Los 10 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la prevención del suicidio
Gabriela Buada Blondell. – Caleidoscopio Humano
Hablar de depresión o alguna afección mental suele ser calificado de manera estigmatizante, despectiva y hasta inhumana. Pero, ciertamente en Venezuela cada vez somos más los que alzamos nuestras voces para visibilizar este grave problema.
Entre los factores que pueden influir en el suicidio, figuran: problemas de salud mental como la depresión, la ansiedad, el trastorno bipolar y los factores socioeconómicos, como la pobreza, el desempleo y la falta de acceso a servicios de salud mental, así como la violencia y el abuso en el entorno.
Por desgracia, no hay cifras oficiales que den cuenta de la dimensión del problema, lo cual impide una correcta caracterización, por esto no sorprende que, aunque Venezuela no figura entre los países con las tasas más altas de suicidios, el aumento sí es alarmante.
El aumento de las tasas de suicidio en el país es alarmante y refleja una profunda desesperación colectiva. Según informes de diversas organizaciones no gubernamentales y testimonios de profesionales de la salud, cada vez más venezolanos han expresado pensamientos suicidas, y muchos han llevado a cabo este trágico acto. Este incremento no es solo una consecuencia de problemas individuales, sino que es un síntoma de un entorno social en crisis. La falta de acceso a servicios básicos, la pobreza extrema y la sensación de impotencia ante la situación actual han contribuido a abultar estas cifras. sobre todo en las regiones del país.
En tanto, el Estado venezolano no solo no caracteriza el problema al ocultar las cifras, sino que, además, no brinda acceso oportuno a los servicios psiquiátricos y psicoterapéuticos, sino que, además, no garantiza condiciones económicas, como salarios dignos, que permitan minimizar los riesgos de suicidio.
La vida digna en Venezuela lamentablemente es para pocos, ya que la gran mayoría depende de lo que reciben de sus familiares en el exterior o de cómo dividen su tiempo para tener dos y hasta tres empleos o trabajo remunerado para poder completar y prever en medio de tanta necesidad.
El tema de los servicios públicos, los constantes apagones y la ausencia de capacidad del gobierno de garantizar la estabilidad de los mismos solo da señales de la crisis multidimensional que se vive. La precariedad económica, la inseguridad, la violencia y la migración forzada han llevado a un deterioro significativo en la salud psicosocial de la población. En este contexto, la prevención del suicidio se convierte en un tema de urgencia que merece la atención inmediata de las autoridades, la sociedad civil y todo el país.
La falta de recursos destinados a la salud mental en Venezuela es devastadora. Los hospitales y clínicas están saturados y, en muchos casos, carecen de los tratamientos y medicamentos necesarios para abordar trastornos mentales. Por otro lado, la estigmatización de la salud mental sigue siendo un obstáculo importante que impide a muchas personas buscar ayuda. La cultura del silencio en torno a los problemas psicológicos agrava la situación, convirtiendo el sufrimiento en una carga solitaria y silenciosa.
Resultan esenciales programas de educación y concientización que fomenten la apertura y la comprensión del bienestar mental en el país. Invertir en la formación de profesionales, así como en la creación de líneas de apoyo y redes comunitarias, podría marcar una diferencia significativa. Además, es fundamental que se realicen campañas de prevención del suicidio que ofrezcan herramientas prácticas para la identificación de señales de alerta y estrategias de intervención.
La tristeza, la desesperanza y el sufrimiento no deben ser el destino de nigun país, de ninguna persona. La salud mental y la prevención del suicidio deben ser priorizadas como parte de un enfoque integral que promueva el bienestar social y emocional de la población.
Las pequeñas burbujas que podamos tener ante alguna crisis de salud mental que estamos padeciendo no pueden ser motivo de culpa o de señalamiento. Las redes de apoyo y nuestras voces son importantes para actuar a tiempo.