Los salarios que perciben son en dólares, pero sin ningún otro beneficio. La Federación de Trabajadores de Aragua denuncia, además, cómo con la proliferación de bodegones, supermercados y franquicias, entre otros comercios, la contratación de personal es una estafa para esa fuerza laboral que ronda en su mayoría los 18 y los 35 años de edad
(21-08-2022) Armando Navarro tiene 24 años de edad y trabajaba hasta hace poco en una tienda de equipos electrónicos y teléfonos celulares. Su jornada comenzaba a las 8 de la mañana y casi siempre se extendía hasta las 7 de la noche. De lunes a sábado. Un día mientras bajaba unas escaleras dentro del establecimiento, sufrió una torcedura en el pie izquierdo que devino esguince y en 15 días de reposo médico obligatorio.
“Llamé al jefe al día siguiente para notificarle que no podía ir a trabajar porque el médico me había ordenado inmovilizar el pie. Hasta ese día trabajé. Apenas me pagaron los tres días trabajados esa semana”, cuenta este joven maracayero que apenas recibía como salario el equivalente a $40 al mes, además de 2 % sobre las ventas que lograra.
Lo que me pagaron no me alcanzó ni siquiera para cancelar una radiografía que me ordenó el traumatólogo. Mi mamá debió asumir los costos médicos de mi rehabilitación”, dice.
Lo que vivió Armando le ocurre a muchos jóvenes aragüeños que debieron abandonar sus estudios para convertirse en un proveedor más de su grupo familiar y aceptar ofertas de trabajo en las que los salarios son cancelados en dólares, pero igualmente insuficientes para cubrir otras necesidades básicas.
“Son víctimas de una sobreexplotación laboral, sobre todo en negocios y comercios como bodegones, supermercados, franquicias y estaciones de servicio, entre otras, en donde les ofrecen un ‘paquete chileno’ en dólares en efectivo y sin recibos”, denuncia Raúl Maldonado, presidente de la Federación de Trabajadores del estado Aragua (Fetraragua).
Maldonado explica que estos comercios incurren en un delito cuando, al término de la relación laboral, cancelan las prestaciones con base en el último salario mínimo nacional.
Jorge Muñoz es barista. Trabaja en un conocido restaurante gourmet de Maracay y gana $300 al mes. Comienza a trabajar las 4 de la tarde y culmina cuando ya no hay clientes. Casi siempre es de madrugada cuando el transporte del establecimiento lo lleva a su casa. Solo tiene dos días libres rotativos al mes.
“Creo que aguanto porque soy joven, pero es muy agotador”, dice este joven de 23 años de edad.
Estas extenuantes jornadas son calificadas por el presidente de Fetraragua como explotación laboral.
La mayoría trabaja hasta 12 horas continuas sin que se les respete el horario establecido por ley de 40 horas semanales y de 8 horas diarias de lunes a viernes”, explica Maldonado.
El dirigente gremial cree que los propietarios de estos comercios y negocios utilizan como atractivo el pago en dólares para aprovecharse de la necesidad de muchos jóvenes que requieren un ingreso económico.
“Vemos con preocupación que en la misma medida en que prolifera este tipo de establecimientos, también abundan muchos dueños inescrupulosos y explotadores quienes, valiéndose de alguna protección, se aprovechan de la necesidad que tienen nuestros jóvenes de obtener ingresos para ellos y sus familias”, señala el presidente de la organización gremial.
Para el presidente de Fetraragua, Raúl Maldonado, nunca antes se había visto en el país una sobreexplotación laboral de la mano de obra joven, como la que se lleva a cabo en estos nuevos establecimientos comerciales.
Fetraragua viene monitoreando y registrando estas irregularidades en la contratación laboral del sector privado, pero su presidente admite que muchas de las víctimas de esta explotación laboral guardan silencio por temor a perder su única fuente de trabajo.
