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Toros coleados: maltrato animal disfrazado de cultura

Francisco González/Internacionalista/Investigador de Caleidoscopio Humano

(16-04-2025) El coleo de toros, también conocido como toros coleados, es una práctica ecuestre originaria de Venezuela que se ha expandido a otros países de la región.

Tradicionalmente considerado un deporte, el coleo involucra a cuatro jinetes a caballo que compiten para derribar a un toro agarrándolo por la cola. El objetivo es hacerlo la mayor cantidad de veces posible dentro de un período de cuatro minutos.

La práctica del coleo está regulada por varias federaciones, siendo la Federación Venezolana de Coleo (FEVECO) una de las principales. Esta federación se compone de asociaciones estatales, asociaciones de clubes y, finalmente, los clubes de coleadores.

A pesar de su popularidad, la práctica ha sido objeto de fuertes críticas por parte de defensores de los derechos de los animales, quienes denuncian el maltrato inherente a la actividad. Testimonios y evidencia visual han revelado que, en numerosas ocasiones, los toros son sometidos a golpes, descargas eléctricas y otros actos de violencia durante el coleo.

Es frecuente que los becerros sufran fracturas durante el coleo, y aquellos que sobreviven a menudo son forzados a participar en nuevas competencias. El maltrato deja secuelas que los animales manifiestan con sumisión.

No es raro ver a un becerro, después de ser coleado varias veces, buscar refugio y negarse a correr.

A diferencia de las corridas de toros, donde la sangre es visible, el coleo produce lesiones internas en los becerros, ocultas al espectador, lo que lleva a muchos a creer que es un deporte sin violencia.

Esta situación ha generado un intenso debate sobre la ética de la práctica y su lugar en la sociedad contemporánea. En definitiva, el coleo de toros, más allá de un simple deporte, constituye un “show” de maltrato animal en vivo y en directo.

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