Docentes

Los docentes en Venezuela están sometidos a la pobreza y la precariedad

Educadores entrevistados por Caleidoscopio Humano manifestaron que sus salarios no les alcanzan ni para comprar sus alimentos

Por Yennifer Calvo/Caleidoscopio Humano

(11-05-2022) Ser docente en Venezuela es un acto de pura vocación y es que, a pesar de ser los responsables de educar a los próximos profesionales y fuerza trabajadora del país, este ha sido uno de los gremios más golpeados por la Emergencia Humanitaria Compleja y más maltratado por el Estado.

En los últimos cuatro años, ante las precarias condiciones salariales y un Estado que no atiende sus demandas, los maestros venezolanos hicieron casi 1.000 protestas para exigir salarios dignos, dotación de insumos necesarios para el ejercicio de su labor y mejoras en la infraestructura de los centros de trabajo, de acuerdo con Instituto de Altos Estudios Sindicales (Inaesin).

El pasado 22 de marzo, el Ministerio de Educación publicó la tabla salarial de docentes en Venezuela, tras el anuncio del aumento de sueldos decretado por el gobierno. 

De acuerdo con la tabla, los sueldos van desde los Bs. 264 ($57,89) a los Bs. 600,89 ($131,77), según el grado académico y la cantidad de horas trabajadas en la semana. 

Para conocer la situación de los docentes desde sus propias voces, el equipo de investigación de Caleidoscopio Humano entrevistó a educadores de distintos estados del país. 

Sus testimonios visibilizan lo difícil que es ser educador en Venezuela cuando el salario no alcanza ni para alimentarse. 

José Teixeira: “Es una deuda del Estado venezolano” 

Para José Teixeira, educador de Cumaná, estado Sucre, los docentes no están dignificados tal y como lo establece el artículo 91 de la Constitución.  

Aseguró que el salario del docente, con el reciente ajuste salarial, “de ninguna manera” alcanza para cubrir las necesidades. Del mismo modo,  indicó que las reivindicaciones salariales son “una deuda del Estado venezolano”. 

“Me he visto forzado a pintar fachadas y, es parte de lo que otros docentes realizan como ser taxistas, vender chucherías, café e improvisar bodeguitas en su casa o incursionar en el comercio ambulante, para obtener el efectivo necesario para pagar pasajes e ir a las escuelas o liceos”, agregó. 

Artículo 91. 

“Todo trabajador o trabajadora tiene derecho a un salario suficiente que le permita vivir con dignidad y cubrir para sí y su familia las necesidades básicas materiales, sociales e intelectuales”. 

Teixeira manifestó que el precario salario compromete su alimentación y la de su familia, debido a que en su lista de mercado debe priorizar el consumo de carbohidratos y disminuir el de proteína animal porque por sus altos costos solo puede comprarla de forma esporádica, aunque es necesaria para una dieta balanceada. 

“Un pollo se agota muy rápido en un grupo familiar y se deberá esperar hasta la próxima quincena, para comprar otro producto de proteína animal”, relató.

“Condiciones de vida de los docentes fueron disminuyendo de una manera catastrófica y hoy se encuentran en pobreza extrema”

Raquel Figueroa, educadora de Distrito Capital, considera que el Estado se ha apartado de su responsabilidad constitucional en el caso de velar por condiciones dignas para el ser humano. 

“En la carrera de educación, las condiciones de vida fueron disminuyendo de una manera catastrófica y hoy se encuentran en una condición de pobreza extrema, en una condición miserable”, manifestó. 

Agregó que desde el 2015, se viene desarrollando una política de pulverización del salario. Además, aseguró que la Organización Internacional del Trabajo (OIT), expresa que un trabajador está en pobreza extrema cuando su ingreso está por debajo de 2 $ diarios.

“El salario es un derecho, por lo tanto, debe ser suficiente para vivir en dignidad, cubrir las necesidades básicas materiales, sociales, e intelectuales. Esta es la concepción de una vida digna”, puntualizó.

Figueroa denunció que los docentes activos no tienen las mínimas condiciones para costear gastos médicos de rutina y tampoco para cubrir ni el 50 % de la canasta básica familiar. 

“Muchos han tenido que renunciar de manera forzosa y dedicarse a la buhonería para poder sobrevivir”, aseguró. Del mismo modo, lamentó que para los jubilados el panorama sea peor, porque las condiciones salariales son aún más precarias. 

“A los docentes no les da, inclusive, para enterrar dignamente a sus familiares” añadió. 

En su caso, cubre sus necesidades de alimentación, como tantos otros venezolanos, gracias a las remesas que le llegan de su hermana en Chile porque “lo que le pagan, a pesar del aumento del 20 %, alcanza solo para pagar servicios y comprar agua porque nunca hay por tuberías”.

