Fuente original: Coalición Digital por el periodismo. – En el marco del Día Internacional de la Libertad de Expresión, periodistas de la región denuncian los límites que enfrentan para informar con libertad
El 3 de mayo no es una fecha cualquiera. Es el Día Internacional de la Libertad de Expresión, y en América Latina, esa libertad se ejerce hoy con más riesgo que nunca. En ese contexto, el proyecto Píldoras Digitales contó con el privilegio de moderar el conversatorio “Sobrevivir al silencio”, para dar voz a quienes enfrentan día a día la represión, la censura, el exilio y la autocensura desde el oficio periodístico.
Las protagonistas fueron cinco mujeres periodistas con trayectorias que cruzan fronteras y luchas comunes: Emma Amador, Gabriela Buada Blondell, Leandra Medina, Erika Rojas y Sonia Osorio. Todas compartieron experiencias y análisis que, más allá de lo personal, trazan un mapa del periodismo amenazado en Venezuela, Nicaragua y otras partes de la región.
Cuando informar es resistir
Desde el exilio o dentro de sus países, las periodistas coinciden en un punto: hacer periodismo libre es hoy una forma de resistencia.
Sonia Osorio, presidenta de APEVEX, recordó que cientos de periodistas han salido de Venezuela no solo por razones económicas, sino por la persecución sistemática al ejercicio libre de la prensa. “APEVEVEX nació hace 12 años como red de apoyo a colegas en el exilio y en Venezuela”, explicó. Su labor abarca la formación profesional, el acompañamiento y las campañas de denuncia internacional.
En sintonía, Gabriela Buada Blondell, fundadora de Caleidoscopio Humano, fue contundente: “En Venezuela no hay libertad de prensa”. Denunció el control gubernamental sobre los medios, la censura, los cierres forzados y la criminalización de voces disidentes. Su organización visibiliza violaciones a los derechos humanos, especialmente en poblaciones vulnerables, con un enfoque de género y sin revictimizar a quienes denuncian.
La censura como política de Estado
Leandra Medina, investigadora independiente, abordó los marcos legales que profundizan la censura en Venezuela. “Desde 2020, investigamos cómo la represión se ha sofisticado”, señaló. Leyes como la de Delincuencia Organizada, la Ley contra el Odio o el reciente proyecto contra el fascismo y neofascismo, son herramientas para criminalizar el periodismo crítico. Además, denunció el hostigamiento a familiares de periodistas exiliados y alertó sobre los efectos de la autocensura.
Desde Nicaragua, Emma Amador contextualizó la represión en su país, donde el periodismo también ha sido perseguido y forzado al exilio. Denunció el control total del poder político, el uso del miedo como estrategia y el hostigamiento desde el lenguaje oficial. “Ellos quieren silenciarnos, pero mientras sigamos difundiendo la verdad, nos vamos a encontrar con esos embates”, sostuvo.
Exilio, miedo y reinvención
Erika Rojas, periodista e investigadora en libertad de expresión, abordó un fenómeno silencioso: la autocensura en el exilio. Relató cómo periodistas migrantes en EE. UU. temen hablar o publicar contenido sensible por miedo a represalias, no solo del país de origen, sino también por los riesgos legales en su país de acogida. “Estamos reviviendo la misma ansiedad que vivimos en Venezuela”, alertó. También advirtió sobre la amenaza que implica el proyecto de ley contra el fascismo: podría encarcelar periodistas por simplemente cubrir protestas.
Recomendaciones para no ceder al silencio
En el tramo final, las panelistas compartieron recomendaciones clave:
- Cuidar la vida, ante todo. “Ninguna noticia vale más que nuestras vidas”, dijo Emma Amador.
- Capacitarse y mantenerse actualizado, especialmente en herramientas digitales, ciberseguridad y verificación de datos.
- Ejercer el periodismo donde sea: desde una redacción, un blog o incluso si se trabaja fuera del oficio. “Sigan informando, aunque manejen un Uber”, dijo Osorio.
- Construir redes entre periodistas dentro y fuera del país, superar divisiones y trabajar en articulación.
- Formalizar la profesión: Erika Rojas insistió en la importancia de colegiarse y formarse en derechos humanos y verificación informativa.
- No normalizar la violencia ni la desinformación, incluso cuando se disfraza de discurso oficial o de ideologías.
Periodismo que incomoda, periodismo que importa
A lo largo del conversatorio, quedó clara una idea: el periodismo, cuando es libre y comprometido, incomoda. Por eso se le teme. Por eso se le persigue. Pero también por eso es indispensable.
En tiempos de represión, sobrevivir al silencio no es solo resistir; es crear, es hablar, es alzar la voz donde otros callan.