Niños y niñas, de entre 18 y 24 meses de vida, representan el mayor porcentaje de desnutrición aguda.
(7-11-2021)
En Venezuela, paliar el hambre en niños y niñas no es suficiente. La crisis prolongada ha impactado la nutrición y el crecimiento de los más pequeños, y esas implicaciones negativas podrían ser aún más evidentes con el paso de los años. Por ello, según especialistas, atender el retraso del crecimiento también debe ser una prioridad para el país.
Según el estudio «Patrones de emaciación y retraso del crecimiento lineal en niños venezolanos», presentado este viernes 5 de noviembre en la teleclínica de SOS Telemedicina sobre atención nutricional de Venezuela, la mayor proporción de desnutrición aguda detectada por la organización Cáritas de Venezuela se encontró en los niños más pequeños: antes de los dos años de edad, con una estabilización entre los 18 y los 24 meses de vida.
Susana Raffalli, nutricionista experta en seguridad alimentaria y nutrición pública, explicó que la prevalencia de la desnutrición aguda disminuyó entre 2017 y 2019 (12%) y, según actualizaciones de Cáritas, aumentó durante la pandemia para solo descender recién. El análisis detectó retraso del crecimiento en 33% de los niños con desnutrición aguda.
Del total de niños con retraso del crecimiento, 13% llegó a presentar desnutrición aguda. Este dato, de acuerdo con la experta, significa que existe un 87% restante con retraso del crecimiento que también necesita atención y que no está incluido en la mayoría de los programas de asistencia.
Así, Raffalli explicó que existe otra ventana para la acción frente a esto: antes de los 24 meses de edad, en los primeros 1.000 días de vida. De acuerdo con la especialista, hay niños atendidos por Cáritas que ya estaban afectados por el retraso del crecimiento lineal, independientemente de su diagnóstico nutricional.
«Los niños que llegan con retraso del crecimiento quizás ni siquiera pasaron hambre. Comieron, pero su nutrición no era efectiva», dijo.
Raffalli destacó que no tener hambre no es suficiente: se necesita calidad y seguridad nutricional. El estudio concluye que el retraso del crecimiento debe ser una prioridad humanitaria en el marco de la crisis prolongada en Venezuela, y así también prevenir la persistencia de la desnutrición aguda.
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