificultades para dormir, te despiertas en medio de la noche con sueños y pesadillas, o estás pensando constantemente en el futuro, recuerda que es absolutamente normal. Poco a poco irá pasando. Aprender un idioma nuevo o una formación requieren también que la mente esté más tranquila, por eso necesita tiempo para recuperar el equilibrio. 

3. Tu prioridad es cuidarte

Lo que sientes, piensas y te pasa es importante. Por lo tanto, es imprescindible darle un espacio para que la herida abierta empiece a cicatrizar. Desahógate, llora, grita, baila, dibuja, escribe. Haz lo necesario para respetar y honrar el proceso que estás viviendo. 

4. Mantén rutinas

Aunque no tengas ganas, vístete y cuida tu higiene personal, sal a la calle todos los días. Los parques o espacios verdes son lugares de conexión con la naturaleza que pueden hacernos sentir un poquito mejor. Respira e intenta conectar con los sonidos y olores que te ofrece. 

5. Mente sana en cuerpo sano

Presta atención a tu cuerpo, haz ejercicio físico, sal a caminar, baila, pasea, muévete como te guste y como tu cuerpo te pida. Aunque no lo creas, muchas de las heridas de tu mente quedan reflejadas como un espejo en tu cuerpo. Observa si hay algún lugar de tu cuerpo que sientas especial dolor, quizás necesites una visita médica. Nuestro cuerpo nos envía señales continuas de socorro, escúchalas y ten compasión con ese cuerpo cansado. Es el que te ha ayudado a sobrevivir y el que necesitas para el futuro. Seguramente se sienta agotado, poco a poco irá recobrando la fuerza.  

6. Escucha a tus hijos e hijas

Si tienes menores a tu cargo, recuerda que también son importantes y que sus emociones y sentimientos también son valiosos. Es importante que entiendan, de acuerdo a su edad lo que está pasando, y que también tengan un espacio de escucha. 

 7. Juntas y juntos podemos con todo

Pide ayuda. Habla con gente de confianza o con nuevas amistades que puede que hayan pasado por situaciones parecidas a la tuya. Únete a los talleres grupales de CEAR u otras organizaciones, e intenta no aislarte, aunque solo te apetezca estar sola. El contacto con otras personas es muy importante para tu recuperación. Entre todas nos acompañamos. Si crees que necesitas ayuda profesional, búscala, para eso estamos los equipos de atención psicológica. Y, sobre todo, recuerda: juntas y juntos somos más fuertes. 

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