“Las formas de remuneración a los trabajadores de los bodegones son opacas y frente a la destrucción del salario mínimo legal, la capacidad de negociación de los trabajadores de los sectores con flujo en dólares es limitada. Aunque los bodegones reciban, en total, más divisas que bolívares, solo un escueto 12 % paga a sus asalariados su sueldo en divisas”, señala una investigación de campo realizada a finales de 2020 por Benedicte Bull, Antulio Rosales y Manuel Sutherland, como parte de una colaboración entre la Universidad de Oslo en Noruega y el Centro de Investigación y Formación Obrera (CIFO), en Venezuela.
De acuerdo con los datos de Fetraragua, actualmente, los salarios ofrecidos van desde los 80 hasta los $120 al mes, aunque hay comercios y establecimientos como los de medicinas y ventas de repuestos para vehículos que pueden ofrecer entre $150 y hasta $180 al mes.
La edad promedio de la fuerza laboral que accede a estas fuentes de empleo va desde los 18 hasta los 35 años, principalmente. La mayoría de esta población no estudia y prevalecen muchos casos de madres solteras muy jóvenes.
La Encuesta Nacional sobre Juventud (Enjuve 2021) determinó que, aunque la preocupación de los jóvenes por encontrar un empleo disminuyó de 42,8 % en 2013 a 33, 2 % en 2021, para 47,1 % de una población de 15 a 29 años, los problemas económicos más importantes tienen que ver con el acceso a empleos, el alto costo de la vida y escasez de alimentos.
“Estos trabajadores no tienen ningún otro beneficio. En algunos casos, existe una especie de estímulo por asistencia y puntualidad para evitar el ingreso fijo del trabajador. Otros, sobre todo quienes trabajan en supermercados, reciben al mes una bolsa de comida”, refiere Maldonado.
Esa bolsa de comida es el único aporte que Johana Calderón, de 22 años de edad, hace a su familia. Su salario de $100 al mes apenas le permite cubrir los gastos de transporte. Es sostén de hogar, pues a sus padres no les alcanza la pensión.
Quería estudiar Psicología, pero no puedo pagar la universidad y mis padres menos. Así que tuve que aceptar este trabajo”, se refiere al cargo de cajera que le asignaron en una nueva cadena de supermercados que ya ha abierto tres sucursales en Maracay.
Para 2021, 34 % de los jóvenes entre los 15 y los 29 años de edad solo trabajaba, mientras que apenas 4 %, combinaba el estudio con el trabajo.
Aunque el salario mínimo en los bodegones, por ejemplo, es 30 veces más alto que el salario mínimo que se devenga en la administración pública, 89 % de los trabajadores de los bodegones gana menos de $60 y 65 % del total general gana menos de $40 mensuales, refiere el estudio de Benedicte Bull, Antulio Rosales y Manuel Sutherland.
“Los beneficios de devengar remuneraciones en divisas son reales, al estar protegidas de la hiperinflación que sufre el bolívar. Sin embargo, a pesar de esta ventaja, 89 % de esos trabajadores recibe menos de 25 % de la canasta alimentaria de acuerdo con el Centro de Documentación y Análisis para los Trabajadores”, puntualiza la investigación.
Invitamos a los trabajadores a perder el miedo, a defender sus derechos y a denunciar esta situación ante los organismos correspondientes. Deben sumarse a la lucha gremial para obtener un salario digno y cónsono con la canasta básica familiar tal y como lo prevé la Constitución”, exhorta Maldonado.
El Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF) refiere en su informe de julio de 2022, que las remuneraciones de los trabajadores disminuyeron 6,6 % entre diciembre de 2021 y junio de 2022.
En términos de dólares estadounidenses —señala el estudio— la remuneración promedio en junio se situó en $118,4, menor que la de mayo ($119,5) y abril ($120,3), respectivamente. Así, de acuerdo con la información recolectada, la remuneración promedio mensual en junio de los gerentes fue de $261,4, la de los profesionales $175,7 y la de los obreros $107,4.