Los docentes universitarios sobreviven en una espiral compleja de carencias. La profesora Jacqueline Richter sostiene que el gremio se encuentra en la miseria absoluta.
(06-12-2021) La situación de la población universitaria en Venezuela es cada día más precaria. Los bajos salarios, las malas condiciones de la infraestructura de algunas instituciones, las fallas en los servicios públicos y la inseguridad alimentaria son algunos de los problemas que atraviesa gran parte de la población y que afecta el trabajo de los profesores universitarios en el país. En medio de esta realidad se conmemora el Día del Profesor Universitario, una celebración que se realiza el 5 de diciembre de cada año desde 1958 y que se ha visto opacada por las dificultades con las que vive este sector.
La precaria situación salarial de los profesores universitarios se ha agudizado hasta el punto en que el salario mínimo de un docente no supera los 0,25 dólares por día, de acuerdo con el Observatorio de Universidades (OBU).
La última encuesta realizada por el OBU arrojó que la carencia de servicios hace más pobres a los profesores (y estudiantes) y limita la posibilidad de llevar a cabo sus actividades.
“Sin agua, electricidad e Internet continuos y cocinando con fuentes alternativas al gas como la leña y la electricidad, los docentes y estudiantes del nivel superior sobreviven en una espiral compleja de carencias”, reseña el documento.
Un panorama ensombrecido
Jacqueline Richter, profesora titular a dedicación exclusiva de la Universidad Central de Venezuela (UCV), señala que siempre se ha hablado de la UCV como la casa que vence las sombras; sin embargo, destaca que hoy en día la sombra los arropa completamente.
“Ser universitario en este momento es una profesión compleja y difícil, como lo que le toca vivir a cualquier persona que se encuentra en lo que llamábamos tierra de gracia y que se ha convertido en una tierra de desgracia”, aseveró.
Durante un foro realizado por el observatorio denominado “ser docente universitario: ¿Cómo sobrevivir en Venezuela?”, la académica resaltó que ejercer la profesión en estos momentos va más allá de decir que hay pésimas condiciones de trabajo y salarios de hambre, debido a que no existen tales condiciones.
“No tenemos pésimas condiciones de trabajo, es que no hay condiciones de trabajo. Eso ya lo vivíamos antes de la pandemia, ir a trabajar implicaba aportar de nuestro propio salario para llegar al lugar donde se impartirá la clase, al realizar un examen teníamos que cubrir el costo de las hojas, al igual que los marcadores y tizas para las anotaciones en las pizarras”, detalla.
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