“Salario de los docentes está muy lejos de representar un sueldo digno”

La situación del docente Raúl Yemiñame no es muy distinta a la de sus compañeros. Gracias a sus dos cargos, los de su esposa y la ayuda  económica de sus hijos desde Chile no ha tenido que dedicarse a alguna otra actividad. 

Sin embargo, considera que, en medio de la Emergencia Humanitaria Compleja que atraviesa el país, el sector educación es uno de los más afectados porque, al salario devaluado se le suma que la ONAPRE ha disminuido los beneficios contractuales y eliminado otros, por lo que el salario de los docentes está “muy lejos” de representar un sueldo digno.

Para que lo sea “el Estado debe aumentarlo a lo equivalente a tres canastas alimentarias”. 

“El salario me alcanza solo para cubrir gastos mínimos de alimentación de una semana” 

En Amazonas, los docentes se enfrentan a la misma realidad: un poder adquisitivo que no permite costear los gastos de la cesta básica alimentaria, vestimenta, artículos personales, gastos médicos y recreación, así relató una docente cuya identidad será protegida. 

“Mi sueldo alcanza solo para cubrir gastos mínimos de alimentación durante una  semana: desayuno una arepa pequeña con mantequilla y queso y una taza de café, almuerzo puedes consumir tres días de proteína animal, e ingeniarse para que el plato contenga todos los elementos esenciales para saciar o confortar ese alimento importante del día; merienda, con suerte, y cena lo mismo del desayuno. Sin poder comprar alimentos extras como verduras y frutas para una alimentación más sana,  por no contar con una entrada monetaria que pueda cubrir esos gastos”, detalló. 

“Mi sueldo se va en alquiler” 

En el estado Mérida, para una docente cuya identidad será resguardada, el último aumento no fue suficiente por lo que debe realizar otras actividades, como tareas dirigidas y ofrecer servicios de animación en fiestas infantiles, que le permitan generar los recursos necesarios para costear todos sus gastos. 

“Mi sueldo se va en alquiler y alimento para una semana, comprando lo necesario”, sostuvo. Del mismo modo, exige al Estado que garantice salarios que permitan “ir al mercado sin temor”, comprar vestimenta y pagar gastos médicos. 

¿Qué le exigen los docentes al  Estado? 

Los educadores no piden más que el respeto y el reconocimiento a la labor que desempeñan, respeto a sus derechos económicos, sociales, culturales y ambientales (DESCA) y a su derecho a vivir una vida plena.

Demandas que hoy el Estado no les está garantizando. 

En la mayoría de los casos de los docentes consultados exigen: 

  • Cumplimiento del Artículo 91 de la Constitución.
  • Salarios dignos que permitan cubrir la canasta básica, vestido, gastos médicos, servicios y recreación.  
  • Restablecimiento del derecho a la seguridad social, restitución del HCM y acceso a la salud. 
  • Dotación de insumos y buen funcionamiento del Instituto de Previsión y Asistencia Social del Ministerio de Educación (IPASME),  para que todos los educadores y sus familiares puedan ser atendidos allí. 
  • Un servicio de prevención social que incorpore el servicio funerario. 
  • Restablecimiento del sentido pedagógico que debe tener el docente. Su libertad de cátedra.
  • Mejoras en la infraestructura de los centros educativos. 
  • Servicios públicos de calidad, agua y electricidad, para poder desempeñar sus funciones. 

Tabla salarial del Ministerio de Educación, publicada en marzo 

  • 40 horas de trabajo a la semana
  • Bachiller no docente: 264,69 bolívares. (59$)
  • Bachiller docente: 287,44 bolívares. (64$)
  • TSU no docente: 307,61 bolívares. (69$)
  • TSU docente: 307,61 bolívares. (69$)
  • Profesional no docente: 329,85 bolívares. (73$)
  • Docente I: 329,85 bolívares. (73$)
  • Docente II: 342,43 bolívares. (76$)
  • Docente III: 359,28 bolívares. (80$)
  • Docente IV: 377,94 bolívares. (84$)
  • Docente V: 404,92 bolívares. (90$)
  • Docente VI: 450,70 bolívares. (100$)
  • 53 horas de trabajo a la semana
  • Bachiller no docente: 352,90 bolívares. (78$)
  • Bachiller docente: 383,23 bolívares. (85$)
  • TSU no docente: 410,12 bolívares. (91$)
  • TSU docente: 410,12 bolívares. (91$)
  • Profesional no docente: 439,77 bolívares. (98$)
  • Docente I: 439,77 bolívares. (98$)
  • Docente II: 456,55 bolívares. (101$)
  • Docente III: 479,00 bolívares. (106$)
  • Docente IV: 503,88 bolívares. (112$)
  • Docente V: 539,86 bolívares. (120$)
  • Docente VI: 600,89 bolívares. (134$)
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