Ácido del diablo

Qué es el ácido del diablo, la mezcla química que usan en República Dominicana para agredir a mujeres

15 personas fueron atacadas con ácido del diablo en República Dominicana durante el 2021.

De acuerdo con la Fundación Vida sin Violencia, el país caribeño registró 15 casos de personas rociadas con el líquido durante 2021. En lo que va de 2022 se han registrado cuatro ataques. Foto: El País

El Diario

(27-01-2022) 15 personas, 14 de ellas mujeres, fueron gravemente afectadas en 2021 debido a que las rociaron con un líquido al que le llaman ácido del diablo en República Dominicana, de acuerdo con datos de la Unidad de Quemados Pearl F. Ort, del hospital Luis Eduardo Aybar de Santo Domingo. El instituto aseguró que los presuntos motivos son violencia machista, celos, robo y envidia. 

En septiembre de 2021, el Instituto Nacional de Protección de los Derechos del Consumidor de República Dominicana emitió una resolución que prohíbe de manera definitiva la venta de los químicos con los que se elabora el “ácido del diablo”. Esto como una medida para intentar frenar los ataques que, de acuerdo con la prensa dominicana, han destruido la vida de las víctimas.

Yanelis Arias, el caso que conmocionó al país  

El 20 de abril de 2021 un hombre tocó la puerta de la casa de Yanelis Arias, de 42 años de edad. El sujeto se identificó como mensajero de una floristería y cuando Arias abrió la puerta, el hombre le roció el líquido en la cara y el cuerpo. 

Yanelis Arias es una de las 14 mujeres víctimas de agresiones con “ácido del diablo”. Falleció 15 días después del ataque a causa de un choque séptico por las heridas infligidas con el líquido. La mujer se suma a las estadísticas de poco más de 81 feminicidios durante 2021, según los datos de la Fundación Vida Sin Violencia. El instituto agregó que en lo que va de enero de 2022 han ocurrido otros cuatro ataques con este líquido. 

Arias, que era madre de tres hijos que ahora son huérfanos, era residente en Estados Unidos, pero se encontraba de vacaciones en la casa de su familia, ubicada en el municipio de la provincia Hermanas Mirabal, en Santo Domingo.

Yanelis Arias, imagen cedida por familiares al diario El País

Efecto del líquido en el organismo

“Puede afectar los huesos y órganos vitales como el hígado y los riñones, así como causar ceguera y deformación permanente del rostro y otras partes del cuerpo”, explicó al diario español El País el cirujano Eddy Bruno, director de la Unidad de Quemados Pearl F. Ort sobre este líquido.

Según el médico dominicano, a urgencias de este centro llegan entre 1.600 a 1.700 casos de quemaduras al año, de las cuales el 5 % se debe a sustancias químicas. De ellas, un 4 % son mujeres: “Casi todas llegan por una agresión por violencia de género”. 

La tasa de mortalidad es baja pero, de acuerdo con el especialista, en las supervivientes “quedan secuelas físicas y psicológicas para toda la vida”. El caso de Yanelis Arias está entre las estadísticas de bajos índices de mortalidad.

Violencia machista en República Dominicana

República Dominicana es el segundo país de América Latina y el caribe con mayor incidencia de feminicidios, el primero es Honduras, esto de acuerdo con datos ofrecidos en 2020 por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). En dominicana, por cada 100 mujeres asesinadas, 2,4 son a causa de la violencia machista.

La Fundación Vida sin Violencia y la Procuraduría General de la República (PGR) revelaron en 2021 estadísticas que afirman que de 81 mujeres asesinadas, 62 fueron feminicidios íntimos, es decir, a manos de su pareja.

El diario El País reseñó que en muchos de los casos se suma la impunidad debido a la falencia de un Sistema Judicial y Ministerio de Interior y Policía débil; también a la falta de información y de registro oficial de atacados y, sobre todo, a la falta de coordinación entre las instituciones públicas competentes en el área.

Algunas de las historias de las víctimas del “ácido del diablo”

Yomaira Aquino, de 26 años de edad, fue atacada con ácido mientras dormía en su casa junto a sus dos hijos. No pudo ver a su victimario o victimaria, quien entró por la puerta trasera de la vivienda de madera. Nunca recibió asesoría ni su situación se notificó a las autoridades cuando ingresó al hospital.

«Yo me enteré de lo que me había pasado cuando me dieron de alta, dos meses después. Estuve casi todo el tiempo inconsciente. Sospecho quiénes pudieron ser, pero la Policía nunca presionó para que confesaran”, explicó Aquino.

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