Conmemorar a las personas mayores debe comenzar por garantizarles mejores condiciones de vida y reivindicar sus derechos para poder ofrecerles una vejez digna
(29-05-2024) Envejecer en un entorno adverso, esa es la realidad a la que se enfrentan las personas mayores en Venezuela.
La vejez digna, que todos merecemos disfrutar en algún momento, se esfuma en medio de las dificultades que se viven dentro de la Emergencia Humanitaria Compleja.
Conmemorar a las personas mayores, cada 29 de mayo, debe iniciar por ofrecerles mejores condiciones de vida y reivindicar sus derechos; pues, este grupo poblacional se encuentra en una de las etapas más vulnerables dentro del propio ciclo de la vida, llevándolos a padecer la crisis económica, sanitaria, social y política que atraviesa Venezuela, de forma diferenciada.
En la actualidad, son varios los desafíos que deben enfrentar las personas mayores; desde los bajos ingresos y el difícil acceso a la salud, hasta la compra de medicamentos y alimentos.
El Estado venezolano sigue en deuda con las personas mayores, pues todos esos obstáculos para gozar plenamente de sus derechos, les deja en rezago, incrementando las brechas de desigualdad de una población que debería estar descansando.
Caleidoscopio Humano ha venido documentando y visibilizando esta realidad que deja desprotegidos y sin derechos a quienes, en su momento, contribuyeron con su capital humano al desarrollo económico, político, social y cultural del país.
Bajos ingresos y alimentación deficiente
Las personas mayores perciben bajos ingresos, puesto que el monto de pensiones en el país se calcula tomando como referencia el salario mínimo y este, desde marzo del 2022, sigue siendo el mismo: 130 bolívares al mes, lo equivalente a 3,5 dólares.
Por consiguiente, los pensionados y jubilados se encuentran ante una lamentable situación, los índices inflacionarios en el país siguen aumentando y exponiendo aún más a este grupo etario.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI 2023), hay una estrecha relación entre vulnerabilidad y estrato de ingreso, asimismo, este estudio arrojó que un tercio de la población en Venezuela vive en inseguridad alimentaria moderada y severa, producto de que la mitad de los hogares no tienen suficientes ingresos para cubrir el costo de la canasta básica.
Esta realidad impacta, en mayor proporción, a las personas mayores, quienes dependen de las pensiones y los bonos otorgados por el gobierno, por lo que su alimentación es deficiente.
Datos revelados por la organización Convite, muestran que ya para 2021, el 42 % de las personas mayores en Venezuela, habían reducido sus porciones de comida, y que solo el 20 % consumía carne, y lo hacía cada 15 días.
Violencia hacia las personas mayores
Es importante destacar que, factores como la violencia también se ven con mayor recurrencia hacia las personas mayores, acentuando su vulnerabilidad.
Convite, en su más reciente informe: “Victimización de las Personas Mayores”, reveló que, durante el segundo semestre del 2023, 193 personas de este grupo poblacional murieron de forma violenta, igualmente, hace hincapié en la responsabilidad que tiene el Estado en la prevención de estos hechos.
El artículo 80 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, estipula que “El Estado garantizará a los ancianos y ancianas el pleno ejercicio de sus derechos y garantías. El Estado, (…) está obligado a respetar su dignidad humana, su autonomía y les garantizará atención integral y los beneficios de la seguridad social que eleven y aseguren su calidad de vida. Las pensiones y jubilaciones otorgadas mediante el sistema de Seguridad Social no podrán ser inferiores al salario mínimo urbano (…)”.
Sin embargo, nada de esto se ve materializado; de hecho, muchos de ellos están quedando atrás, como consecuencia de la migración forzada.
Migración forzada
Cuidar a los nietos es una de las responsabilidades que un gran número de personas mayores tuvieron que asumir, producto de la migración forzada que se registra en el país.
Quedar solos, sin ningún apoyo y a cargo de la alimentación, educación y cuidado de sus nietos, e incluso, de otros familiares cuyos padres se han ido, ya es una realidad frecuente.
En 2020, la migración ya había dejado en estado de orfandad a unas 900.000 personas mayores, sumado a ello el abandono institucional, con la carencia de implementación de políticas públicas, profundiza aún más las vulnerabilidades a la que ya se encuentra expuesto este grupo etario.
Así que más que conmemorar, el Estado debe hacerse responsable del daño irreparable que ha conducido a los niveles de pobreza más grandes a las personas mayores en Venezuela, porque el índice de desarrollo también se mide por la manera en que una sociedad cuida a sus ciudadanos en edad avanzada.