Una familia migrante venezolana sale cada día con un micrófono y una corneta a compartir alabanzas a Dios y pedir ayuda económica para mejorar su situación. El padre del grupo familiar sufrió un accidente al cruzar la selva del Darién, y desde entonces solicita donativos para poder alimentar a sus hijos
(04-06-2024) Recorren las calles de la Ciudad de México con un semblante débil. Comparten alabanzas a Dios y piden ayuda. Así se encuentra una familia migrante venezolana desde hace dos meses, luego de que el padre resultó lesionado durante su paso por la selva panameña del Darién.
La historia de Vanessa y su familia se dio a conocer a través de un video compartido en Instagram por el periodista mexicano de guerra e inmigración Óscar Ramírez. Posteriormente, el equipo de El Pitazo contactó a los venezolanos para conocer más detalles de su travesía a los Estados Unidos, pero prefirieron no compartir sus apellidos.
“Se me abrió una fístula y se me salió la colostomía, que es una tripa donde yo hago mis necesidades. Por ello, ando cantándole a Cristo y Dios, buscando una mano amiga para salir adelante”, señala el esposo de Vanessa en el video que circula en las redes sociales.
Estos venezolanos caminan por las calles mexicanas con un cartel de cartón que dice: “¡Somos migrantes, por favor, ayúdanos para comer! ¡Dios te bendiga!”.
Vanessa asegura a El Pitazo que los retos más complicados fueron cruzar la selva Darién y el tiempo que les ha tocado estar en México, porque cuando llegaron a Arriaga (Chiapas, en México) unos funcionarios federales les robaron el dinero que tenían reunido para este viaje.
“No es un secreto que hay federales que les quitan el dinero a los migrantes, a los pasajeros que van en los buses”, denuncia la venezolana.
“De Arriaga para acá fue difícil, difícil, porque no teníamos y nos tocó pedir en la calle hasta que llegamos a Ciudad de México. Aquí estábamos durmiendo en carpa y a veces tenemos para pagar un hotel”, añade la madre migrante a El Pitazo.
“Es un poco frustrante por la condición de mi esposo, que tuvo un accidente en la selva y se vio un poquito complicado”, relata la barquisimetana en el video de Ramírez. A esta madre le ha tocado salir a trabajar para brindarles alimentación y techo a sus tres hijos y apoyar con la medicación de su pareja.
Cruzar la selva del Darién con tres niños
Esta familia venezolana atravesó la selva de Darién con sus tres pequeños, de 6, 8 y 9 años, y tienen dos meses en Ciudad de México esperando la cita migratoria para ingresar a Estados Unidos, donde esperan conseguir una respuesta a las múltiples dificultades que enfrentan.
Su hija más grande se llama Jainelis, quien confiesa que lo más horrible de atravesar la selva del Darién fueron los monos. Por eso considera que este cruce no es un lugar para niños.
Los padres de Jainelis recuerdan cómo se quedaron solos en medio de esta jungla panameña porque el grupo continuó avanzando. Fue allí cuando escucharon cómo los animales hacían mucho ruido.
